Coto de caza:

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¡¡FINALMENTE COMIENZA LA BATALLA!!

¡¡EL TERCER BLOQUE DE FURIA TRASCENDENTAL!!


El suelo comenzó a temblar violentamente, se cubrió de hierba y musgo, grandes troncos emergieron de la tierra y pronto el campo de batalla se tornó en un frondoso bosque de altos árboles.

"La luna de sangre quizá ayude a emparejar las cosas"—pensó Percy—. "Aún así, este bosque puede resultar terrible para Nico"

—Parece que tu mala suerte persiste—sonrió Reyna—. Desde que me uní a las cazadoras, el bosque es mi territorio. ¿No será demasiado para ti?

El hijo de Hades, devolviéndole aquella burlona sonrisa, desenvainó lentamente su espada: un metro de hierro estigio afilado y maligno, negro como una pesadilla.

—Ladras ladras pero no muerdes—se puso en guardia, emanando una peligrosa aura de poder—. ¿Y si mejor empezamos ya?

Reyna alzó una ceja.

—¿Ya no puedes esperar más? Qué impaciente.

—¡¡LAS PREPARACIONES ESTÁN LISTAS!! EL REPRESENTANTE DE HADES, NICO DI ANGELO VS LA REPRESENTANTE DE BELONA, REYNA RAMÍREZ-ARELLANO. ¡¡QUÉ EMPIECE EL COMBATE!!

Sin esperar más o mediar palabra alguna, Reyna tensó la cuerda de su arco y apuntó directamente al cráneo de su rival, disparando una saeta plateada con una velocidad y precisión letal.

Un silbido resonó por el bosque. Un gran agujero se abrió en el tronco de uno de los arboles. Nico había esquivado el disparo con un leve movimiento hacia su derecha, siempre manteniendo su espada en alto.

—Ha perforado el árbol...—se asombraron los espectadores.

Percy se llevó una mano al mentón.

"Y pensar que Nico sería capaz de esquivar algo así"—decía en sus adentros—. "Había olvidado lo impresionante que es. Sin embargo..."

En un parpadeo, Reyna había atravesado el bosque y había reaparecido a espaldas de su rival. Sin emitir sonido alguno, la pretor desenvainó su gladius de oro imperial y se dispuso a terminar con la pelea de un sólo golpe.

"Como pensaba, usar el arco no está nada mal"—sonrió—. "Pero... ¡Prefiero las cosas a la antigua!"

Lanzó su estocada, en curso de colisión directa con el cuello de su enemigo. La temperatura del ambiente bajó aún más, el viento dejó de correr y las sombras se revolvieron.

En menos de un segundo, Nico se había agachado, esquivando el golpe de su rival, y respondió girando sobre sí mismo mientras trazaba un arco ascendente trasversal con su espada.

Reyna abrió los ojos como platos, retrocediendo con un salto mientras el costado izquierdo de su abdomen sangraba profusamente.

—Nada mal—admitió—. Después de todo, no has cambiado en lo más mínimo, hijo de Hades.

—Oh, créeme que he cambiado—sonrió Nico—. Simplemente me parece que las cazadoras, más que enseñarte nuevos trucos, te han ablandado.

La romana lo encaró una vez más.

—¿Realmente piensas eso, chico?

El hijo de Hades se rió.

—Bueno, si no es el caso, estás más que invitada a demostrármelo.

Los ojos de la cazadora refulgieron.

—Me tomaste por sorpresa una vez—dijo—. No volverá a pasar. Mal por ti, claro, estoy comenzando a emocionarme.

Siete Años Después: (Percy Jackson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora