Uno con la naturaleza:

88 12 2
                                    


¡¡SE MANIFIESTA UNA CUMBRE QUE SUPERA EL ENTENDIMIENTO HUMANO!!


—Así que Litierses ha empezado a reconocer al cíclope—murmuró Deméter.

Tritón le miró confundido.

—¿A qué te refieres?

—Litierses ha alcanzado el estado definitivo al que todo hijo mío puede aspirar. Él ha abierto su cuerpo, mente y espíritu a la tierra, haciéndose uno con la naturaleza. El mundo entero es su dominio y el cultivo su espada.


ÉL ESCUCHA A TODA LA CREACIÓN


—Bien entonces—sonreía el espadachín, con un demencial brillo esmeralda refulgiendo en su mirar—. Te mostraré lo que es el arte de segar vidas.

Tyson le miraba aún estupefacto, extrañado de que sus manos aún no tuviesen nada de carne o sangre impregnados.

—¿Cómo lo has esquivado?—preguntó—. Pretendía acabar contigo con ese golpe de ahora. Así que esta es una parte de la fuerza de Litierses, el cegador de hombres. ¡Interesante! ¿Cuál es el límite de la espada del Dios de la Espada? Muéstramelo.

El cíclope se puso en guardia.

—¡¡Sigamos!!

Con una arrolladora fuerza, el monstruo atravesó el campo de batalla como una máquina imparable de destrucción, lanzando un puñetazo directamente al cráneo de su adversario.

"Qué rápido"—pensó Litierses—. "Realmente me sorprendes, cíclope".

El cuerpo de Litierses pareció parpadear por sólo un milisegundo, desapareciendo y reapareciendo a centímetros de donde originalmente estaba, apenas lo suficiente como para esquivar el golpe de su rival. Y, apuntando al vientre expuesto del cíclope con el pomo de su espada, dejó que a una dura capa de corteza creciese a su alrededor, anclando sus pies al suelo con profundas raíces y cubriendo todo su tronco hasta la punta de su arma con una fuerte armadura de madera.

"Te agradezco que me dejes usar tu velocidad..."

Tyson abrió su ojo desmesuradamente ante la inesperada resistencia. Un bramido de dolor escapó de su pecho mientras toda la potencia de su golpe le era devuelta, concentrada únicamente en la boca de su estómago. El suelo se despedazó a sus pies, y una explosión de viento azotó las gradas.

El cíclope salió despedido de espaldas como una bala de cañón, estrellándose violentamente contra la pared del anfiteatro. Todos los espectadores quedaron mudos de asombro, incapaces de dar explicación a lo que acababan de ver.

La corteza que cubría el cuerpo de Litierses se deshizo en el aire con un suave chasquido. El mango de su espada echaba humo a causa de la velocidad de su movimiento. Ahora se alzaba el semidiós hijo de Deméter, sonriente por sobre su descomunal adversario.

—¿Qu...? ¡¿Qué demonios ha pasado?!—exclamó el público.

—LO... ¡¿LO HA MANDADO A VOLAR?!—gritó Heimdall—. ¡¿A ALGUIEN CON UN CUERPO TAN GRANDE?!

Percy sufrió un tic en el ojo al ver a su hermano ser golpeado de tal manera, no obstante, como espadachín, no podía evitar admirarse de la habilidad de la que hacía gala el hijo de Deméter.

—Eso de ahora fue una estocada que cargaba con el peso corporal tanto de sí mismo como de su enemigo—comprendió—. Es una técnica increíble, pero por lo que veo, incluso eso es poca cosa para el nivel actual del segador.

Siete Años Después: (Percy Jackson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora