Discusión

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Dominic o vio suspirar y apretar sus ojos. No se había fijado pero parecía más que cansado, preocupado, pero no el tipo de expresión que le había mostrado antes.

-¿Qué te tiene angustiado?-

-Nada- él movió su cuello rompiendo algún nudo de tensión que se había creado -Estoy bien, solo cuestiones personales leves-

Dominic no le creyó una sola de sus palabras, se incorporó de la mesa y se puso a su espalda llevando sus dedos a los hombros pequeños y empezando un suave masaje reconfortador.

Aidan iba a protestar con el primer contacto pero las palabras no salieron de su boca, cuando una oleada relajante lo recorrió completo dejándolo embobado. El olor de él tan cerca parecía una droga que la dejaba fuera de juego, esta vez sin provocarle malestares.

Los mágicos dedos deshicieron cada nudo que encontró a la altura del cuello, clavícula, hombros. Intentaba quitar la atención de aquella nuca virgen descubierta aun sin ser marcada esperando por los colmillos de él. 

Sintió que su olor se hacía más fuerte cuando lo sintió temblar levemente y decidió ver que ocurría si sus feromonas se intensificaban más, leyendo sus reacciones esperando que no lo afectaran violentamente como las veces pasadas. La imagen del omega ahora lo tenía en la gloria. La cabeza a hacia un lado con los labios ligeramente abiertos y los ojos cerrados.

Sentía que podía tocarlo por siempre, conocer de memoria su cuerpo y nunca podría aburrirse.

-¿Se siente bien?- se inclinó hacia su oreja y dejó que el aliento caliento le acariciara.

Aidan apenas respondió, solo un sonido del fondo de su garganta.

-¿Qué te tiene tan preocupado?- insistió.

Pensó que no volvería a responderle hasta oír su voz en un susurro.

-No puedo volver a mi casa, no quiero estar ahí- las palabras de él lo cogieron de sorpresa y lo hizo detenerse un segundo para retomar la tarea una vez sintió los nudos de tensión amenazar con formarse nuevamente.

-Pues entonces ven a la mía- mordió el lóbulo sensualmente- Ya te lo dije y la propuesta estará en pie el tiempo necesario. Siempre te tendré un lugar reservado-

Lo oyó tragar.

-¿Cómo puedo confiar en ti?- se hacia la pregunta más a él mismo que al hombre -Eres un alfa y...-

-Tu alfa, mi amor- Dominic dejó un beso detrás de la oreja y siguió acariciando la curva con la punta de la nariz -Ahora y por siempre- no se consideraba un romántico pero sabía utilizar su lengua en los momentos adecuados, además aquel joven le hacía sacar todos los recursos de debajo de la manga sin ni siquiera quererlo.

-No puedes haberte enamorado de mi así sin más- él buscaba todavía una excusa que le dijera que retrocedería aferrándose a su estado actual. La incertidumbre de aceptar algo totalmente desconocido para él le hacía vacilar y más si aceptando el hecho de ir con él, aceptaba que era un omega. Diablos, no sabía nada de ser omega.

-Esto no es algo que podamos controlar- una de sus manos se había desplazado hacia la parte de adelante y trazaba su clavícula con la uña con ganas de apartar el botón que no le dejaba ir más allá en busca de su premio -Estamos hechos biológicamente el uno para el otro y negarse solo nos hará más daño. Además- se relamió los labios- La reacción de nuestros cuerpos no puedes negar que es salvaje y eso que solo nos hemos tocado un poco-

Nada, no quedaba nada que le impidiera no estar con aquel hombre que le insistía una y otra vez cada vez más tentadoramente. Ni siquiera la antigua pareja del alfa se interpondría, ella le había dado bandera blanca.

No soy tuyo, AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora