Reyes y ladrones:

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EL LADRÓN DEL RAYO CUBIERTO DE HERIDAS


Ante los innumerables espectadores reunidos en el cielo, el hijo maldito de Hermes se alzaba desafiante ante la suprema autoridad del faraón de Egipto, apuntándole con su espada directo al cuello, con sus ojos refulgiendo en oro y sonriendo con impertinencia.

—Así que puedes recibir uno de mis ataques y seguir sonriendo—reconoció Carter—. Es tal y como Percy dijo... ¡No esperaba menos de ti!

El mago se abalanzó de frente una vez más, lanzando sendos cortes y estocadas con la hoja curva de su espada. Luke se mantuvo firme en su sitio, bloqueado y desviando los embates con Backbiter. Ambas armas echaban chispas al contacto, convertidas en poco más que borrones brillantes en el cielo. El faraón se mostraba más fuerte, del todo decidido en cumplir su misión, pero el semidiós era ágil, capaz de esquivar con leves y certeros movimientos de su cuerpo, saltos y quiebros ayudados por las zapatillas aladas de Hermes.

—¡¡CARTER UTILIZA SU PODEROSA ESPADA PARA DESATAR UNA FEROZ RÁFAGA DE ATAQUES!! ¡¡LUKE NO TIENE MÁS OPCIÓN QUE ESQUIVAR LAS ESTOCADAS!!

El mestizo apretó los dientes a causa del dolor cuando un corte sangrante se abrió en su mejilla izquierda, y luego otro a través de su pecho. Su velocidad estaba disminuyendo, al igual que su energía, mientras que la de su adversario parecía no tener fin.

—Todo el daño que recibió realmente tuvo efecto—comentó Annabeth—. No está pudiendo hacer nada por atacar...

—No—repuso Percy, cruzándose de brazos—. Es una suposición, pero creo que está esperando por una oportunidad para usar esa técnica de antes.

Carter volvió a cargar de frente. Su oponente le esquivó con un salto hacia el costado, ganándose una nueva herida, ahora en el costado derecho del abdomen.

El faraón retrajo su arma, respiró profundamente, apuntó y volvió a abalanzarse sobre su rival, trazando un arco descendente con su hoja mientras se envolvía a sí mismo con su enorme avatar de batalla.

Con un rugido, aquel guerrero halcón de seis metros desató su furia sobre el ladrón del rayo, quien se percibía diminuto e impotente ante la furia de aquel hombre que se codeaba con los dioses.

—¡¡LA PODEROSA ESPADA DE CARTER VUELVE PARA GOLPEAR CON FUERZA A LUKE!!

Annabeth apartó la mirada.

—Ya no tiene posibilidad...

Ares asintió satisfecho.

—Se terminó.

No obstante, el hijo de Hermes aún no había jugado todas sus cartas.

Sus ojos dorados relucieron aún más por breves instantes. El suelo estalló en pedazos y escombros volaron por el suelo cuando la espada de Carter impactó contra la arena, pero Luke no estaba por ningún lado.

—¡¿Lo ha esquivado?!—se sorprendió el dios de la guerra.

Entonces, de un momento para el otro, el semidiós reapareció flotando por el cielo con ayuda de sus zapatillas aladas, cayendo con la espada sujeta a dos manos sobre el pecho del avatar de Carter y hundiéndole su hoja con gran fuerza.

Soltando un grito de guerra, el hijo de Hermes desató una nueva oleada de poder puro, rompiendo en mil pedazos el caparazón mágico de su oponente y disparándole contra el suelo con excesiva violencia, haciéndole desaparecer en una nube de humo, tragado por un cráter de magnitudes bíblicas.

Siete Años Después: (Percy Jackson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora