Capítulo 26.

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26.

Cuando entré a los trece años a la organización, había decidido cambiar muchas cosas en mi vida, por el simple hecho de que yo no era la típica niña que jugaba y entraba a la adolescencia como cualquier otra, había algo en mí que necesitaba ser calmado, y eso solo sucedía cuando conseguía lo que quería, sin importar cuánto me costara.

La primera vez que asesiné a alguien fue a los catorce años, un soldado había tratado de propasarse conmigo, pero yo había alcanzado a tomar su arma, dándole un tiro limpio en la frente, porque si no lo hacía yo, lo haría Maximilian, y yo no quería quedarme con el gusto.

Desde ahí empecé a asesinar a las personas con balas en la frente. Era mi marca personal, por eso mismo las personas que estaban en el otro bando no tardaron en darse cuenta de ello, sabiendo bien que había alguien que podía hacer peligrar sus vidas.

Al esforzarme tanto, pude graduarme a los quince años, quizás eso no le ayudaba a mi crecimiento social por no estar con personas de mi misma edad, pero eso no me interesaba mucho, hice mis años de universidad en la academia de la organización, siendo vinculada a una de las universidades más prestigiosas de Berlín, pudiendo así ejercer mis prácticas y todo aquello de forma normal, incluso había podido trabajar antes de graduarme, dándome yo misma los gustos que quería.

En el momento en que empecé a tener misiones, ni siquiera me había hecho mayor de edad, nunca exponían menores de esa forma, pero mi insistencia podía ser algo cansina, además de que lo hacía ver como una práctica para cuando tuviese que salir al graduarme en el oficio militar, porque de ese se salía a los dieciocho, aunque aún no hubiésemos terminado la carrera universitaria o la estuviesen empezando.

Aunque me cuidaban mucho, siempre salí con uno que otro golpe, hueso roto o roce de bala, lo que me colocaba siempre fuera de las misiones, pero yo era más inteligente que ellos, así que estudiaba los casos que había, robando por las noches los papeles que Maximilian dejaba regados en la casa. Pasaba madrugadas enteras uniendo fotos, rutas, oyendo grabaciones, escribiendo y borrando estrategias y formas de llegar al objetivo antes de lo que cualquiera en la organización pudiese planearlo; eso siempre hacia que volviese a las misiones, porque siempre dejaba un cabo suelto, el cual solo ataría si me dejaban participar.

De esa forma, fue que me convertí en el soldado que más rápido subió de cargos. Nadie a mi edad podía ostentar el cargo que yo tenía; Maxon había sido uno de los mejores de su generación, subiendo más rápido que todos sus compañeros, y yo a mis casi veintiuno estaba a punto de tener el mismo puesto que él, que me llevaba nueve años de ventaja.

La edad nunca había sido un impedimento para demostrar mi calibre como agente gracias a la disciplina que tenía.

Condecoración tras condecoración fueron llegando a mí, a medida de que explotaba edificios, asesinaba personas y dejaba en la cárcel a algunos más suertudos, pero sin duda los más desgraciados eran los que caían bajo las medidas aprensivas, ahí sí me gustaba hacer uso del apodo que ellos me habían colocado. Quizás y al igual que a los Morgenstern les gustaban esa clase de nombres, y la verdad era que en cierto momento empezaban a sonar algo curiosos y lindos ante los oídos.

Carolein Davis siempre había sido bastante fría y poco emocional; la agente Davis casi no mostraba reacción alguna pasara lo que pasara, pero Escorpión no sentía nada, y eso había estado pasando desde el momento en que decidí entrar a la organización, porque mis razones para mantenerme allí eran más poderosas que cualquier otra cosa. Me había dicho a mí misma que no descansaría hasta que tuviese en mis manos resulto todo lo que años atrás había decidido conseguir.

Los años habían pasado y yo seguía ahí, más que cerca de mi objetivo que nunca.

—No debiste haber dicho eso— dije una vez el resto del equipo posicionó una mesa a mi lado, sobre la que dejaron un estuche negro que envolvía lo que necesitaría para hacerlo hablar.

Entre Rosas Y Balas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora