Madox no podía creer lo que veían sus ojos. Delante de él estaba su pajarito, no, sus pajaritos porque ya sentía que aquel par de bolitas que crecían dentro de él, eran también suyas. No pudo evitar que su pecho comenzara a latir, pero automáticamente los nervios lo invadieron.
-Señor, señor- la voz de una de las encargadas lo llamó- Necesita pasar a la pista-
-Cállese- Madox se giró y le gruñó. Estaba muy temperamental en ese momento y en un dilema mental. Tenía que concentrarse en lo más importante que no era precisamente su viaje de regreso.
La mujer palideció más mantuvo la boca cerrada y bajó la cabeza. Era una simple beta haciendo su trabajo, solo se había encontrado con un alfa con sus problemas un poco ido de las manos.
Madox se giró de nuevo hacia Julian y soltando su maleta se acercó a él, lentamente, sin aun creerse que él estaba ahí. Delante de él. Tan chiquito, tan hermoso, tan maduro. Si, maduro, porque después de sentarse a analizarlo, lo comprendía. Quien quisiera estar con un hombre que por años había preferido estar entre las piernas de una mujer que en una relación seria.
Era un imbécil y lo sabía. A pesar de que estaba haciendo su mayor esfuerzo para cambiar no tenía derecho a venir y decirle a él que se enlazara y confiara que le sería fiel toda la vida. Porque estaba seguro que con su trayectoria no sería algo fácil de asimilar, por lo que estaba decidido a esforzarse todo lo que fuera necesario para demostrarle al omega que era el indicado y el único que realmente él necesitaba.
Fue con cautela. No quería admitirlo, pero tenía miedo que Julian saliera corriendo. Pero estaba seguro de que correría detrás de él por todo el aeropuerto si fuera necesario. No lo dejaría escapar como si tuviera que perseguirlo por todo el mundo.
Julian le había hecho saber lo que era dormirse sin preocupaciones en las noches. Abrazado con calidez y seguridad como cuando era pequeño y su madre lo arropaba. Una seguridad que después de grande encontraba en muy pocos lugares a pesar de ser un alfa. Si solo se hubiera dado cuenta en su momento no tuviera esa angustia en su pecho.
-¿Pajarito?- lo llamó con algo de vacilación. Aun no podía creer que eso que tuviera a su lado fuera una maleta.
Julian estaba serio cuando pasó la mano por encima de su barriguita por encima de la camisa blanca que llevaba puesto. Su cabello rojo resaltaba un más y el alfa quería enterrar nuevamente los dedos en este aunque ahora no estuviera tan largo.
-Madox... ellas no tienen la culpa de los errores de sus padres- bajó la cabeza mirando su pancita- Yo soy omega y ellas son dos. Sé que me será difícil cuidarlas y sé que puedo hacerlo si me esfuerzo...pero si las aceptas y las quieres criar también sé que tendrán un futuro más estable del que yo les puedo darles como omega. Además, no debo ocasionarle más problema a mi tía - su voz era ahogada.
Madox frunció los labios y se quedó mirándolo por un momento.
-Hasta cuando te vas a hacer esto Julian-
Él alzó la cabeza sin saber a qué se refería y pestañeó.
-¿Cuándo pensarás en ti? ¿Cuándo te pondrás en primer lugar antes que todo?- el alfa vio como él abrió los labios y los volvió a cerrar- Pajarito, hay cosa que me he dado cuenta en estos últimos meses y creo que deberías ser más egoísta contigo mismo-
Julian corrió la mirada hacia el otro lado apretando los labios. Sabía que él estaba en lo cierto, pero era un comportamiento que no podía cambiar tan fácil. Era un omega, por naturaleza solían pensar primero en los demás que en ello y ser sumiso. Por eso le gustaba tanto Aidan. Era un joven totalmente fuerte e independiente.
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No soy tuyo, Alfa
RomanceDominic, un alfa prestigioso que compra una empresa en declive, nunca se imaginó que uno de los jefes de área seria su pareja destinada, un joven llamando Aidan Aunque hay dos problemas. Ambos están comprometidos. Pero lo peor, es que Aidan dice ser...