La calma antes de la tormenta:

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—LA CUARTA RONDA DE LA PRIMERA FASE HA LLEGADO A SU FIN—anunció Heimdall—. Y EL GANADOR ES: ¡¡PERSEUS JACKSON!!

El estadio estalló en vítores mientras el chico miraba a su alrededor con cansancio. Sus ojos se fijaron sobre el cuerpo Samirah, que yacía en el suelo manchada de sangre.

—Increíble...—dijo Thor en las gradas—. Así que ese es un hijo de Poseidón.

Se llevó la mano a Mjölnir, que colgaba de su cinturón, y suspiró deseando poder haber sido uno de los participantes.

—A pesar de todo, padre, tu ex-valquiria estuvo bastante cerca—añadió—. Ya que la fuerza y habilidad de los luchadores están equilibrados... ¿Qué dirías que fue el factor que lo decidió todo?

Odín se rascó la barba, mientras miraba sombríamente como el fuego crepitaba sobre el campo de batalla.

—Buena pregunta...—reconoció—. Supongo que lo que hizo la diferencia más importante fue...

—El resentimiento hacia los dioses, ¿qué si no?—terminó una nueva voz, por sobre el trono de Odín.

El padre de todos ni siquiera se inmutó.

—Loki... no creía yo que ya tuvieses fuerzas suficientes para proyectarte fuera de tu prisión. ¿Ya estás planeando escapar otra vez?

El dios del engaño se recostó sobre el respaldo del trono de su hermano de sangre.

—Ehm, nop. Al menos aún no—dijo—. A duras penas puedo moverme y hablar, no estoy en condiciones de planear la muerte de todos. Pero no te preocupes, un siglo de estos será.

Odín bufó.

Thor se volvió hacia su viejo amigo/enemigo.

—Bien, cerebrito, ya que estás aquí, ¿te importaría compartir tus retorcidos pensamientos?

El hijo de gigantes le sonrió afable, mientras su rostro se deformaba por las cicatrices y quemaduras.

—Te explico. Desde que mi pequeña desgracia, Samirah, se retiró del cuerpo de valqurias, no ha sido importunada por dioses molestos que quieran que cumpla alguna misión para ellos. Por otro lado, ese chico griego... bueno, si lo que he oido es cierto, prácticamente algún dios quiere algo de él cada fin de semana. Ninguno de los dos deseaba luchar en este pequeño juego divino, pero ya aquí, estaban dispuestos a ganar. No obstante...

—Samirah estaba luchando meramente por su lealtad hacia conmigo—completó Odín—. Era su gran regreso a la batalla. Perseus Jackson simplemente jamás ha podido retirarse del todo, aunque lo ha intentado. Estaba luchando no por que un dios se lo pidió, sino porque si consigue la victoria, podrá desear cualquier cosa para él y los suyos. Peleó por su familia, y eso fue lo que le proporcionó la fuerza de voluntad necesaria para derrotar a la mejor de mis valquirias.

—Vaya...—murmuró Thor—. Y pensar que las reglas del torneo lo están manteniendo atado de manos...

Odín asintió.

—La participación de Samirah a concluido, puede regresar a su vida en el momento que lo desee. Pero Perseus Jackson sigue atado a esta competición. En cierto sentido, fue la valquiria quien salió ganando de este combate.

Las puertas de salida del estadio se abrieron ante Percy, quien se encaminó lentamente por el pasillo, tratando de llegar a una enfermería o algo similar.

Unicamente consiguió dar diez pasos fuera de la arena antes de caer de rodillas y aferrarse al muñón arrancado que ahora tenía por brazo derecho. Su rostro estaba empapado de sudor.

Siete Años Después: (Percy Jackson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora