Caos

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Años atrás.

William odiaba su trabajo. Cualquiera se sentiría feliz si te pagaran buen dinero por solo rellenar una agenda y hacer recados, incluyendo un lugar donde dormir y un buen plato de comida. Sobre todo si eres un omega pobre con una madre enferma, y sin un medio en los bolsillos para comprar tanto medicinas como supresores.

Si, cualquiera, pero de seguro se les borraría la sonrisa si además de todo eso tuvieras que esperar con miedo cada noche a que la puerta de tu cuarto se cerrara tras la puerta de una persona que solo quisiera usar tu cuerpo como un agujero para desahogarse. Pues esa era la vida que llevó Will desde los 16 años que entró en aquella mansión que pensó que le resolvería todos sus problemas. Pero no, solo fue el inicio de sus pesadillas.

La familia Roset tenía mucho dinero. Su procedencia, dudosa o al menos eso fue lo que dedujo cada vez que llenaba la famosa agenda y asistía junto a la cabeza de la familia a las reuniones. Pero a pesar de todo y de las diversas marcas de sometimiento en su cuerpo se calló la boca y solo hizo el trabajo por el que le pagaban. Gracias a eso su madre estaba mejor. Solo no sabía cuánto aguantaría el abuso al que era sometido en las noches.

Primero fue solo el jefe de la familia, pero después, una noche que pensó que al fin podría dormir tranquilo entró el hijo de este, Nolan. Un alfa que le hizo desear estar muerto. Miedo fue una palabra que se quedó corta para lo que él sintió hacia ese alfa. Era cruel y despiadado a pesar de las palabras de rosas que soltaba por la boca.

Por eso sintió lástima el día que ese mismo alfa trajo a un joven y delicado omega a su casa proclamando ser su pareja destinada. Pobre alma en pena que no sabía lo que le esperaba.  Él ya tenía su alma destruida como para meterse en la vida de los demás.

Quizás el primer año fue tranquilo. El omega pasaba mucho tiempo encerrada en el cuarto junto con Nolan, algo que no llamó mucho la atención, pero lo que si era extraño era que no se anunciaran la llegada de cachorros. Ya había escuchado hablar a el jefe de la familia que quería uno pronto.

Pero nada ocurrió hasta la llegada del segundo año. Aquel omega que veía muy pocas veces ya no parecía el misma que había entrado por la puerta. Su rostro era pálido. Su cuello estaba lleno de rojeces y mordidas alrededor del collar de protección en su cuello, algo que le pareció extraño.

Después recordó que las familias ricas solo marcaban a sus omegas después de los 18 años cuando eran presentados formalmente o esa era la extraña excusa que daban. Aun así Nolan se encargaba que todos supieran a quien él pertenecía.

Will le pareció que todo era medianamente normal. Con la presencia de aquel omega no recibía visitas por parte de Nolan y poco después se dio cuenta que tampoco por parte del jefe de la familia. Hasta que un día decidió subir en plena madrugada y encontró ligeramente la puerta del dormitorio de Nolan abierto. Lo que vio lo dejó tan atónico que casi vomitó en el inodoro de su baño.

Sabía que para que dos alfas compartieran pareja era necesario que al menos el tercero no tuviera una relación con ninguno para que su instinto dominante no se desatara. Pero lo que vio en ese cuarto fue una pelea de fuerza durante el sexo para ver quien se ganaba el premio mayor que era anudar dentro del pequeño cuerpo del omega.

Will estuvo tan asustado que ese día casi decide irse pero no supo que lo ató a su cama. El miedo, la indecisión. Cualquier cosa podría ser.

La próxima vez que vio a el omega fue a lo lejos, corriendo por el jardín. Creyó que estaba jugando pero no. El grito de él cuando fue agarrado por los guardias y llevado de nuevo a la recámara le heló la sangre. Pudo jurar que esa noche la casa se estremeció con los otros gritos que salían de ese omega al ser castigado por su alfa.

Y no fue una vez, fueron cuatro las que él intentó escapar y todas las veces era agarrado hasta el día que lo encontró amarrado a la cama por una esposa, privada completamente de su libertad.

Will no pudo evitar ver aquello. Nunca había hablado con él en todo el tiempo en que los dos compartieron el mismo techo, pero él seguía siendo un omega, alguien igual a él. Así que un día robó la llave de la oficina de Nolan y se la dejó cerca de las mano libre de él y se fue. Si él decidía escapar de nuevo al menos no quedaba por él. No era como si pudiera hacer mucho tampoco.

Estuvo nervioso toda la tarde esperando saber que haría el omega hasta que escuchó pasos en el piso de arriba. Lo próximo que supo era que el omega huía del alfa que le gritaba y él lloroso le replicaba sobre algo que William no pudo comprender. La situación llegó a ponerse tan tensa que llegó a la violencia y él golpeó el pequeño rostro del chico. Solo no analizaron que la escalera estaba a su costado. El cuerpo del omega cayó rodando por los escalones hasta caer al suelo inerte a los pies de William.

Un enorme charco de sangre acarició la planta de sus zapatos saliendo de la cabeza del omega. En la cima de la escalera el alfa miraba con pánico la escena así como de otro que llegó después.

-Y eso fue lo que ocurrió con el omega- William concluyó dejando a un Madox tan blanco y atónico que apenas podía articular palabras.

Nicolás atrajo al omega que tenía las mejillas bañadas en lágrimas y lo estrechó contra su pecho.

-Tranquilo amor, ya pasó todo- el alfa escuchó como el menor sollozaba contra su pecho después de haber recordado por todo lo que había pasado en aquel inmundo lugar. El alfa estaba tenso y a la vez molesto. Había quienes no respetaban a los omegas pero tampoco había que llegar al abuso de menores aprovechándose de sus debilidades.

Madox tuvo que cerrar los ojos y respirar. Se alegró al menos estar parado porque colapsaría. Solo de imaginarse las manos de aquellos alfas sobre el cuerpo de su pajarito hizo que sus colmillos se asomaran con la furia comenzando a brotar de su cuerpo. LO habían golpeado, amarrado, violado y a saber que más.

-Madox- le advirtió Nicolás intentando calmar al omega. Sus feromonas agrias comenzaban a atormentarlo más-

El doctor no sabía si podría calmarse. Julian había sido sometido a tanto y él no sabía, y no había hecho nada por él. SI al menos hubiera sabido algo de su pasado no hubiera actuado como todo el hijo de puta que fue. Se pasó la mano por su rostro arrepentido por todo. Por no dedicarle el tiempo que él necesitaba, por el amor que él de seguro anhelaba, por la protección que su alma gritaba a los cielos que le dieran.

-Señor Madox- miró al pequeño alfa que se había hecho casi un ovillo en el costado del alfa- Todavía hay algo-

Nicolás le extendió un sobre a Madox con varios papeles.

-¿Qué es esto?-

-Te acuerdas que te dije que tenía una forma de terminar con esa familia y llevarla por tierra- Nicolás sonrió y besó la frente de William- Aquí mi precioso bombón sacó información muy valiosa y me la dio a cambio de mi protección-

Madox alzo la vista.

-Un trato justo- entrecerró los ojos- Manda esto a todos los medios posibles y que se difunda, quiero que ellos se arrastren en su propia mierda. Que todo lo que le han hecho a sus víctimas y de la forma ilegal de donde sale el dinero salga a la luz. Eso no me traerá a Julian de vuelta pero al menos- tragó en seco- al menos es lo poco que puedo hacer por él-

Noticia de última hora

Noticia de última hora.

La familia Roset es acusada de tráfico ilegal de omega y abuso de menores.

Cuando la noticia salió a la luz fue una bomba y las pruebas eran tan contundentes que la bomba explotó no solo en el país sino en todo el mundo. Tomó a todos desprevenidos y el mundo de los negocios se vio en un gran dilema. Miles de excusas que quiso dar la familia Roset, sobre todo Nolan pero al ser asaltado a pregunta en una rueda de prensa con las muestras de fotos y otros datos que habían llegado por medio anónimo a grandes periódico, no pudo responder. Eso desató un mar de rumores que fue imposible de apagar.

Fue un caos total.

Un caos que hizo sonreír al joven chico sentada en el sillón que se mecía tranquilamente donde la brisa del campo hacía bailar sus rizos rojizos. Y donde acariciaba su pequeña barriga de tres meses, que no solo contenía a una sola vida, sino dos.

No soy tuyo, AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora