El fuego de la forja:

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TRES MESES ANTES DEL TORNEO


En medio de la oscuridad de la noche, el sonido del martilleo contra metal y el rugiente crepitar de las llamas resonaba con la violencia de un volcán mientras una terrible tormenta azotaba Indianápolis.

Rayos caían del cielo y el viento soplaba, llevando consigo una risa maníaca.

—¡Está vivo!—gritaba una voz—. ¡Está vivo!

Entonces, Josephine, hija de Hécate, entró al taller de Leo derribando la puerta con una patada.

—¡Valdez!

El hijo de Hefesto pegó un brinco del susto, tropezando con los cables de su soldadora y cayendo de cabeza en su enorme molde de Bronce Celestial derretido.

—Oh, mierda...—murmuró—. ¡Ma'! ¡Me gustaban esos pantalones!

Se puso en pie y se sacudió, con su ropa deshaciéndose en llamas, cubierto de pies a cabeza por metal líquido al rojo vivo.

—¡Son las tres de la mañana!—le espetó Jo—. ¡No dejas dormir a Gerogina! ¡Ni a nadie más!

Leo se mostró avergonzado.

—Lo... lo siento—murmuró—. Supongo que me emocioné un poco...

La ex-cazadora se cruzó de brazos y suspiró suavizando el tono.

—Está bien, chico, muéstrame qué tienes ahí.

El hijo de Hefesto comenzó a dar saltitos mientras alzaba en alto una de sus Esferas de Arquímedes.

—¡Admirad!

Presionó un interruptor y el orbe comenzó a descomponerse y girar hasta acabar expandiéndose sobre el brazo derecho de Leo, convirtiéndose en una versión metálica mucho más grande y fuerte del mismo.

—¿Qué te parece?—sonrió.

Jo se rascó la cabeza.

—Es... un brazo.

—Es un autómata—corrigió Leo—. O, bueno, el brazo de uno... supongo. Mira, seré un genio único y maravilloso...

—Y muy humilde—rodó los ojos la mujer.

—Gracias, eso también—rió el chico—. El punto es que no soy muy bueno con el trabajo pesado. Pero soy ingeniero, lo que en realidad significa que soy muy bueno con el trabajo pesado. Estoy pensando en crear un traje, una armadura, con la cual pueda echar mano de los músculos que no tengo cuando haga falta.

—¿Sí... sabes... que podrías simplemente ir al gimnasio una o dos horas al día?

Leo lo descartó con un gesto.

—Quien tiene tiempo para esas cosas, ¡tengo niños a los cuales enseñar! Y el taller de reparaciones exige mucho de mí.

—¿Por eso estás riéndote cómo Victor Frankenstein mientras tratamos de dormir?

—¡Ya te pedí disculpas!—suspiró—. Mira, he estado intentando aplicar tus conocimientos mágicos a mis inventos. Creo que es el camino para continuar con el legado de Arquímedes y los demás hijos de Hefesto. El traje no es lo importante, sino lo que implicaría su creación.

Tomó una segunda esfera y se la lanzó a su madre adoptiva.

—Mira, el autómata funciona con la tecnología de Arquímedes como base, ¿cierto? Eso significa que es compatible con el resto de mis inventos. Las granadas, Festo, incluso el Argo II de seguir aquí. ¡Es simplemente perfecto! Lo que es más, si lograse adaptar una interfaz de esfera a la Estación de Paso...

Siete Años Después: (Percy Jackson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora