Pajarito

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Julian estuvo delante de la puerta en cuanto sintió el primer toque y la abrió revelando el cuerpo grande y sexy del alfa que quería. Madox le sonrió y dio un paso dentro del apartamento rodeando su cadera con el grueso brazo y lo atrajo hacia él. Lo impulsó hacia arriba agarrando su nalga con ansias y atrapó sus labios de forma dominante.

Julian se derritió en sus brazos como siempre ocurría cada vez que las feromonas del alfa lo envolvían de aquél forma. Envolvió sus brazos en la estrecha cintura y dejó que la lengua de él hiciera estragos dentro de su boca. Al separarse sus piernas eran casi gelatinas y los ojos de Madox lo miraban con un ansia salvaje que casi le hizo olvidar el objetivo de por qué lo mandó a llamar.

-Tú celo es dentro de poco- le dijo contra los labios antes de lamerlos con fuerza –Lo espero con ansias-

A pesar de las palabras conquistadoras y melosa de Madox, Julian sabía que no eran en serio. Aquel alfa por muy bueno que estuviera nunca hablaba en serio en cuanto a alguna relación o cercanía romántica. Mientras lo satisficieran sexualmente él buscaría a quien fuera. Sino fuera porque sus celos eran irregulares y él perdiera la conciencia total, tal vez no se rebajaría al punto de quererlo a su lado. Pero cuando un omega se fijaba en un alfa era difícil que renunciara a él.

Pensando en eso, giró su rostro cayendo los labios masculinos sobre su mejilla.

-Madox podrías ver a mi amigo por favor- dijo de forma suave a pesar de los temblores que lo recorrían por la mano de él que comenzaba a desplazarse a zonas peligrosas. Si seguía así se humedecería y estaba seguro que él alfa pretendía eso.

Lo oyó gruñir contra su oído de forma sensual.

-Lo que tú digas, pero después quiero mi recompensa. Te cobraré intereses- le mordió el lóbulo de su oreja.

-¿Aún si no estoy en celo?-

-Aún si no estás en celo- las palabras de él lo sorprendieron un poco porque normalmente solo habían tenido sexo dos veces en estado consiente.

Los recuerdos de esos momentos casi lo hicieron gemir. Ya entendía por qué lo quería a él cuando sus celo, él era muy bueno en la cama sin quedarse corto.

Julian lo llevó de la mano hacia el cuarto y abrió la puerta. Lo sintió detenerse con fuerza y se giró mirándolo curioso. Su rostro se había vuelto muy rígido.

-De todos los omegas que puedo encontrarme tenías que ser tú Aidan- miró al joven acostada en la cama.

Julian miró de uno a otro y sus ojos se abrieron. Madox notó su reacción y bajó al cabeza dejándole un beso en los labios.

-No te preocupe cachorro, él es la pareja de mi mejor amigo-

Lo soltó y se acercó hacia la cama tirándose en el borde cruzando las piernas. Sus ojos no eran precisamente los suaves que miraban a Julian.

-Has causado muchos problemas, precioso- su voz sonó seria. Aidan abrió lentamente los ojos enfocando al gran alfa y su ceño se frunció –Dominic está como loco y creo haberte dicho que si lo hacías sufrir yo mismo me encargaría de ti-

-Madox- Julian le sacudió el hombro sabiendo que la estaba intimidando pero para su sorpresa él sonrió después. Si había algo que odiaba de él era lo impredecible.

-No te preocupes, esta vez lo dejaré pasar porque considero que fue culpa también de él y después de todo es normal es tú le tengas miedo por el momento-

-Yo- su voz sonó pastosa- Quiero ver a Dominic-

-Está hablando tu parte omega- el rostro de Madox volvió a ponerse serio –mientras más tiempo estés separado de él y él de paso te anhele a su lado más fuerte será el sentimiento. No es nada bueno-

El alfa tomó su muñeca y le tomó el pulso comprobando su estado. Rápidamente sus cejas se juntaron y miró al omega acostado. Llevó sus dedos a su rostro y revisó sus ojos, la elasticidad de la piel, el color de sus labios, rozó levemente la herida en sus labios y la nariz ligeramente hinchada. Sus dientes chasquearon.

-¿Desde cuándo te sientes mal?- le preguntó.

Él negó con la cabeza.

-No sé, quizás después del viaje- tuvo que tomar aire cuando su pecho comenzó a apretarse nuevamente –El pecho me duele mucho-

-¿Cómo es el dolor?-

-Viene de vez en cuando, muy fuerte y después se desvanece. Mi brazo también se adormece-

Madox se levantó.

-Esto no es nada bueno. Julian nos vamos al hospital- se puso al lado de Aidan y lo cargó en brazos.

-¿Qué pasa?

-Su corazón está dejando de latir lentamente. Puede sufrir un infarto en cualquier momento. No medí lo débil que estaba su cuerpo antes- gruñó con los dientes apretados mientras salía el apartamento con él en brazos.

Julian salió cerrando y corriendo junto con él escalera abajo. Para cuando llegaron al auto Aidan había perdido nuevamente la conciencia. El viaje de quince minutos se realizó en la mitad del tiempo y tuvieron que agradecer a no chocar. Un grupo de médicos los esperaba en la entrada del hospital y pusieron en la camilla al omega y sus rostros de pusieron pálidos cuando tomaron sus signos vitales.

-Nosotros nos encargamos- el alfa, jefe del grupo le dijo a Madox antes de entrar en la sala de operaciones. Su corazón había saltado dos latidos dentro del auto y para cuando habían llegado apenas palpitaba.

-¿Madox qué pasó?- Julian parecía nervioso por lo que pasaba. El alfa lo rodeó con sus brazos y le besó la coronilla de la cabeza.

-Tranquilo cachorro, todo está bien, él estará bien. Me alegra que hubieras sido tú el que la haya encontrado- apretó el abrazo no sabiendo si sus palabras se cumplieran –Su historia es un poco larga, te la contaré con detalles después.

Soltó medianamente al omega y buscó el celular marcando a la persona que debía estar ahí.

Dominic había vuelto a su apartamento después de buscar a Aidan por todos lados. Su camisa se pegaba a su espalda sudada y tensa. Había oído su chillido llamándolo. Estaba en problemas pero aunque supo donde se ubicaba no encontró a nadie cuando llegó al lugar. Había algunas gotas de sangre y eso lo había puesto casi histérico.

Se apretó el cabello y se dejó caer en el sofá respirado agitado. Necesitaba encontrarlo, pero no tenía la menor idea de dónde estaría. Él teléfono vibró en su bolsillo y lo tomó esperando que fuera él, pero el nombre lo desilusionó. Descolgó y lo llevó sin ganas a su oído.

-Dominic, mueve tu culo hacia aquí. Tu omega se está muriendo-

No soy tuyo, AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora