Cabellos dorados:

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Thalia atacó veloz como una gacela contra su enemigo, apuntando su lanza cargada de electricidad.

—¡¿HA USADO UNA DISTRACCIÓN NADA MÁS EMPEZAR?! ¡¡QUÉ VIL!!

Meg McCaffrey observó el embate con los ojos muy abiertos.

—Espera un momento... ¡¡No me digas que se ha anticipado a ese tal Alex nada más empezar!!


¡PARA LA CAZADORA EL PRIMERO EN ACTUAR GANA!


"Esta es una cacería"—pensaba Thalia—. "¡¡Y en la naturaleza es cazar o ser cazado!!"

Su lanza perforó la red que había dispuesto sobre su enemigo, y un rayo refulgió partiendo el cielo en dos.

El aire se cargó de electricidad y chispas volaron en todas direcciones.

—¡¡Lo tiene!!—celebraban sus hermanas cazadoras.

Samirah sonrió muy levemente.

—No... Ha fallado.

Thalia abrió los ojos en par en par, mirando los restos humeantes ensartados en su arma. Su propia red, su karpa, y el manto que cubría momentos antes a su oponente.

—¿Pero qué...?

Sus instintos de semidiosa entraron en alerta máxima, escuchó un zumbido junto a sus oíos, como el aleteo de una mosca, y como salido de la nada, Alex Fierro se materializó detrás de ella.

—¡Ahora es Fierro el que la ha tomado desprevenida!—exclamaron los espectadoras.

—Su posicionamiento es impecable—reconoció Percy—. Ahora sólo queda ver... cual será el arma de Alex...

"Thalia ha tardado demasiado en reaccionar"—pensó—. "No podrá escapar".

No obstante, para sorpresa de todos los presentes, la hija de Zeus no titubeo. La presión disminuyó tan violentamente que Alex sintió que se le taponaban los oídos y su cabello se erizó ante el aumento de electricidad en el aire.

—Aquí viene otra vez...—comprendió.

Saltó hacia atrás justo a tiempo para evitar ser calcinado por un rayo, quedando temblando con el cuerpo humeante mientras multitud de cortes sangrantes se abrían en sus brazos y tronco, fruto de los escombros que salieron disparados tras la explosión.

—Oh... eso duele...—murmuró, marcando distancias con su oponente.

Thalia le miró con suma sorpresa.

—¡¿No le he dado en ningún punto vital?!

—Menudo intercambio...—decían los espectadores.

—Thalia no deja de usar trucos—comentó Meg.

Sadie Kane, desde su habitación de espera, rió a carcajadas y aplaudió animadamente.

—¡Me agrada esa chica!

En su privilegiado palco, Hera contempló el combate en un tenso silencio.

—Grace...

—Je... ¿es distinta a la imagen que tenías de ella, reina Hera?—preguntó Artemisa, sin quitar sus ojos del campo de batalla—. Es más fácil admirar su habilidad cuando no se está cegado por el rencor hacia su padre. Contemple la apariencia de alguien dispuesta a cualquier cosa con tal de obtener la victoria, mi lugarteniente Thalia Grace.

La hija de Zeus hizo girar su lanza velozmente antes de volverse para encarar a su rival.

—Eres bastante divertida—reconoció Alex.

Siete Años Después: (Percy Jackson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora