Realidad

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Julian se enderezó en la cama sosteniéndose su pulsante cabeza, tan mal que le daba mareo. La habitación estaba en penumbras a pesar de que afuera anunciaba que comenzaba a caer el atardecer. Buscó en su memoria que demonios había pasado y solo quedaba como último recuerdo la casa donde Aidan y Dominic vivían, un apartamento lujoso pero a la vez acogedor. Después de eso de conciencia se había vuelto oscura. Se había desmayado.

Entonces solo podía llegar a la conclusión de que estaba en casa de ellos todavía. ¿no?

Había una constante feromona rondando dentro de aquel inmenso cuarto, que de alguna forma no hacía que se sintiera para nada mal. Más bien, era acogedora, protectora, lo envolvían de forma posesiva. Era tan familiar que se encontró cerrando los ojos y dejándose embriagar por él. No podía definir de quien era exactamente pero le hacía sentir demasiado bien. No sabía a quién pertenecían pero su mente se dirigió directo al alfa que era el centro de su todo, de su estabilidad emocional, de su cuidado, de sus sentimientos.

Y sus dudas se difuminaron completamente cuando la puerta se abrió.

-Despertaste pajarito mío ¿cómo te sientes?-

El gran cuerpo de Madox cerró la puerta en su espalda con una bandeja en una mano. Solamente llevaba unos jean que bailaban en su cadera y un delgado pullover oscuro que marcaba cada uno de los músculos de su cuerpo. Si estuviera desnudo no hiciera mucho la diferencia y Julian solo pudo tragar en seco y bajar la cabeza asintiendo. El cabello despeinado del alfa era una bomba sexy total de la que al parecer Madox no se daba cuenta. O tal vez sí.

-¿Te duele algo?- el alfa dejó la bandeja con sobre la mesita de noche y se sentó frente a él palpando la temperatura con su gran mano sobre el cuello del omega –Tu fiebre ya bajó- sonrió satisfecho

-Solo un poco la cabeza- y no mentía para nada, había pulsadas constante que se desplazaban por momento a la zona donde su cicatriz estaba, allí incluso se volvía insoportable. Julian tuvo que masajear la zona.

A sus dedos se le unieron unos más ásperos pero que de inmediato tocaron los puntos exactos que le hicieron soltar un gemido de alivio. No cesó pero disminuyó.

-Me preocupa que todavía tengas algún síntoma después de haberte inyectado- la voz de Madoz era diferente de otras veces y Julian se estremeció un poco. Era amable y gentil a su manera, pero se notaba molesto.

-Estaré bien un poco más tarde, me suele ocurrir con frecuencia cuando estoy estresado- sonrió mintiendo.

Madox lo estudió de arriba abajo con su mirada afilada y el menor no pudo evitar volver a bajar la cabeza como sumisión. El alfa estaba tenso y eso no era bueno para él. Un alfa así era inestable y siempre los omegas terminaban siendo el blanco de su frustración. Julian no quería ser lastimado. No otra vez.

Sin saber por qué esos pensamientos llegaron a su mente, un marcado temblor lo recorrió tan violentamente que se tuvo que aguantar las manos buscando controlarse. Unos brazos lo envolvieron y lo atrajeron a la calidez de un abrazo consolador.

-Cálmate- Madox murmuró sobre su cabello –Estás muy sensible, no te voy a hacer nada- sus manos acariciaron su espalda suavemente.

Estaba preocupado. Había llevado a Julian a su casa y desde que la había puesto en su cama había notado la reacción de él. Estaba intranquila a pesar de estar inconsciente. Su ceño estaba fruncido y lo que más le preocupó es que mientras le hacía un examen completo había notado que en el medidor de feromonas manual que siempre tenía a mano para emergencias, estás estaban en valores bastante alarmantes.

Sabía que los omegas podían verse afectados en gran medida cuando había un enfrentamiento entre dos alfas. Que decía, un solo alfa podía alterar tanto a uno o varios omegas si se ponía realmente serio. Pero sus valores no aumentaban tanto como los de Julian. Ni siquiera sus exámenes regulares mientras estuvo ingresado, o antes de cada uno de los ciclos de celo se alteraban así. Algo había pasado y estaba seguro que Aidan le estaba mintiendo.

No soy tuyo, AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora