El rostro de Madox, a diferencia de lo que esperó Julian fue de duda y después se puso pensativo.
-¿Omega?- inclinó la cabeza y su cabello cayó a un lado.
-La misma omega que me empujó por la escalera ¿Vas a negar que no tuviste nada con ella? Si hasta hablaron cuando me atrapaste- Julian se secó las lágrimas dejando que un sentimiento incómodo lo llenara.
-Ohhh, esa loca- pronunció- Pues no, no pasó nada con ella. Reconozco que dejé que se me acercara, pero le dije que estaba comprometido y sería futuro padre que ya no me gusta las mujeres que le abren las piernas a cualquiera. Si vieras la cara que puso. Se siente extraño rechazar a una mujer después de todo, pero no se sintió mal- le sonrió.
En cambio, el rostro de Julian estaba sumamente serio.
-Pajarito, no me mire así ¿Crees que te engañaría? Nunca antes te he mentido. Ni una sola vez. No estaría con nadie ahora y menos ahora que estás esperando mis cachorritas ¿No confías en mí?-
Julian negó lentamente con la cabeza.
-Lo siento Madox pero no puedo vivir con esta incertidumbre por siempre. Para nosotros los omegas entregarnos a un alfa significa ponernos un collar al cuello y condenarnos. Los alfas pueden romper el vínculo, acostarse con otras personas y quien paga el sufrimiento es el omega. Puede que ahora digas que no, pero no sé mañana como serán las cosas. Has sido de una manera por mucho tiempo, acaso puedes dejar de lado todo eso por completo-
El rostro de Madox se puso serio. Julian daba en el punto. Él se había convertido en una persona amante del sexo casual sin compromiso. Nunca había estado en una relación seria que pidiera todo de él ¿Soportaría la presión?
-Entonces enséñeme Julian- le pidió- Enséñame a ser alguien que solo necesita de una persona para ser feliz. Empecemos desde cero los dos. Olvidemos nuestro pasado de una vez por todas y comencemos con nuestras hijas. Aprendamos de nuestros errores y hagámonos fuertes juntos-
Los labios del omega se abrieron para después cerrarse. Le estaba pidiendo abandonar todo y volver a comenzar. Eso sería lindo, pero se preguntó si serían capaces. Habían pasado por mucho y ese pasado era el que los tenía atado a ambos.
Vaciló. Este Madox hablaba completamente diferente al que conocía, hasta miraba diferente. Y si era verdad había rechazado a aquella omega ¿tendría fiebre? Abrió nuevamente la boca cuando el celular del alfa sonó.
Madox gruñó y lo sacó del bolsillo.
-Mal momento para llamar director- respondió levantándose de la cama.
Julian lo observó por un rato mientras él conversaba no muy armoniosamente por el celular y sus músculos se tensaban. Al parecer no era nada bueno. El alfa se estaba molestando. Él pasó la mano por encima de su barriguita y esperó. Simplemente pensando.
-Mierda- gritó Madox al colgar.
-¿Qué pasó?- él no alzó la vista.
-Tengo que volver urgente. Tres de mis pacientes entraron graves al hospital y no saben cómo estabilizarlos pues llevan tratamientos especiales de hormonas. En ese maldito hospital siempre dependen de los demás- gruñó dejándose caer en la cama y agarrando su cabeza entre sus manos.
-¿Cuándo tienes que volver?- la voz de él era calmada.
Madox se enderezó.
-Hoy, ya mandaron un jet privado que me viene a buscar y estará aquí en una hora-
Las manos de Julian se detuvieron de su masaje a su pancita.
-Cuando te vayas...no vuelvas- su voz era solo un susurro.
Madox se levantó de golpe.
-¿En serio quieres que realmente salga de tu vida? Acaso no escuchaste todo lo que te dije. Estoy dispuesto a mandar todo a la mierda por ti Julian. Por qué simplemente no nos das una oportunidad. Si no es por ti, al menos que sea por nuestras hijas, pero no me digas que no regrese-
-Señor- una enfermera entró en la habitación ante el escándalo que provocaba el alfa- Si no baja la voz tendrá que irse. No puede alterar a los pacientes-
Madox chasqueó la lengua.
-No hace falta que me saquen. Yo me voy- y dio media vuelta pero se detuvo antes de irse- Pero no creas Julian que te escaparás tan fácilmente de mí. Volveré en cuanto termine. No tengo intenciones de que mis hijas no tengan a su padre y que mi omega las críe solo.
Y salió.
La enfermera se acercó a Julian que estaba pálido y le tocó el hombro.
-¿Está bien?- pero Julian rompió en un sonoro llanto. Llanto que se oyó en todo el pasillo.
***
Para cuando Irene llegó a buscar a su sobrino lo encontró con todos los ojos rojos y la mirada perdida.
-Tía, que debo hacer- lo escuchó balbucear.
La mujer se sentó al lado de Julian y le tocó el rostro.
-Sabes. Esta tarde me enteré de todo lo que había pasado realmente con el alfa que vino a buscarte. Él...-
Le contó toda la historia escuchada por parte de testigos de la escandalosa escena que había ocurrido es noche y del rechazo de la omega más cotizada de la zona.
-Julian ¿qué quieres hacer?-
El omega la miró y apretó sus labios.
-No sé tía. Mi mente me dice que si voy con él puedo volver a sufrir. No quiero volver a sufrir, ya lo hice durante muchos años en aquella casa junto a la persona que creía que me traería felicidad-
-¿Y qué te dice tu corazón?- le puso la mano en su pecho.
Julian pestañeó lentamente.
-Que no debería dejarlo ir tía. Realmente lo amé y todavía lo hago. Es el padre de mis hijas-
Irene respiró profundo.
-A ver, seamos realistas. El tipo es un cabrón, pero tiene sus partes negativas como todo el mundo y positivas. No me cae muy bien pero no es mi vida. ¿A quién vas a escuchar? ¿A tú mente o a tu corazón?-
Una pregunta que Julian tenía que responder y tenía un tiempo limitado para ello.
***
Madox estaba de muy mal humor. Sus feromonas hacían que las personas se alejaran de él. Y con razón. Estaba feliz porque había encontrado a Julian pero muy decepcionado de su mismo por no lograr traerla consigo.
Se pasó la mano por el rostro. Maldecía todo y sobre todo su director y trabajo. Estaba seguro que con un poco más de tiempo podría haber convencido a Julian, pero no. Todo se estaba poniendo en su camino.
-Señor Madox, se le llama por a la puerta 3-
El alfa oyó su nombre para abordar el jet que había llegado. Suspirando y agotado se levantó y agarró su maleta y caminó hasta a puerta, pero se detuvo en la raya límite. Si cruzaba esa raya significaba que de alguna forma se rendía. Julian podría escapar si él lo abandonaba ahora. Por otro lado, estaba su trabajo, en el que había invertido casi toda su vida.
¿Qué era más importante?
A eso solo había una sola respuesta.
Sacó su celular y marcó un número. La persona que contactó no era tan buena como él pero sabría cómo tratar a sus pacientes. Ahora su vida privada era más importante que otra cosa. Si su carrera se destruía podría empezar de nuevo al lado de su nueva familia. De eso estaba seguro.
Y colgando después de convencer a esa persona se giró para encaminarse hacia donde estaba su futuro pero no necesitó dar un paso. A unos metros de él estaba la figura menuda y pelirroja que tanto quería ver. Y a su lado una pequeña maleta.
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No soy tuyo, Alfa
RomanceDominic, un alfa prestigioso que compra una empresa en declive, nunca se imaginó que uno de los jefes de área seria su pareja destinada, un joven llamando Aidan Aunque hay dos problemas. Ambos están comprometidos. Pero lo peor, es que Aidan dice ser...