Juntos

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Dominic sintió su sien palpitar indignado, pero no cedió al disgusto.

-¿Por qué?- repitió utilizando un tono meloso y reforzando sus feromonas, lo tenía en sus brazos embelesado, solo era cuestión de tiempo antes que cediera -¿Acaso tu cuerpo no quiere estar conmigo, tu no quieres estar conmigo? Yo puedo hacer que todo el malestar que está cursando tu cuerpo desaparezca-

Eso ni el mismo se lo creía, llevaba esperando la llamada de Madox hacia días con la confirmación ya sabida de que era un omega y que le dijera que sustancia tenía en la sangre que le causaba estragos. No lo demostraba, pero la seguridad e integridad de su cuerpo como omega le preocupaba.

Era bien sabido que tomar supresores u otro medicamento para suprimir el celo durante tanto tiempo podía quizás no ser letal, pero sí muy nocivo. Solo esperaba que los resultados fueran positivos, pues nadie se interpondría a que él diera a luz a sus cachorros.

La idea lo hizo temblar de anticipación y pegarlo más a él moviendo su cadera haciendo que su creciente erección se rozara con la que también sintió por parte del chico, lo tenía excitado, solo se preguntaba si ya estaba húmedo. Con solo pensar que podría saborearlo salivaba. Sus colmillos ardieron en la comisura de sus labios.

Hacerlo suya. La sensación era muy intensa.

Metió su muslo entre los de él y desplazo la mano hacia su nalga apretándola y pegándolo a su cadera para que pudiera sentir su gran erección. Se sorprendió de lo suaves que eran y del volumen que disimulaba con la chaqueta larga de su traje. Eran perfectas para sus manos. Sus dedos se desplazaron lo más adentro que pudo entre la unión de sus nalgas para palpar si estaba lo que quería, aunque se desilusionó un poco al encontrarlo seco.

La oyó gemir contra él, al descubrir una nueva sensación.

-Dominic- lo llamó casi implorando y no supo la razón.

-Acepta irte conmigo, precioso- besó su mejilla hasta sus labios -Te haré ver el cielo las veces que quieras- devoró su boca introduciendo su lengua y enredándola con la de él tan profundamente que sus bocas estaban muy abiertas en un beso obsceno y húmedo. Quería saborearlo tanto que la ansiedad estaba haciendo estrego en él. Y lo peor es que ya estaba dolorosamente duro.

-Nooo- Aidan apenas salió de sus labios cuando fue de nuevo atacado. Podía jurar que sentía la lengua del alfa en su garganta. Nunca había sido bosado de aquella forma, tan salvaje.

Dominic lo pego más contra la pared, rozando su cadera contra la del menor en busca de más fricción. Con un movimiento rápido le abrió el traje y pudo sentir como los pezones duros se marcaban en la camisa y no dudó mucho en atrapar uno entre sus dedos y apretarlo. Lo oyó gemir deliciosamente contra su boca. Aquella que estaba empapada de saliva tanto suya como ajena. Rico.

-¿Por qué? ¿Por qué eres tan terco? ¿Por qué no quieres irte conmigo?-

-Porque me traicionarás en cuanto tengas la primera oportunidad-

Dominic detuvo todas sus caricias y alzó la cabeza mirándolo fijamente.

-Acaso te he dado algún motivo para que pienses eso- apretaba sus labios.

Él afirmó y bajó la cabeza.

-Aquel día, después de pedirte ayuda, incluso cuando dijiste que era tu pareja destinada, tú estabas besándote con tu actual pareja. Y ahora me dices que no estás con ella, que garantía tengo de que no me harás lo mismo-

-Porque no es lo mismo Aidan-

Bajó las manos hasta su cintura y lo abrazó cariñosamente sin dejarle oportunidad para que escapara.

