Madox miraba una y otra vez el papel en su mano con la dirección de un lugar remoto del otro lado del país. Una zona costera que apenas si tenía una población de más de 1 000 personas. ¿Qué demonios hacía él recibiendo una llamada desde allí?
Aun cuando esa pregunta cruzaba su mente, su corazón latía frenético. Se palpó el pecho y su instinto le dictaba que fuera a ese lugar, por muy lejos que fuera. Sacó su celular para ver en la pantalla un mensaje de la mujer que acababa de ver donde le maldecía hasta del día que se iba a morir por haberla rechazado y simplemente usado sin dar nada a cambio. Realmente no tenía ganas para sexo y menos después de tener aquella dirección.
Marcó un número y espero que el alfa del otro lado respondiera.
-Me voy de viaje por unos días-
Hubo un silencio del otro lado.
-¿Estás seguro?- Dominic no sonaba muy seguro.
-Amigo mío, siempre he sido un alfa que se ha guiado por su instinto, pero esta es la primera vez que mi instinto me llama a otro lugar y no dentro de las piernas de una mujer. Eso es una señal para que cambie la perspectiva de mi vida-
Hubo un silencio del otro lado de la línea.
-Si es lo que estoy pensando espero que tengas suerte-
Madox sonrió dolorosamente. No debía emocionarse mucho porque estaba seguro que la decepción lo destrozaría, pero…no tenía nada que perder. Ese lugar lo llamaba. Esa llamada cada vez era más importante y no sabía por qué.
-te mantendré informado- Madox se dispuso a colgar cuando Dominic lo detuvo primero.
-Más te vale, tengo intención de pedirle matrimonio a Aidan y hacer una boda. Tú serás mi padrino. Ese lugar no lo puede ocupar nadie más ¿entendido?-
Madox bufó.
-De cuando acá yo te obedezco. Soy el padrino si me da la gana, no porque tú me lo pidas, pero si me entero que le diste ese lugar a alguien más antes de que yo vuelva me aseguraré de volarte el culo ¿entendido?-
Ambos alfas se rieron para después colgar. Madox se quedó mirando la pantalla de su celular con una expresión sombría. Se alegraba por Dominic y de que hubiera sentado cabeza con un omega que lo pusiera en su lugar, pero eso le hacía recordar que él había sido un imbécil que había dejado pasar también la oportunidad de ser feliz.
Julian.
El único que había estado a su lado sin pedirle nada, sin cuestionarlo a pesar de su promiscua vida. Y se seguro el que más lo había amado sin mirar la riqueza que lo rodeaba.
***
Madox bajó de su jet privado después de cinco horas de vuelo y podía jurar que estaba exhausto. Habían tenido que dar varias vueltas pues la pista de aterrizaje era pequeña y había estado ocupada la mayor parte del tiempo. Afuera del pequeño aeropuerto lo esperaba un auto alquilado donde guardó su equipaje y se fue al hotel más cercano.
Planificó dormir algo para tener energía pero apenas pudo por lo que a las 5 de la mañana ya estaba despierto. Por lo tanto ¿qué era mejor que empezar su búsqueda?
En la recepción preguntó por la dirección y le indicaron que quedaba en el extremo de la pequeña villa. No tardó mucho tiempo en llegar al descapotable y comenzar el trayecto. Podía jurar que su corazón quería saltar de su pecho y sus manos temblaban mientras manejaba.
El ambiente de aquel lugar era agradable. La brisa suave con olor del mar cercano golpeaba su rostro y agitaba su cabello rubio que había perdido su corte y caía en suaves ondas a la altura del cuello. Era un buen sitio para unas vacaciones. Las personas del pueblo, más abajo parecían tener una divertida rutina de pescar y hacer los quehaceres de la casa. No había mucho en aquel lugar pero si la tranquilidad y la felicidad de vivir en familia.
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No soy tuyo, Alfa
RomansaDominic, un alfa prestigioso que compra una empresa en declive, nunca se imaginó que uno de los jefes de área seria su pareja destinada, un joven llamando Aidan Aunque hay dos problemas. Ambos están comprometidos. Pero lo peor, es que Aidan dice ser...