Aidan no le prestaba atención al café humeante delante de él que decía bébeme por todas partes. Su mirada estaba centrada al frente, con los brazos cruzados, en la mujer que con una sonrisa engullía un pedazo de pastel demasiado azucarado para su gusto. Ambos se encontraban sentados en la cafetería de la esquina, lejos de cualquier oído resbaladizo que pudiera difamar su conversación.
-Tu café se va a enfriar- Dulse se limpió los labios delicadamente con la servilleta y la dejó doblada a un lado.
Aidan no podía negar que aquella mujer tenía un encanto desgarrador. Con su cabello brilloso peinado en perfectas ondas, un maquillaje perfecto en rasgos bien ubicados, una marcada cintura que no se preocupada de dejar en evidencia y un aura a su alrededor que atraería incluso a cualquier beta.
-¿Qué deseas hablar conmigo?- sabía perfectamente la respuesta de esa pregunta pero por respeto la hizo.
-Bueno, en primera, conocer a la persona que fue capaz de arrebatarme a mi alfa y segundo decirte algunas cosas- la sonrisa no se esfumaba de sus labios.
-Yo no te arrebate a tu alfa, él es el que insiste en perseguirme-
-No seamos ilusos. Soy una omega y sé perfectamente que no ganaré nada en luchar cuando Dominic encontró a su otra mitad o pareja destinada, como recalcan los alfas. Todavía recuerdo la última vez que tuvimos sexo, el brillo de sus ojos, no me miraba a mí-
Aidan suspiró y tragó conteniéndose de levantarse.
-Bueno ya me conociste, que quieres decirme además, estoy ocupado-
-No eres muy sociable- la omega inclinó la cabeza
Aidan cerró sus ojos, ahora mismo su vida era un caos ¿qué quería esa omega? ¿qué mostrara una enorme sonrisa y le dijera que su vida era una maravilla? Pues no, tenía que pensar en muchas cosas, una de esas, escuchar a la supuesta ex del alfa con sus reclamos.
-No importa- Dulse parecía de buen humor -Ahora que hablé contigo me siento más tranquila. Pensé que serías un omega que estaría detrás de Dominic por su dinero y que lo quisieras atar a ti para vivir en lo más alto de la sociedad, pero mirándote me doy cuenta que no eres así-
-Tengo mis propios problemas como para pensar tan alto-
La vio hacer un puchero.
-Hay algo que me preocupa. Hueles un poco raro, tus feromonas son débiles, ¿no crees que eso es un inconveniente a la hora de darle un cachorro?-
¿Cachorro? Los ojos de Aidan se abrieron. Hijos. No había pensado en ese momento en eso, no le había prestado importancia. No tenía intenciones de formar una familia con Hans tan pronto pero la sola mención del hecho hizo que su cuerpo se estremeciera involuntariamente. La imagen de él con una panza inmensa cargando la descendencia de Dominic pasó por su mente en un pensamiento fugaz y sus mejillas se sonrojaron. Se mordió el labio. ¿Qué demonios pasaba con él? Cada vez su cuerpo hacia lo que venía en ganas.
-No luches contra eso- le advirtió su acompañante -El lazo fue creado por una razón y si no estás con esa persona no te sentirás pleno nunca-
Aidan levantó la cabeza y la miró.
-Ojalá todos los omegas pudiéramos encontrar el extremo de ese hilo rojo como tú- un resplandor de anhelo cruzó sus ojos- Sigue mi consejo. Sé que es difícil aceptarlo, lo acabas de conocer pero dale una oportunidad, verás que no es nada de lo que te imaginas-
-¿Por qué me pides que este al lado de él cuándo hasta hace poco tú ocupabas ese lugar-
-No te voy a mentir, estoy celosa y me gustaría incluso pelear contigo pero no ganaría nada. Conozco a Dominic desde hace mucho y solo te puedo decir que se merece todo y más. Es un alfa impresionante y te aseguro que por más molesto que este nunca volteara su violencia contra su omega, por eso le deseo lo mejor y si encontró a su media alma quiero que sea el alfa más feliz del planeta. Solo retrocedo porque eres tú su mitad, pero te advierto que si lo encuentro solo, lo recuperaré con dientes y garras-
Por primera vez en toda la conversación Aidan sonrió levemente.
-No sé si eres demasiado buena o me estas tomando el pelo-
-Si te estuviera tomando el pelo, sería literal y nuestra conversación estaría subida de tono- Dulse le devolvió la sonrisa
Esta vez Aidan agarró la taza de café y la llevó a sus labios reflexionando en toda la conversación. Y si cedía, qué podría ocurrir. Estar junto a Dominic no le parecía desagradable en ningún sentido, incluso se sentía de maravilla, aunque él lo negara. Vivir con él como le había propuesto era un paso difícil de dar pero cada célula de su cuerpo se empeñaba en hacerlo cambiar de opinión y no dormir precisamente en el cuarto de invitados. Y ahora que no estaba la opción de quedarse en su casa era como si todas las condiciones se estuvieran preparando para eso.
Después de terminar el trabajo de la tarde y casi dejar la mayoría del proyecto por parte de ellos adelantado recibió en correo con la palabra urgente en su ordenador. Lo leyó y entrecerró los ojos.
-¿Una convención, en estos momentos?- se acarició la barbilla pensativo.
-¿Ocurre algo director?- su equipo se dignaba a salir de vuelta a sus casas después de varios días de horas extras.
-Todo bien váyanse, es nada sin importancia- les dijo mirando aún el mensaje. Minutos más tarde y estando solo en la oficina escuchó unos pasos y el olor de Dominic se hizo presente. Entró caminando rápido pero con elegancia y se sentó en el borde de la mesa.
-¿Lo viste?-
Aidan respondió con un movimiento de la cabeza
-¿Eso es?-
-Una prueba de fuego- respondió el inclinándose más hacia él pero manteniendo la distancia- ¿Quieren ver hasta cuanto he avanzado con esta nueva empresa así que ellos han organizado una presentación especial de proyectos. Esos viejos no pierden ni aunque e corten la cabeza- una sonrisa de medio lado cruzó sus labios
-Es dentro de tres días, el proyecto está adelantado pero aún le faltan algunos detalles para poder mostrar una solución contundente-
-Cuento contigo, mi director capaz. Necesito que esos detalles estén listos para dentro de dos días, el viaje es largo y me gustaría prepararme para cuando salgamos para allá-
-¿Cuando salgamos?- Aidan repitió sus palabras lentamente.
-Salgamos- Dominic volvió a sonreír recalcando con sus brazos cruzados delante de sus brazos y dejando que su olor lo envolviera. Ya conocía el efecto en los omegas y últimamente no lo afectaba como la primera vez, tal vez se estaba acostumbrando- Eres la persona que más conoce del avance así que necesitare de tu sólido apoyo delante de esas hienas-
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No soy tuyo, Alfa
RomanceDominic, un alfa prestigioso que compra una empresa en declive, nunca se imaginó que uno de los jefes de área seria su pareja destinada, un joven llamando Aidan Aunque hay dos problemas. Ambos están comprometidos. Pero lo peor, es que Aidan dice ser...