Estaba oscuro y lo único que había era una débil luz que alumbraba de forma escasa, lastimosamente, esa luz no podía llegar a mí, no me podía liberar o ayudar. Estaba perdida. Estaba sola.
Esa noche grité todo lo que pude, derramé lágrimas que al final solo sirvieron para manchar mis mejillas e irritar mis ojos, ya que, yo no creía en eso de las lágrimas liberadoras, y después de esa noche mucho menos creería en ellas. Las lágrimas solo eran un medio por el que el dolor y la tristeza se hacían reales, para así demostrarle a los humanos cuan miserables eran.
No había otro significado.
No había otra forma de verlo.
Poco a poco sentí como el cansancio se había ido apoderando de mí. Las muñecas y los tobillos me dolían demasiado por todo el esfuerzo que había colocado en liberarme; pero al final todo había inútil y en vano, solo quedaba esperar que no morir.
Cuando creí que solo que dejarían allí sin ningún sentido, escuché pasos que venían a los lejos. La luz pudo capturar un poco de aquella silueta, pero sin revelar mucho de la misma.
No obstante, yo ya sabía quién era esa persona que había maniobrado todo aquello. Conocía su porte fino, su exquisito olor propiciado por los perfumes caros que usaba, además de esa presencia escalofriante que tenía.
Para su desgracia, yo sabía quién era, y eso mismo condenaría aquella persona. La destilería y costase lo que costase, haría de su vida el mismísimo infierno.
—Cuánto esperé por esto, eres demasiado dura para ser solo una niña.
Solo una niña.
Trece años.
Eso era todo lo que tenía como para vivir algo como eso.
Sin cuidado alguno, los hombres que estaban allí detrás de mí, me tomaron por los brazos y me alzaron hasta quedar un poco por debajo de su estatura.
—Eres tan bonita— Pasó sus manos por mi rostro para después dejarlas sobre mis hombros-, y al fin te voy a disfrutar.
Ni siquiera sabía cómo era capaz de decir algo como aquello, debido a que, no había mucha luz, lo cual impedía el poder verme por completo, y que, en segundo lugar, era enfermo y asqueroso decir alguna frase semejante.
Con cuidado, bajó la tela que cubría mi boca, y sin darme tiempo de realizar acción alguna, me acercó aún más a su cuerpo y colocó sus labios sobre los míos, para alejarse poco después.
—Hoy serás mía.
Y tu desgracia también será mía. Fue lo último que pensé antes de que todo se oscureciera por completo.
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Entre Rosas Y Balas.
Teen FictionDesde el punto de vista de Carolein, las rosas significaban varias cosas en concreto, incluso, si le preguntaban, era capaz de enumerar cada uno de los puntos. Primero: Amor. Segundo: Pasión. Tercero: Sangre. Cuarto: Guerra. Quinto: Fuerza. Porque e...