Dominic se detuvo al lado de la cama de Aidan y tomó su mano suavemente, vacilando si era correcto tocarlo. Uno de sus dedos rezó la herida de sus labios y no pudo evitar temblar. Sus ojos se llenaron de lágrimas y solo pudo cubrirse el rostro para intentar quitarlas pero fue inútil. Su pecho estaba tan apretado que apenas si podía decir algo. Si pudiera invertir los papeles estaría mucho más tranquilo.
Julian observó como el amigo de su alfa se quedaba al lado de la cama donde su omega descansaba. La forma en que lo miraba, como sufría por él, la atmósfera entro los dos. A pesar de la situación sintió envidia. Si fuera él la que estuviera en esa cama ¿Madox estaría a su lado? Lo más seguro es que no. Él era uno más de los omegas o betas con los que él se revolcaba, en su caso específico era por una necesidad de su cuerpo, porque si no fuera así no tuviera excusa para verlo.
Sonrió tristemente y cerró la puerta dejando a la pareja. Madox lo esperaba afuera para llevarlo a casa así que caminó hacia allí.
-Si preciosa, los siento pero estaré algo complicado, prometo que nos encontraremos dentro de poco y no te arrepentirás- lo escuchó hablar por el teléfono y disminuyó el paso, no quería oírlo hablar con otra, pero él no era nadie para reclamar, y la idea solo hacía que se deprimiera más. Sería más fácil si se encontrara con otro alfa que lo valorara más pero con las feromonas de Madox esparcidas por toda su casa y sobre él mismo era algo complicado que alguien se le acercara. Era extraño que a pesar de ser algo pasajero fuera tan dominante. Se preguntó si era así con los demás.
Solo cuando lo oyó colgar terminó de acercarse, pero a esa altura había perdido todo ánimo de incluso hablar con él.
-Nos vamos cachorro- el alfa le sonrió inclinándose hacia adelante para besarle la frente pero Julian solo apartó el rostro haciendo que el beso quedara en el aire –Debes estar cansado- él ni siquiera había tomado en cuenta su reacción.
Julian asintió con la cabeza y entró al auto antes de que le cerrara la puerta y entrara por el otro lado.
-¿Quieres ir a mi casa o te llevo a la tuya?- él parecía muy normal, los hechos a su alrededor no lo perturbaban más que una herida de aguja.
-Llévame de vuelta, quiero dormir- el omega tenía el rostro hacia la ventana, si lo miraba tal vez se pusiera a llorar.
-¿Ocurre algo pajarito?- Madox le preguntó acariciándole el muslo dándose cuenta del alejamiento del chico, pero este solo negó con la cabeza.
El alfa se detuvo antes de llegar a la casa en una tienda y cuando regresó tenía una bolsa llena de cosas que dejó en el asiento de atrás. Julian no le prestó atención. Tenía los ojos cerrados más no dormía. Una vez delante de su edificio Madox lo llamó besando su hombro.
-Cachorrito mío, ya llegamos-
Julian se enderezó en el asiento para que su barbilla fuera tomada y girada. Unos labios cayeron sobre los suyos posesivamente y un brazo cruzó por detrás de su cintura atrayéndolo al alfa. La lengua de Madox invadió su boca posesivamente reclamándolo sin darle tiempo esta vez a que lo rechazara. Ya lo había hecho antes y no lo permitiría de nuevo. No de él.
-Sabía que era una mejor idea llevarte a mi departamento- Madox comentó contra sus labios mientras una de sus manos recorría los muslos del omega queriendo desgarrar la ropa que lo cubría.
Los dedos de Aidan detuvieron su avance y se apartó como pudo.
-Hoy no- dijo bajando la cabeza- Estoy algo cansado- buscó una excusa, a pesar de saber que le debía cierto favor, después de ver a aquella pareja no estaba de ánimos para tener sexo y menos con ese alfa.
Madox se dejó caer nuevamente contra su asiento suavizándose los primeros botones de la camisa soltando un jadeo.
-Como quieras cachorro, te entiendo- le sonrió –Nos mantenemos en contacto y llévate eso- señaló la bolsa en el asiento de detrás.
Julian le sonrió antes de salir del auto y agarrar lo que le había comprado y lo despidió con un movimiento de la mano. Subió hacia su piso y cerró la puerta de su apartamento a su espalda desplazándose por la madera hasta quedar sentado en el suelo. Debía tener una habilidad especial para deprimirse más si era posible. A pesar de que siempre estaba sonriendo, haciendo un resumen de su vida, se dio cuenta que era una mierda.
Trabajaba en una pequeña agencia como estilista profesional ganando lo necesario. Era joven y no tenía pareja. Tenía problemas con su celo y el alfa con quien se acostaba usaba condón cada vez que tenía relaciones, así que primero no tendría hijos de él y segundo a él ni siquiera se le cruzaba la idea de marcarlo. Por lo que su naturaleza se estaba viendo opacada. Hasta cuando seguiría con ese estilo de vida. Solo se estaba destruyendo lentamente.
Sus dedos tocaron uno de los objetos de la bolsa y abrió sus ojos mirando hacia abajo y tuvo que esconder su cabeza entre sus rodillas. Helado de fresa en varios formatos, bebidas sin gas, chocolates con frutas, bebidas energéticas y más. Por eso no podía cambiar. Ese mismo alfa que lo destruía al menos tenía la delicadeza de comprarle siempre sus sabores favoritos.
***
Aidan abrió los ojos tres días después de ser operado. Se demoró mucho para hacerlo y adaptarse a la luz que casi lo cegaba. Sentía su cuerpo entumecido y su pecho dolía un poco.
-¿Estás despierto?- una voz conocida le hizo girar sus orbes hacia la ventada.
Leo, el secretario de su alfa estaba ahí, eso solo significaba una cosa. Buscó moviendo la cabeza y a un costado de la cama, con su cabeza entre sus brazos sobre la sábana estaba Dominic totalmente dormido. Su cabello estaba alborotado y sin el característico brillo. Su rostro se notaba muy cansado y tenía ojeras e indicio de barba. Nada parecido a la imagen que proyectaba de alfa superior.
-Por favor, no lo despierte- le pidió Leo poniéndose a su lado y cubriendo los hombros de su jefe con una manta –Él lleva despierto desde que usted ingresó al hospital hace tres días y además se ha encargado del resto del proyecto. Está realmente cansado-
Aidan asintió con la cabeza, quizás era lo mejor, necesitaba organizar su cabeza para enfrentarlo. Aún estaba confundido, lo último que recordaba era después del ataque por parte de su madre y de Hans, ser recogido por aquél amable omega, Madox, un dolor en su pecho y nada más.
-Tuvo un ataque al corazón- Leo comenzó a decir al darse cuenta de la confusión en él –Estuvo en cirugía y necesita de muchos cuidados ahora. Su estado es muy delicado-
Aidan se llevó la mano al pecho y palpó la zona donde estaba la molestia. Así que había llegado a un límite. Se lo imaginaba. Había estado bajo mucha presión pero ya era hora que dejara de correr y enfrentara todo de una buena vez por todas si quería ser feliz. Tocó suavemente la cabeza de Dominic enredando sus dedos entre el rubio cabello.
-Cuando despierte, hablaremos-
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No soy tuyo, Alfa
RomanceDominic, un alfa prestigioso que compra una empresa en declive, nunca se imaginó que uno de los jefes de área seria su pareja destinada, un joven llamando Aidan Aunque hay dos problemas. Ambos están comprometidos. Pero lo peor, es que Aidan dice ser...