El sol y la estrella:

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Con todos los ojos puestos sobre el campo de batalla, la presión en el ambiente aumentó exponencialmente.

—¡A partir de ahora veremos la verdadera esencia de Reyna!—bramó Hylla, con gran ánimo.

Hades frunció el ceño, visiblemente preocupado.

—¿Cómo puede esa niña tener una fuerza así?

—Es el poder de Belona—comprendió Apolo—. Reyna está luchando bajo el amparo de mi propia fuerza divina...

Los ojos de Percy relucieron fugazmente.

—La presencia de Reyna ha cambiado claramente...


EL PASADO, TRAUMAS, AMISTAD...

¡¡TODO ELLO SE JUNTA PARA ALIMENTAR SU PODER!!


Los ojos de Reyna sangraban, su cuerpo echaba humo a causa de la energía que corría por su sistema, pero la sonrisa que adornaba su rostro no menguaba. La cazadora miraba al cielo con ambición, como si quisiese saltar y devorar el sol.

—Mi cuerpo... ¿hasta dónde aguantará canalizar la fuerza de un dios?—preguntó entre carcajadas—. Se siente como si no dejara de crecer, ahora mismo...

—¡¡DE ALGUNA MANERA PUEDO SENTIRLO!!—gritó Heimdall—. ¡¡ES ATERRADOR!! ¡¡EL PODER DE UNO Y CIENTOS YACE EN EL CUERPO DE LA ANTIGUA PRETOR!!

Nico respiró profundamente, aguzando el oído, y casi sin darse cuenta comenzó a acompañar al canto de Will con un ligero tarareo.

—Así que esa es tu carta de triunfo, ¿eh?—preguntó finalmente—. Ciertamente, puedo notar el peligro. Pero mientras tenga a Will a mi lado, no me siento con ganas de perder.

El rey de los fantasmas apuntó su espada y se puso en guardia, bañado por la luz solar de su amado que no hacía más que remarcar la sombra de su silueta. Ambos, Nico y Will, eran un eclipse viviente, un evento astronómico único y consciente que pelearía hasta el final.

Reyna, muy lentamente, bajó la mirada hasta volver a posarla sobre su oponente.

El suelo estalló a su paso y el aire crepitó intensamente a causa de la energía acumulada. La cazadora había desaparecido en menos de un parpadeo.

"¡¡Es rápida!!"—pensó Nico—. "Esta vez la he perdido completamente... Will, ¿dónde se ha metido?!"

La voz del hijo de Apolo hizo eco por el cielo, resonando a través de la tierra, las hojas y los troncos de los árboles. Los ojos desgarrados de Nico refulgieron con intensidad mientras el chico retrocedía con un salto, asiendo su espada estigia firmemente.

"¡¡A la izquierda!!"—comprendió—. "No hay nada de qué preocuparse, la puedo ver gracias a ti"

Trazó un arco con su hoja y lanzó su golpe, dándose cuenta entonces de lo errado que había estado. Una mortal presencia se cernía inmisericorde sobre él, salvaje e imparable, pero fría y calculadora.

"¡¿Qu...?! ¡¿Por la espalda?!"

Los espectadores guardaron un silencio de muerte. Reyna lanzó un puñetazo, y Nico la evadió con un pequeño desliz hacia un costado. A cambio de evadir un golpe mortal, la oreja izquierda del rey de los fantasmas le fue arrancada en medio de un mar de sangre.

Antes de que el chico pudiera recomponerse, la cazadora torció su cuerpo y asestó una poderosa patada sobre el cuerpo de su rival, mandándolo a volar violentamente hacia atrás.

Siete Años Después: (Percy Jackson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora