Rescate

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De todas las personas que podía encontrarse tenía que ser aquella con la que peor había terminado su relación.

-Madre-

-Vaya dichosos los que te ven ¿Cómo te lleva tu nueva vida?- le preguntó con ironía- Al parecer no mejor que cuando estabas bajo mi supervisión- las palabras las decía con cierto rechazo.

Aidan se levantó para enfrentarla a la par pero los colores a su alrededor se difuminaron y volvió a caer sentado cuando el dolor en su pecho se hizo más fuerte.

-Mírate- la madre resopló- Acaso tu nueva pareja a la que le abres las piernas te dejó botado- giró la cabeza.

-Solo salí a tomar un poco de aire, no lo metas a él en esto- Aidan alzó la cabeza después de tomar una profunda respiración que lo hizo sentirse medianamente mejor –Y te aviso que al menos él está pendiente de mi salud no como cierta persona que solo me daba medicamentos que me matarían dentro de poco-

-Y qué importa eso- las palabras de su madre golpearon tan fuerte a Aidan que el poco color que tenía en su rostro desapareció –Solo necesitaba que estuvieras vida un año después del casamiento para tomar la otra parte del dinero que me debían-

Aidan jadeó. Al parecer la situación era más grave de lo que se imaginaba.

-Así que solo fui un negocio-

-No es mi culpa Aidan- la mujer puso las manos en su cintura –Si solo no fueras el hijo de ese perro de tu padre que me abandonó, tal vez te tuviera un poco más de cariño. Por lo menos cuando los padres de Hans me propusieron ese trato serviste para algo ¿Cómo crees que te mantuve los primeros años sin trabajar? Ellos pagaron una buena parte por tu compromiso. Necesitaban un chico que pudieran manipular fácilmente para su hijo-

Aidan dejó caer su cabeza hacia adelante con los ojos en shock.

-Así que nunca me quisiste- un hueco se formó en su interior y un nudo se creó en su garganta- Solo era una fuente de ingreso para ti-

-¿Era? Estás equivocado mi amor, lo sigues siendo-

Y antes que Aidan pudiera reaccionar su boca fue tapada desde atrás y una de sus manos agarradas tirándolo contra el piso. El peso de alguien sobre él le quitó el aire y se raspó las rodillas con el asfalto. Se sacudió intentando quitarse quien fuera que estuviera de arriba hasta que oyó a su madre hablar de nuevo.

-Agárralo fuerte Hans, no dejes que se vaya. Si tus padres se enteran que se fue de casa ni yo recibo el dinero ni tú tienes a tu esclavo-

Aidan miró por el rabillo del ojo la figura de su ex novio sobre él y que le sujetaba con fuerza el brazo sobre su espalda. Por la luz de la bombilla no podía verle la expresión del rostro, pero en su interior sabía que era algo que no quería recordar. El miedo lo atrapó sintiéndose vulnerable y con lo débil que estaba no sabía si sería capaz de soltarse. Aun así volvió a sacudirse. La imagen de Dominic le vino a la mente y chilló en su ayuda.

Entonces todo el ambiente se pudo tenso cuando una de las manos de Hans aprisionó su cabeza contra el suelo tan fuerte que su labio se rompió y ni nariz comenzó a sangrar.

-Cállate puto- le gruñó el beta al darse cuenta de la marca en su cuello y con sus uñas le pasó por arriba desgarrando la piel.

Aidan soltó un grito de dolor y las lágrimas hicieron presencia en sus ojos. La sangre pronto corrió por el borde de su cuello y él cayó vencido.

-No, no puede ser- la mujer exclamó –No puede estar marcado- se tocó la cabeza – Eso es la mordida de un alfa, ni siquiera puedes servir ahora- le gritó.

No soy tuyo, AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora