El alfa que se había ido no era para nada igual al que tenía delante. El Madox de ahora había pedido peso, quizás no tanto como para alarmarse o perder masa muscular pero si preocupante para alguien que valoraba su figura. Su cabello había crecido rompiendo su habitual corte y estaba reseco, había sombra de una barba en su rostro. Pero ojalá eso fuera lo peor, era el rostro sin vida de este.
Tenía enormes ojeras bajo sus ojos que de por si apenas tenían brillo. Era como si nada de lo que estuviera a su alrededor lo estimulara.
-Madox- Dominic lo llamó.
Aidan llegó un poco después y se puso a su lado poniendo una mano sobre el brazo del alfa. Entendía por lo que estaba sufriendo. A él le tomó casi dos días levantarse y fue gracias a Dominic que le dio un empujón para recomponerse.
-Llévame al bar más cercano, llévame a tu casa, a la mía. No importa pero que haya alcohol, mucho alcohol. Necesito tomar y así olvidar todo o juro que me volveré loco- sonaba tan cansado que daba lástima.
Aidan apretó sus labios y miró a su alfa asintiéndole con la cabeza este. El alfa agarró la maleta de su amigo y con la otra lo ayudo a guiarlo fuera del aeropuerto. No era que Madox necesitara ayuda para caminar pero sentía que si no lo ayudaba se desmoronaría en cualquier momento.
-Dominic llévalo a su casa y quédate con él- Aidan le besó la mejilla- Yo tomaré un taxi-
-¿Estás seguro?- él lo miró dubitativo.
Aidan asintió.
-Madox necesita estar en un lugar donde se sienta seguro y con alguien que pueda escucharlo y consolarlo- le dio una última ojeada a Madox y tuvo que tragar en seco- No le des alcohol. Eso solo ahogará sus penas por un tiempo y solo se hará más daño-
Dominic le besó la frente y ayudó a Madox a montar en el auto mientras él lo hacía en el asiento del conductor. Aidan esperó a que el auto desapareciera de su vista cuando se pasó la mano por el cabello y sus ojos se enrojecieron. La noticia de la muerte de Julian había sido un shock muy grande. El omega nunca se imaginaría cuán importante era en la vida de ellos.
Suspiró y alzó la mano para parar un taxi. Debía ir a la casa y preparar algo para la cena para después llevárselo a Madox. Se notaba que llevaba tiempo saltándose las comidas. Lo que no se esperó era encontrar a dos personas delante de la puerta del apartamento.
-¿Hola?- preguntó deteniéndose detrás de ellos.
Pero al momento supo quiénes eran. No había duda, los rasgos físicos de Dominic estaban divididos entre aquellas dos personas- ¿Ustedes son...?- un pudo terminar la frase pues fue interrumpido.
-Los padres de Dominic- los ojos de la mujer se entrecerraron examinando minuciosamente a Aidan- ¿Dónde está él?-
Aidan sonrió ligeramente. Vaya día estaban teniendo ambos y nadie ponía de su parte.
***
Dominic aparcó el auto y dejó caer la cabeza sobre el volante. Tener a Madox en ese estado no era algo a lo que uno se acostumbraba. Había vuelto a la casa para buscar un poco de ropa para él y comida para quedarse esa noche en su casa. No quería dejarlo mucho tiempo solo, no fuera a ser que hiciera una locura. Madox estaba muy inestable emocionalmente.
Bajó del auto y subió por el elevador. Acercándose a la puerta de su apartamento se detuvo y aspiró. Sus ojos se abrieron y rápidamente abrió la puerta encontrándose con sus padres sentados en el gran sofá y frente a ellos a Aidan. Tan tranquilo que no supo si asustarse o calmarse.
-Dominic, al fin te dignas a volver- Ofelia se levantó elegantemente y se acercó a su hijo- ¿No vas a darme un beso? Ya bastaste que te desaparezcas todo el tiempo que te da la gana y rompes el compromiso sin nuestro consentimiento-
ESTÁS LEYENDO
No soy tuyo, Alfa
RomanceDominic, un alfa prestigioso que compra una empresa en declive, nunca se imaginó que uno de los jefes de área seria su pareja destinada, un joven llamando Aidan Aunque hay dos problemas. Ambos están comprometidos. Pero lo peor, es que Aidan dice ser...