21.
— ¿Quién eres? — pregunté, tratando de verme lo más normal posible para no llamar la atención de Axel.
—La verdadera pregunta es quién eres tú, maldita aparecida, aléjate de él ahora, porque o yo me encargare de alejarlo o él se comportará como siempre y arruinara todo— fue lo único que dijo antes de colgar la llamada.
Había sido una voz bastante femenina, pero demostraba rabia por lo alto. Observé el celular un segundo y luego lo guardé rápidamente.
Él y yo no teníamos nada.
No había anda de que preocuparme.
Y mucho menos nuestra relación de solo sexo iba a perturbar mi vida.
— ¿Pasa algo? — lo oí decir, a lo que negué, sonriendo sin mirarlo.
Encendí el motor de mi auto y empecé a conducir.
¿Quién habría sido?
¿Axel tendría alguna ex novia loca?
¿Una Ely dos punto cero? Ya tenía suficiente con esa pequeña rubia que parecía querer borrarme la cara con un bisturí.
Cuando llegamos al edificio de Axel, le pidió a un empleado que se encargara de subir todo lo que llevábamos.
A diferencia de lo que yo había hecho en la mañana, él fue directo a un ascensor e insertó un código en el tablero que ahí había, dejándonos directo en el interior de su casa.
Me quedaría en su casa, y estaba empezando a creer que había sido demasiado. Las personas que solo cogían no hacían eso, por lo que sentí la necesidad de volver a aclarar nuestra situación.
—Axel— lo llamé, a lo que él respondió girándose—. ¿No es demasiado que me quede aquí? Digo, porque tú y yo no tenemos ningún tipo de relación afectiva.
Él se acercó, y si sintió algo cuando dije aquello, no lo supe, porque se quedó con la misma expresión de siempre.
—Tranquila, Davis, ya sé que no quieres una relación y yo tampoco estoy buscando amor ni una novia, así que solo vamos a compartir este espacio— parpadeó con tranquilidad y yo me sentí incomoda al oírlo decir aquello—. Tómalo como una prueba, así sabremos si nos vamos a soportar lo suficiente como para seguir con esto.
Bueno, eso no había sido precisamente lo que quería oír.
¿Por qué cuando yo me planteaba una idea me sentía de una forma, pero cuando de su boca salía algo de lo que yo pensaba simplemente no me gusta?
— ¿Seguro? No quiero que te termines enamorando— lo reté, sabiendo que él no cambiaría su actitud arrogante.
—Ya lo hice una vez y no me fue bien, así que no está en mis planes volver a hacerlo, de igual forma no eres mi tipo. No te preocupes, Davis, podemos parar esto cuando queramos— apretó los labios y metió los bolsillos de su pantalón, dándose la vuelta para abrirle la puerta al encargado que había llegado con nuestras cosas.
¿Qué había dicho? ¿No se suponía que me quería solo para él? ¿Que íbamos a tener hijo? Pero parecía que en sus palabras no era así.
Solo bromeaba antes, era obvio, y yo lo sabía, pero tampoco me estaban gustando esas palabras. De igual forma era lo que debía escuchar, porque eso que teníamos tendría su final y conoceríamos a otras personas. Pero también había dicho que le gustaba que yo no me pareciera a las chicas con las que solía frecuentar, para que dijese que yo no era su tipo, aunque bueno, era cierto, seguro siempre estaba con chicas con piel de porcelana y cabello claro.
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Entre Rosas Y Balas.
Teen FictionDesde el punto de vista de Carolein, las rosas significaban varias cosas en concreto, incluso, si le preguntaban, era capaz de enumerar cada uno de los puntos. Primero: Amor. Segundo: Pasión. Tercero: Sangre. Cuarto: Guerra. Quinto: Fuerza. Porque e...