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El pequeño eco que hacía sus tacones al entrar a la silenciosa casa solo incómoda a el pelinegro, más que incomodar, lo ponía nervioso.

—Tomen asiento

Habló la señora Park e inmediatamente Jungkook se dirigió con Jimin a sentarse en una de los sillones. Tomando la mano del menor.

Jungkook respiró ondo y sonrió.

La señora Park tomó asiento en el sillón que se encontraba al frente de su hijo que estaba sentando al lado del pelinegro, y entonces después de un corto silencio, habló.

—¿Quién te presentó a Jimin, Jungkook?, ¿Acaso fue Taehyung?

—No mamá, yo lo conocí por qué me quedé en la calle por casualidad y

—¿Que hacía Hoseok? ¿Por qué no te estaba cuidando?

—Eh..no, digo, yo conocí a su hijo cuando vine a presentarme junto a mi madre, ella le ofreció una torta de fresa que Jimin recibió, ¿no?

—Eh...si

—Ya veo, entonces lamento no haber estado para recibirlos como se debe pero mi trabajo no me lo permite

—No se preocupe, y volviendo a su pregunta, lo conocí cuando vine a dejar la tarta

—Bien...¿Desde cuándo?

—Apenas lo nuestro está iniciando —respondió el rubio— primero comenzamos como amigos pero ahora queremos llevar-

—Lo lamento, es que no llego a entender, Jimin, ¿A tí desde cuándo te gustan los hombres? —miró al pelinegro— no quiero ofenderte pero mi hijo nunca se atrevería a seducirte, el nunca ha hecho esas cosas y no entiendo cómo... excepto a qué tú lo hayas corr-

—Madre, estás siendo muy grosera con Jungkook, y sí, se qué es de sorprender pero no, Jungkook me explicó estas cosas, su "mundo" no es diferente al mío

—¿Mundo? ¿Han estado saliendo, Jimin has estado saliendo?

—Mamá yo..

—¿No te dije? No quiero que te expongas, no quiero que te hagan daño otra vez, tú —se levantó del sillón y miró al pelinegro— quiero que te retires ahora mismo de mi casa

—Señora lamento que su hijo no le haya informado pero si se va a molestar, hágalo conmigo, fuí yo quién insistía

—¿Qué? No Jungkook, fuí yo y...y no le veo nada de malo mamá ¡Soy grande! Tengo diecinueve por poco, no me trates como un niño

—Pues no puedes hacer las cosas por tu misma cuenta hijo, todo el tiempo fuí yo quién te ayudaba ¿o ya no recuerdas que estás ciego de por vida?

Los ojos de Jimin se cristalizaron y Jungkook sentía impotencia, quería hacer algo, decir algo, pero temía que algo dicho o un mal movimiento, la señora ya no lo deje entrar a verlo.

Todo quedó en un pequeño silencio hasta que el sonido de unas llaves abriendo la puerta inundó la casa de aquel chillón ruido. Era Hoseok entrando con una enorme sonrisa, pero al ver a Jungkook en la puerta de entrada junto a la señora Park y con Jimin lagrimiando en el sillón supo que todo estaba mal.

—Te odio

Fue lo primero que se escuchó después del silencio.

La señora Park giró lentamente hacía dónde escuchó al dueño de esa voz.

—¿Jimin? —Preguntó sin poder creerlo.

—Te odio, te odio, te odio TE ODIO ¡SE QUÉ ESTOY CIEGO Y NUNCA VOLVERÉ A VER! PERO NO ME LO TIENES QUE RECORDAR SIEMPRE, CADA DÍA ME ESFUERZO PARA HACER MIS COSAS POR MÍ MISMO PERO TODO ES EN VANO PORQUE SOY Y SIEMPRE SERÉ UN MALDITO ESTOR-

Lentamente el rubio llevó una sus manos a su mejía derecha, que hace tan solo unos cortos segundos había sido cacheteada por su madre.

Hoseok tomó a Jimin de los brazos y sin decir nada se lo llevó escaleras arriba.

Jungkook apesar de estar expulsando humos, se despidió con una pequeña inclinada de cabeza y se fue de la casa.

La señora Park tomó su mano y la cerró en un puño. Corrió hacía su habitación y cerró la puerta fuertemente. Se acercó a unos de sus cajones de noche y sacó un pequeño frasco. Sacó tres pastillas y se las tragó.

—Lo lamento hijo, lo lamento...

Con Jimin.

—¿Estás bien? —preguntó Hoseok ayudando a Jimin a desvestirse para ponerle su pijama. Éste no había dicho ni había hecho nada desde lo que sucedió minutos abajo.

—Traeré una taza de té caliente para que te calmes, ya vuelvo

Dijo acostandolo y cubriéndolo con su frazada.

Jimin se acomodó apoyándose de costado y mirando para su ventana. La luz de la luna reflejaba su rostro, de éste, las lágrimas que salían de sus ojos.

Jimin se sentía confundido, dolido, apenado.

Nunca había sentido tanto mareo en responder o en decir algo tan simple como estar en una relación con un hombre, nunca le había gritado a su madre, y nunca había sido gritado y cacheteado por esa misma persona.

—¿Te encuentras bien mi amor?

Jimin al escuchar la voz de Jungkook en su habitación se levantó rápidamente de su cama para sentarse y abrir sus brazos, los cuales fueron recibidos por los de Jungkook rápidamente para formar un fuerte abrazo.

—Me siento mal...muy mal Jungkook

Y ahí fue donde se desahogó con todas las lágrimas que tenía por derramar.

—Estoy aquí... tranquilo, me tienes a mí

Y esas palabras reconfortaron tanto a Jimin que con todos sus pensamientos revueltos y emociones encontradas habló con el corazón.

—Jungkook...hazme el amor

M.A💜

𝕐𝕆𝕌ℝ 𝔼𝕐𝔼𝕊 𝕋𝔼𝕃𝕃 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora