Un espeso silencio se apoderó de las gradas del anfiteatro, lentamente roto por el incontenible llanto de las cazadoras que veían impotentes como, irremediablemente, moría su hermana.
—¿Qué...?
—Zoë...
—Zoë... ¡¿Ha perdido?!
Una señal de alarma hendió el aire con su silbido. Al instante, un cuerpo de valquirias bajaron raudas del cielo para apresurarse a llevar a la vencedora hasta la enfermería.
—Quemaduras graves en todo el cuerpo, contusiones, huesos rotos, órganos aplastados...
—Ritmo cardiaco disminuyendo.
—¡Llévenla al médico inmediatamente!
—¡¡Rápido!!
Mientras Zia era evacuada, las cazadoras de Artemisa hacían esfuerzos inhumanos por no derrumbarse. Zoë ya estaba muerta antes del inicio de la competición, ella no volvería como los demás. Acababan de perderla, esta vez para siempre.
—Maldita sea...—murmuraban, limpiándose las lágrimas.
—Te llevaste a Zoë...
—¡¡Maldición, devuélvela!!
—¡¡Zoë!!
—¡¡Zoë!!
—¡¡Zoë!!
—¡¡Zoë!!
—¡¡Zoë!!
—¡¡Zoë!!
—¡¡Zoë!!
—¡¡Zoë!!
Artemisa, con la mirada envuelta en sombras, sonrió muy levemente mientras se secaba las lágrimas.
—Recibe bien estas ovaciones, oh Zoë, la más sobresaliente de mis campeonas.
Contemplándolo todo desde la distancia, Amos exhaló un suspiro de alivio, llevándose una mano al rostro. Estaba cansado, probablemente también algo enfermo, tenía la frente perlada de sudor frío.
—Por lo dañada que está Zia, supongo que ya no debemos subestimar a ningún oponente...—murmuró—. Está bien, nosotros, la Casa de la Vida, no seremos derrotados.
Heimdall estaba harto.
Cuando le habían dado un pase libre de su extenuante trabajo de vigilar en Bifröst 24/7 para ser comentarista de un torneo de lucha entre héroes y semidioses no se lo pensó dos veces. Era la elección lógica, con su vista y oídos infalibles era poco lo que se escapaba de su entendimiento durante el caos de la batalla.
No obstante, la emoción se le había pasado rápido.
Todos y cada uno de los guerreros de su panteón habían sido miserablemente derrotados.
En honor a la verdad, habían dado la talla. Sus oponentes no habían sido cualesquiera, sino los más grandes héroes que el mundo hubiese visto en siglos. Perseus Jackson, Amos Kane, Leo Valdez, Thalia Grace, Frank Zhang y el mismísimo dios Apolo. Pero aún así, la frustración, la impotencia de ver a sus favoritos caer uno detrás del otro empezaba a ser demasiada.
Ahora ponía toda su esperanza en una única persona: la última guerrera del Valhalla.
Inhaló profundamente, rezando en sus adentros para cualquier otro dios que fuese tan amable de escucharle. Una última oportunidad, eso era lo que tenía el panteón escandinavo. El más joven de los tres panteones reunidos en aquel escenario, el más barbárico a ojos del resto. Tenían que demostrar de lo que estaban hechos, y rápido.
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Siete Años Después: (Percy Jackson)
FanfictionLos dioses han decidido que quieren probar de una vez por todas quién es el más grande héroe en la existencia. Cada dios tiene a un candidato favorito para el puesto, por lo que todo se decidirá en un torneo. PRIMERA BATALLA: Hazel Levesque VS Walt...