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Scarlett.

Son las cinco y treinta de la mañana, si no bajo a desayunar a las seis, probablemente mamá se escandalice. Abrí la ventana de mi habitación rápidamente.

Papá estaba en el jardín listo para irse al trabajo.

-¡Buenos días! - Saludé desde mi ventana.

-¡Hola, princesa! - Gritó papá lanzando un beso para mí.

Me di media vuelta y observé el uniforme de la institución. Hace un año la directora Hopa Haddon decidió que era buena idea comenzar a usarlos dejando de lado nuestro libre albedrío con respecto a la ropa, le hice un par de modificaciones a la falda, no quería parecerme a las monjas que nos dan la misa desde las ocho.

Todas las mañanas a comulgar, pedir perdón, un par de oraciones y luego me encuentro con Ryan en su auto esperando a tener una tarde divertida. Somos novios desde hace seis meses, es el chico más lindo de la ciudad y realmente no me importa tener que pedir perdón por pasar un rato divertido con él. Tiene veintitrés, y las chicas de mi clase me envidian por salir con él, algo absurdo tal vez porque... Pelear por chicos no tiene sentido, sin embargo... Ryan es mío y supongo que... Si no lo fuese también estaría celosa.

-Scarlett, a desayunar. - Abrió la puerta mamá. - Deja de tener la cabeza en la luna, amor. Vanessa los dejará en la escuela.

-Sí, mamá. - Murmuré con una sonrisa.

-Y éste año, por favor... Tómalo en serio. - Murmuró.

-Sí, madre. - Dije fingiendo tristeza. - Prometo que éste año no dejaré que mis amigas influyan en mi comportamiento. No repetiré el año otra vez.

Mamá asintió y besó mi cabello antes de salir de la habitación.

Será un año largo.

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-¡Margot! - Grité saludando a mi mejor amiga. La rubia se giró sonriente. Corrí hasta abrazarla y noté los mechones rosa en su cabello. - ¿Qué te hiciste? - Pregunté.

-¿No te gustan?

-Los amo. Son muy sexy.

Margot sonrió y tomó mi brazo para caminar en camino al jardín. Las demás chicas llevan la falda como monjas.

-Ésto es peor que una cárcel. Joder. - Murmuré molesta.

Margot y yo caminamos hasta la parte trasera de la escuela, donde los árboles cubrían todo y el basurero apaciguaba cualquier aroma a cigarrillo.

Ella encendió uno y le dio una calada para luego entregarmelo.

-Todas aquí parecen monjas. No me las tiraría. - Murmuró. - Ni siquiera a la directora, pero ella está buena.

-Agh. - Giré los ojos. - Desde que descubriste que eres bisexual todo en lo que piensas es en sexo.

-No, desde que me di cuenta de que en éste pueblo de mierda tener novia iba a see tan difícil, ahí si que me he vuelto adicta. - Gruñó volviendo a fumar. Expulsó el humo y yo le di una calada al cigarrillo. - Y no sé de que te quejas, al menos yo no me joderé la vida tirandome a Ryan.

-Ryan es increíble. Cállate.

-Es un imbecil, y de paso tú eres otra tonta que folla sin protección.

-Que dice que se siente menos con el condón. Eso no es mi culpa, deberían hacer mejores preservativos y...

-Scarlett, hija. ¿En qué mundo vives? - Preguntó mi mejor amiga. - Es un imbecil, y sólo te busca para follar.

Desobediencia ; scarzzie. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora