Recuerdo

17.7K 2.3K 84
                                    

Madox se removió entre las sábanas y se incorporó sobre un codo dejando a la vista su bien formado torso, abdominales y la insinuación del recorrido por debajo de su ombligo sabiendo la reacción de las personas por su cuerpo. Pero solo recibió un leve chillido que aturdió sus oídos y acto seguido el omega se encontró completamente desnudo en el suelo con un rostro conmocionado. Vaya, esa no se la esperaba. Tal vez la impresión había sido demasiada para él chico.

El alfa se corrió el cabello hacia atrás y se arrastró hasta el borde de la cama recargando su rostro sobre su palma.

-¿Y bien pajarito. No tienes nada que preguntarme?-

Julian afirmó con la cabeza, luego negó, para después volver a afirmar. Sus ojos abiertos como platos.

Madox pestañeó.

-Será mejor que primero te pongas de acuerdo y después hablamos- le guiñó un ojo- Pero te pido que sea rápido pues tengo que irme lo antes posible. No acostumbro a pasar la noche en casa de nadie, aunque haya hecho la excepción debido a tu celo, que debo reconocer, fue increíble- habló descaradamente.

La palabra celo hizo que varias de la neuronas de Julian que se habían ido de vacaciones volvieran a su lugar.

Él había tenido su celo, que siempre duraba los estrictos tres días no importaba la cantidad de veces que le dieran y lo había pasado entonces con este alfa. Por el estado de su cuerpo, las marcas sobre su piel y el olor dominante que lo envolvía, sobre todo en su zona inferior no había duda que el sexo había estado de por medio. Se llevó la mano a la nuca, el collar estaba todavía allí, algo rasgado y desgastado, además de pequeños arañazos a su alrededor, pero su nuca, sana al final.

Bueno ya no se podía hacer mucho no. Era un omega práctico por lo que solo le quedaba enfrentar los hechos, al menos no estaba emparejada con el alfa. Pero de algo si estaba seguro. Nunca había sentido su cuerpo tan satisfecho en toda su vida. Ni siquiera quedaba la constante molestia de siempre cada vez que concluía su celo y que le anunciaba que tendría otro pronto.

Oyó al alfa levantarse de la cama sin ocultar su cuerpo desnudo.

Utilizaré tu baño. Intenté mantener nuestros cuerpos lo más limpios posible pero creo que una buena ducha no vendría mal después de todo- se giró y lo miró por encima del hombro- ¿Quieres hacerlo conmigo?- esta vez Julian negó enérgicamente con la boca abierta- Tú te lo pierdes, tenía intenciones de hacerte gritar de nuevo- el alfa levantó los hombros quitándole importancia al primer rechazo que había recibido en toda su vida. Si, su primer rechazo.

Julian esperó que la puerta se cerrara para dejar salir todo el aire de sus pulmones.

Mierda, mierda, mierda ¿Qué demonios había hecho, qué había pasado realmente? 

En su costado el cesto tenía varios condones por no decir muchos. El alfa se había protegido, pero ese no era el punto. Siempre intentaba surcar sus celos solo, a pesar del inmenso dolor que le provocaba para no estar en deuda con nadie, y ahora tenía a un supuesto extraño en su propia ducha.

Cerró sus ojos y se concentró o comenzaría a hiperventilar. Se sentó en el borde de la cama con dificultad dado que su cadera estaba débil, y agarró la sábana y al menos cubrió su desnudez. Todavía estaban sus feromonas omegas revoloteando enlazadas con las de aquel alfa dentro de su pequeña habitación. Podía olerlas con mucha fuerza a pesar de que esta habilidad se había visto afectada con el accidente, años antes y no podía detectar el olor en sí.

Se llevó la mano a su cicatriz. No le gustaba, realmente la odiaba, era fea, grande y en vez de poder usar pelados cortos como a él le gustaban estaba obligado a llevarlo largo para ocultarla, la gente lo miraba raro cuando se daban cuenta que la tenían y ya era bastante con que lo miraran raro por ser omega. Su mente era un total caos en aquella época y en su interior algo le decía que era mejor no recordar.

No soy tuyo, AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora