Dominic se alegró que Julian no estuviera marcado por su amigo. Lo conocía desde hacía mucho y aun así había momentos como este que no podía leerlo. Madox era la cúspide de todo alfa, poderoso, prepotente y cruel cuando se lo proponía. Por suerte había trabajado en esos aspectos para no espantar a todos a su alrededor, pero nunca sabría su verdadera personalidad.
El teléfono de él sonó hasta que fue descolgado del otro lado oyéndose del otro lado de la llamada una voz grave.
-Hello Nicolás I need a favor- Madox habló en un perfecto inglés.Dominic esperó a que terminara la conversación que no pasó de muchas oraciones pero tradujo que ese tal Fernando le debía mucho y que necesitaba de su ayuda. El resto se lo mandó en un mensaje.
-Ya está- dijo Madox una vez terminó –ahora hacia la estación de policía-
-No quiero meter a la policía en esto- gruñó Dominic.
-Tú no te preocupes, solo son medidas preventivas- le dio a la llave y encendió el auto en camino a una edificación a cinco cuadras de allí. Dominic no entendía todo lo que estaba haciendo Madox, pero confiaba en él.
Ambos bajaron y entraron hacia una mesa donde estaba sentada una mujer menuda que tenía un collar de protección en el cuello. Era una omega y tenía la cabeza baja enfrascada en el papeleo reciente.
-Hola preciosa- Madox se recostó a la mesa con voz sensual dejando que las feromonas de él la rodearan.
-Madox- él alzó la cabeza con una sonrisa tonta y coqueta -qué hace por aquí este hermoso semental – se fijó en Dominic –Y bien acompañado-
-Preciosa, él ya tiene compromiso así que ni se te ocurra- él chasqueó la lengua desilusionada –Necesito un favor bien grande ¿crees que puedas hacerlo?-
-¿Los detalles, cuáles serían?-
Madox se inclinó hacia su oído sin importarle de que hubiera más personas dentro de aquel lugar.-Te los diré en la parte de atrás, como siempre- se separó con una sonrisa y un brillo en sus ojos.
La omega se levantó y lo tomó de la mano.
-Espérame en el auto, no me demoro- le dijo Madox antes de desaparecer con la omega.
Dominic esta vez se cabreó de verdad pero respiró profundo y volvió. Se dejó caer en el caro asiento y cerrando las ventanillas puso el aire acondicionado hasta que los cristales se empañaron y aun así no podía apagar la llama de rabia que latía dentro de él.
Quería coger de la garganta a alguien, golpearlo y si su amigo seguía dilatando aquello, sería él el que estaría bajo su puño. Quince minutos después vio al alfa saliendo de la estación de policía hablando otra vez por el celular intentando arreglar la maraña de su cabello ligeramente húmedo y desordenado. La indignación cruzó por el rostro de Dominic.
-No me puedo creer que te hayas tirado a la omega rodeado de policías-
-Corrección, fue en el baño, no rodeado de policías, te recuerdo que lo más en bulto que he hecho son tríos y tú has formado parte de ellos. Las orgías no son lo mío, dos está bien, tres es ricura, cuatro... cabezas cortadas-
El alfa menor apretó sus puños.
-No estoy para bromas-
-Oye relájate, primero tenemos otra parada antes de ir a cierto lugar, necesito que me llegue una última llamada y que tú tengas toda la energía posible, así que vamos a comer algo, tengo hambre- arrancó el auto.
-¿Crees que puedo tengo hambre?- le espetó.
-Oh si cariño, la tienes, no has comido casi nada desde que Aidan entró al hospital y quiero tenerte con todas las energías para cuando el espectáculo comience- bromeó el conductor.
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No soy tuyo, Alfa
RomansaDominic, un alfa prestigioso que compra una empresa en declive, nunca se imaginó que uno de los jefes de área seria su pareja destinada, un joven llamando Aidan Aunque hay dos problemas. Ambos están comprometidos. Pero lo peor, es que Aidan dice ser...