7.
La falda negra se amoldaba bien a mi cuerpo, pero aun así había empezado a odiarla por la poca movilidad que mi permitía, sin contar que la peluca rubia empezaba a picar.
—Sígame, Señorita Müller— Me indicó el cerdo a mi lado, adentrándonos en el ascensor.
Dentro de aquel cajón metálico, pude ver a la perfección la imagen que regalaba el reflejo ante mí.
Cabello corto y con flequillo de color rubio, blusa blanca abotonada hasta arriba, blazer negro como la falda y medias de encaje.
—Déjeme decirle que es todo un placer hacer negocios con usted— Comenzó a decir—, a pesar de que aún no hemos concretado nada.
—El placer es todo mío— Concedí, tratando de marcar en exceso mi acento alemán y dándole mi mejor sonrisa de hipócrita. Ese maldito no dejaba de ver mis inexistentes pechos.
Llegamos hasta el último piso del edificio y fuimos recibidos por la administración, en dónde pude ver de inmediato a Maxon con un uniforme de conserje, a Axel con un traje gris y a otros agentes especiales.
Fuimos hasta su oficina, la cual estaba respaldada por guardias de seguridad. Entramos al lugar y divisé de inmediato el gran ventanal de vidrio que daba una gran vista hacia la ciudad.
—Ninguna quedó registrado en las cámaras— Anunció Otto por medio del intercomunicador, ya que, como todo agente especial con énfasis en informática se debía quedar desde una zona segura controlándolo todo, para ese momento, ya se debían de estar dando cuenta que todas las cámaras y equipo de seguridad digital del edificio había sido interferido.
—Bien, señorita Müller, podemos tomar algo antes de empezar— Fue hasta la barra que tenía al rincón y llevó una botella de Whisky con los vasos de vidrio a su escritorio y los dejó allí, para sentarse en la silla continúa a mí.
Barton Springs era uno de los empresarios más importantes en cuanto a empresas fachada que servían para el lavado de dinero se refería, solo que lo camuflaba con la fachada más grande que pudo haber inventado; una agencia inmobiliaria, demasiado grande y acaudalada pensaría si no supiera todo lo que había detrás de él.
El tipo le había hecho importantes transacciones de dinero a uno de los narcotraficantes más importantes del momento, por lo que se había vuelto un objetivo claro para la OISMI. Lastimosamente para él, era demasiado imbécil como para cuidar bien sus movimientos sin dejar rastro. Ya habíamos sacado toda la información necesaria de su base de datos, lo cual nos colocaba varios pasos más por delante de ellos.
—Ya tengo a las de administración— Habló unos de los agentes encargados de sacar a las personas que no tenían nada que ver.
—Yo a las de cafetería y Hoffmann ya reportó la salida de toda la segunda planta.
—No me pregunten cómo lo hice— Se apresuró a decir Hoffmann.
— ¿Ya están todos afuera? — Preguntó Otto.
—Klaus los noqueó— Dijo alguien más.
—Bien, Davis danos unos segundos más, solo falta sacar a los del tercer y cuarto piso, el resto son igual de culpables que Barton, así que no duden en disparar, porque se van a defender y serán rudos— Indicó Andreus, siendo él el líder de aquella misión, la más importante que había liderado en su apenas consagrada carrera como capitán.
Tomé uno de los vasos que el bastardo frente a mí me ofrecía y brindé con él a gusto, solo que mi incomodidad empezó a agobiarme al no poder ser expulsada, porque debía seguir en serio con mi papel de muñequita de la mafia.
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Entre Rosas Y Balas.
Novela JuvenilDesde el punto de vista de Carolein, las rosas significaban varias cosas en concreto, incluso, si le preguntaban, era capaz de enumerar cada uno de los puntos. Primero: Amor. Segundo: Pasión. Tercero: Sangre. Cuarto: Guerra. Quinto: Fuerza. Porque e...