La pantalla del celular se prendió con una llamada entrante que duró un timbre, solo un timbre, aunque el dueño de este no se percató de ello, más bien, no estaba en condiciones de hacerlo. Y como hacerlo estando en su último día de celo y siendo satisfecho por su alfa.
Dominic enterraba sus caderas entre las de su omega mientras devoraba su boca. Sus cuerpos estaban agotados después de días de puro sexo aplacando la necesidad de su pareja. Ahora solo se entregaban a la pasión con movimientos suaves y cuerpos pausados, con más raciocinio y sin que el dolor de aparearse fuera tan fuerte.
Con un último movimiento se introdujo hasta la base y dejó que el nudo se creara en el interior de Aidan apenas llenándolo con su semen. Después de tantos nudos la cantidad no era la misma del inicio. Incluso los primeros tres nudos le habían dolido a su pareja. Siempre ocurría a pesar de estar en celo. Pero una vez que su cálido interior se acostumbró a la extensión del inmensa bulbo en la base del pene de su pareja ya no era tan doloroso.
Dominic se acostó de lado llevándose en sus brazos a Aidan que había cerrado sus ojos y jadeaba cada vez más lento mientras perdía la conciencia. Le besó la frente mientras acomodaba las piernas de él en torno a él para que el quedara más cómoda y el nudo no le hiciera daño. Sabía que no estarían unidos por casi media hora como antes pero aun así mucho tiempo en la misma posición y con lo cansado que debía estar su cuerpo no era nada bueno.
-Descansa amor- pegó su frente a la de él y sonrió.
Era un alfa feliz, completo. Tenía dinero propio, una fama que iba subiendo en el mundo de los negocios con el aumento de su último éxito. Su relación con sus padres al menos se mantenía, no era de los que olvidaba fácil, pero esperaba que con el tiempo las aguas se calmaran y aceptaran a su pareja completamente. Poseía su propio penhouse, aunque últimamente estaba buscando mansiones en las cercanías. Quizás no tan grande como la de sus padres pero si donde pudieran vivir cómodo.
Y por supuesto y lo mejor, Aidan. Aun recordaba cuando se habían encontrado la primera vez, la forma en que lo miraba, lo desafiante del brillo en sus orbes. El rechazo había dolido pero la espera había sabido a gloria al final.
Ahora solo quedaba rellenar el pequeño vacío dentro de él con cachorros. Unos cuantos que estuvieran corriendo por el inmenso jardín que se aseguraría que tendría su nueva casa. Pero era consciente que para ello tendrían que esperar. El cuerpo de Aidan tomaría al menos unos cuatro o cinco años más en regular todas sus hormonas y que volviera a ser fértil. Incluso estaba la posibilidad de que solo pudieran tener un cachorro, pero no importaba, si era de Aidan no le cuestionaría nada.
Lo estrechó más hacia él y agradecía ser un alfa. Un alfa que pudo encontrar su pareja destinada y además que creó un lazo tan fuerte como el que tenía. Cerró los ojos sonriendo. ¿Qué más podría pedir? Si ya lo tenía todo.
***
-¿Qué ocurre?- la voz de su pareja sacó a Aidan de su atontamiento.
A pesar de haber salido de su celo y que su cuerpo estaba agotado se encontraba sentado con las piernas recogidas en el sofá de la sala. Su mirada fija en la pantalla de su celular. Dominic se acercó a él revolviéndose el cabello acabando de despertar. Se inclinó y le besó la mejilla.
-No es nada importante- él le devolvió el beso en los labios he hizo una leve mueca, estos estaban hinchados y sensibles.Dominic sonrió.
-¿Qué deseas para desayunar? ¿Te lo llevo a la cama? Donde deberías estar, por cierto. No debes sobre esforzarte-
-Estoy bien- él volvió a mirar la pantalla, no podía dejar de hacerlo aun cuando tenía a su pareja mostrando su escultural cuerpo con solo un pantalón de seda suelta a la altura de la cadera.
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No soy tuyo, Alfa
RomanceDominic, un alfa prestigioso que compra una empresa en declive, nunca se imaginó que uno de los jefes de área seria su pareja destinada, un joven llamando Aidan Aunque hay dos problemas. Ambos están comprometidos. Pero lo peor, es que Aidan dice ser...