Dominic apretaba sus puños mientras miraba el celular sobre la mesa de descanso delante del sofá de su enorme sala. El reloj marcaba cerca de las 2:00 de la mañana y aun no recibía la llamada o el mensaje que tanto estaba esperando.
Solo se había quitado la chaqueta y corbata, pero aun así se sentía sofocado. Sus esperanzas de que Aidan se comunicara con él estaban desapareciendo. Se culpó a si mismo por ilusionarse tanto y de paso ser tan terco. Se había enganchado tanto de aquél omega que sin darse cuenta lo quería a su lado en todo momento. Podía ser debido al lazo de parejas destinadas, pero conocía uno que otro caso donde esto no resultaba así, y ambas personas convivían solo porque el lazo los hacía rechazar a los demás, no porque se amaran.
Pero la personalidad fuerte y decidida de Aidan, la forma de responder a él, el olor de su cuerpo y como lo hacía sentir, lo tenía cautivado. No le importaba si él no era de su mismo estatus y que su familia se opusiera a que estuvieran juntos, él no dependía del dinero de sus padres y sabía que al final, después de unas cuantas disputas, cederían.
Rindiéndose, se levantó conteniendo su molestia, se estaba haciendo tarde y tenía que empezar a preparar el equipaje. A pesar que la reunión era dentro de tres días, había decidido salir con antelación. Leo se había encargado de avisarle que las reservaciones por esas fechas estaban agotadas y tendría que buscar alojamiento personalmente lo antes posible. Ni siquiera con todo el desarrollo tecnológico que existía uno podía relajarse.
No caminó ni dos pasos cuando el celular sonó y cubrió la distancia en menos de un segundo y contestó.
-Puedes ...puedes venir a buscarme- la voz temblorosa del omega al otro lado de la línea le indicó que no estaba en su mejor condición emocional y se preocupó también por la física.
Ahogó un gruñido.
-¿Dónde estás?-
Se demoró más de lo que él quería para responder.
-En el parque del condado, detrás del centro comercial- lo oyó sollozar.
-No te muevas de ahí, voy por ti- y colgó agarrado ya las llaves del auto.
***
Aidan miró la pantalla de su teléfono y no sabía si había cometido un error. No tenía tanta confianza con ninguna persona que considerara amigo, su vida se había enfocado principalmente en el trabajo. Tampoco tenía muchas ganas de buscar un lugar para quedarse, y no podía ignorar que no quería estar solo en estos momentos.
Tal vez había sido por el impulso, pero una calma acogedora envolvió su pecho. Quizás no se había equivocado y había hecho lo correcto dejándose llevar por aquel instinto que cada vez se despertaba más.
Un auto se detuvo delante de él minutos más tarde y antes que pudiera incorporarse por sus propios medios, ya se encontraba contra el pecho masculino y rodeado por los brazos de Dominic. Sintió como el alfa lo envolvía con sus olor, pero no le resultó nada bien, en vez de ser feromonas para tranquilizarlo, estás parecían destilar la rabia y la impotencia del alfa
-Dominic- apenas pudo hablar mientras se estremecía contra su pecho- Tus feromonas, contrólalas- le pidió con un susurro.
Las ganas de vomitar estaban presentes y se arremolinaban en el inicio de su garganta. El alfa pareció darse cuenta pues las disminuyó hasta casi ser imperceptibles.
-Lo siento amor, estoy algo indignado por lo que debió haberte pasado, no pensé que eso te afectaría- besó su sien mientras recorría la espalda con sus dedos sintiendo como la tensión desaparecía y se recostaba contra él -Hiciste bien en llamarme, vamos a casa, cuidaré de ti- lo soltó lentamente y limpió el rastro de lágrimas de sus ojos dirigiéndolo al asiento del copiloto, para después guardar sus pertenecías. Hacerlo lo llenó de satisfacción aunque era extraño ver a Aidan tan sumiso.
No hablaron en todo el viaje. El menor no parecía muy dispuesto a entablar una conversación. Solo miraba por la ventanilla fijamente y alguna que otra lágrima se escapaba, lágrimas que el limpiaba cada vez que se detenían en algún semáforo.
Dominic apagó el auto al detenerse en el estacionamiento subterráneo de su edificio.
-Te ayudaré a subir tus cosas y las dejaré en la habitación de invitados- le dijo al ayudarlo a bajar.
Él sintió con un movimiento de la cabeza pero aun así no lo miraba. Dominic lo volvió a abrazar procurando que su olor no lo volviera a afectar. Enredó sus manos en la parte baja de su espalda mientras le hablaba.
-La familia puede ser algo complicado, no pienses mucho en ello, es contraproducente-
Lo sintió tragar duro.
-Yo no te traicionaré el alfa besó su frente- Tienes mi palabra- se sentía inesperadamente perfecto tenerlo en sus brazos.
No recibió respuesta y suspiró. Lo guió hacia su apartamento y hasta el cuarto que él conocía y dejó sus cosas sobre la cama.
-Puedes bañarte, utiliza lo que quieras, te traeré toallas nuevas. ¿Quieres comer algo?-
Aidan se sentó en la cama y movió su cuello como si le doliera
-Gracias, solo tomaré una ducha y dormiré un rato, creo que no lo he hecho en toda una semana- el agotamiento que lo invadía ni siquiera le permitía sentirse nervioso por donde estaba.
Dominic se sentó a su lado y tomó su mano.
-Te dejaré algo preparado por si te entra hambre en la noche, si deseas algo más tómalo de la nevera, tengo algunas cosas atractivas allí- le sonrió para intentar relajarlo -Estaré en mi habitación si deseas algo. No te preocupes, tú mismo lo dijiste, iremos despacio-
Las palabras de Dominic parecían cargadas de sinceridad.
-Gracias- por primera vez en toda la noche Aidan le sonrió.
-Eso está mucho mejor- el alfa le besó la mano, la palma y lo soltó antes de que fuera demasiado tarde como para detenerse.
Tenía que reconocer que se estaba poniendo la soga al cuello, teniendo a su omega a solo unos pocos metros y no poder sobrepasarse con él, o simplemente devorarlo. Eso y la frustración de los días sin desahogarse en el sexo, le estaba pasado factura, pero Aidan era muy impredecible y era mejor ir con cuidado.
Se levantó y salió dejándolo solo.
El chico observó a su alrededor analizando donde estaba realmente. Le había prometido no tocarlo, aunque con los últimos acontecimientos no creía que eso fuera tan real. Se sobó la frente. Su cabeza dolía otra vez. Decidió que se daría un baño y después dormiría. Mañana era otro día y con la mente fría analizaría sus próximos pasos.
***
Un sonoro ruido lo despertó cuando faltaban minutos para que la alarma la despertara. Se incorporó de golpe y soltó un agudo chillido de sorpresa mientras se resguardaba con la sábana. Un chillido como el de un omega asustado llamando a su alfa, aunque fue inconsciente y él no lo supo, pero el alfa que vivía con él sí.
-Buenos días, precioso- la voz que provenía de alguien que no era Dominic se escuchó desde a puerta con demasiado prepotencia- Mueve tu lindo culo que tú, tu pareja y yo tenemos mucho de qué hablar-
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No soy tuyo, Alfa
RomanceDominic, un alfa prestigioso que compra una empresa en declive, nunca se imaginó que uno de los jefes de área seria su pareja destinada, un joven llamando Aidan Aunque hay dos problemas. Ambos están comprometidos. Pero lo peor, es que Aidan dice ser...