-Cuando un alfa encuentra a su pareja destinada es capaz de dejar incluso a su familia por tal de estar con ella. Tú mismo lo sentiste incluso bajo los efectos de esos medicamentos raros-

-No puedo confiar en ti Dominic. No confío en los alfas, no confío fácilmente en las personas-

-Confiaste en tu familia y en tu novio-

-Y vez en donde estoy- alzó un poco su voz sin darse cuenta -Déjame pensarlo, mi cabeza ahora no puede tomar esa decisión-

-No puedo permitir que vuelvas a ese lugar donde está el desgraciado de tu novio. Y si... -se calló al recordar lo que le había hecho y apretó la palma hasta que las uñas empezaban a romper la piel. No te estoy pidiendo que empieces una relación así sin más conmigo- estaba realmente preocupado -Si quieres puedo comprarte un apartamento para que estés a salvo-

-No es como si me fueran a matar Dominic, estas exagerando las cosas-

-No las estoy exagerando Aidan- el parecía molesto y la llama del deseo se había esfumado totalmente de sus ojos -¿Cuánto tiempo hubieras tomado esas pastillas si no nos hubiéramos conocido? ¿qué te habría pasado a largo plazo? solo de pensarlo- suspiró sobrecargado.

Nunca había sentido tanta angustia por nadie. Así que así se sentía tener a tu pareja destinada. La explosión de sentimientos también era nueva para él.

Él estaba quieto con los ojos cerrados. Sabía que lo que el alfa decía era la pura verdad.

-No puedo aceptar que me compres un apartamento-

-Entonces ven al mío. Quédate en el cuarto de invitados. Si quieres que iniciemos suave, puedo hacer ese sacrificio a pesar de que mi parte alfa quiera reclamarte-

Él alzó la mirada y lo vio.

-Déjame pensarlo-

Dominic sonrió y lo soltó poniendo distancia entre ellos. Se dio cuenta del desastre que había provocado en su ropa y extendió las manos para ayudarlo a acomodarlo, pero él se lo negó con la mano.

-Puedo hacerlo yo solo- decía eso, pero sus manos temblaban ligeramente.

Dominic asintió y se giró hacia la mesa y se sentó tomando el sobre con los documentos y empezarlos analizar. Darle espacio lo tranquilizaría. Ya se había dado cuenta que sofocarlo no traía buenos resultados.

Él retomando el control y terminando de acomodar su ropa se acercó y también se sentó empezando a explicar cómo iba el proyecto. Cualquiera que entrara en ese momento no se imaginaria lo que había ocurrido a menos que se enfocara en las feromonas aun dispersas en la atmósfera y que aun afectaban al menor.

***

Aidan suspiró sonoramente cuando la hora del almuerzo comenzó. Había salido vivo de la oficina de aquel alfa. Había pensado que lo harían allí mismo. Su cuerpo se había dado rienda suelta por si solo y lo único que anhelaba era que fuera tocado por Dominic. Bajó la cabeza al sentir sus mejillas calientes. Que tenía él que lo hacía reaccionar así. Negar que no le gustaba a esa altura parecería algo raro. No sabía si era por los últimos acontecimientos. Tampoco podía decir que estaba enamorado, esa era una palabra un poco fuerte, apenas lo conocía y poco habían intercambiado. Pero la idea de tenerlo a su lado como pareja no le pareció desagradable, incluso se veía más acorde que con su actual ex relación.

-Director- uno de los jóvenes de la empresa entró corriendo en el departamento- Alguien lo busca allá abajo-

Él se extrañó.

-¿Quién?-

-Bueno, una mujer joven, muy hermosa, por cierto-

Sintió alivio al saber que no era ni su madre ni Hans, no quería verlo, no ahora ni en un buen tiempo.

-Gracias- agradeció y bajó los pisos por el elevador. Caminó hacia la entrada cuando la vio allí. Con su cuerpo delgado pero pequeño, rasgos suaves y provocadores. Radiante y perfecta. No podía equivocarse.

Fue hacia donde estaba y se detuvo. Si, era ella. La omega que besaba a Dominic aquel día. Su pareja.

La chica de giró cuando lo sintió y entre la bufanda de plumas dejó a la vista una hermosa sonrisa.

-Qué bueno que te conozco, debes ser Aidan -alzó una ceja después- Tú y yo tenemos mucho de qué hablar-

No soy tuyo, AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora