Capítulo 37.

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37.

Estaba ahí, al fin había llegado.

Sin pensarlo, alcé mi mano derecha y toqué su pómulo izquierdo. Estaba golpeado, tenía un moretón en esa parte, el labio inferior roto, un raspón en la frente, la mandíbula golpeada y un cabestrillo sosteniéndole en brazo izquierdo. Por su postura podía deducir que le dolía algo más internamente, pero mejor no seguía conjeturando.

— ¿Quién te lo hizo? — Bajé los dedos y pasé las yemas por el contorno de su mandíbula hasta terminar en su barbilla.

Viendo atenta su estado físico, había caído en cuenta de algo, algo acerca de mi misma, y era que detestaba verlo lastimado. Me revolvía el estómago verlo herido y pensar que eso le había llegado a doler.

— ¿Así recibes a todos tus invitados? — apretó los labios y negó como si desaprobara el que abriera la puerta con una pistola en la mano siempre. Miré al mueble que había al lado y la guardé ahí junto a la que ya tenía en ese lugar—. Digamos que tuve un encuentro amoroso, apasionado y romántico con una condesa— sonrió sin despegar los labios, como si fuese chistoso.

—A menos de que esa condesa hubiese sido hija del conde Drácula, no veo otra forma en la que terminaras así por un apasionado e intenso en encuentro— bajé mi vista y note otro golpe en la parte trasera de su cuello, el cual se extendía un poco hacia adelante—. A menos de que estemos hablando de una condesa— una que sin duda no tendría ni un solo acercamiento pasional o romántico con Axel.

—Davis no sé si tienes algún amante escondido allá adentro o algo, pero estoy esperando a que me invites a entrar antes de que aparezca chuky con un cuchillo en este pasillo— cambió de tema y miró a los lados enfatizando en su punto.

Bufé por su mención y lo jalé de la chaqueta azul marino que llevaba sobre los hombros. Entró y cerré la puerta detrás de él, pasándole el seguro.

—Siéntate— exigí, tomando otra vez el tazón de frutas que había sacado antes de que llamara a la puerta—. Y yo tengo ningún amante escondido acá dentro— él se sentó en la esquina del sofá, mirándome desde ahí.

—Ven— palmeó se regazo y fui hasta él, viendo más de cerca su magullado rostro—. ¿Has dormido bien?

—Sí— mentí.

— ¿Has comido bien?

—Sí.

— ¿Por qué no te creo? — Alzó una de sus cejas y espero por mi respuesta.

—Porque soy mala mintiendo en esas circunstancias— me llevé una fresa a la boca y la mordí, antes de que él me la quitara con la suya, chupando mis dedos de paso.

— ¿Tengo que darte la charla sobre dormir y comer bien, otra vez? — Reí al oír eso, ya que mis padres hacían aquello todo el tiempo—. Te estoy regañando, Davis— se quejó, claramente indignado.

— ¿Cómo te sientes tú? Yo estoy bien, pero tú te ves...

— ¿Cómo si hubiese peleado con un toro? Me siento exactamente así. ¿Alguna vez viste la primera película de Avengers? — Asentí ante su pregunta—. Al final Hulk toma a Loky como si fuese un muñeco y lo golpea una y otra vez contra el piso, bueno, figurativamente ella hizo eso mismo conmigo, solo que además de eso quiso jugar a la carnicera con mi brazo. Me electrocutó, golpeó, hizo que rodara sobre el asfalto y de seguro ahí me rompió las costillas y después con mi propio cuchillo me abrió el brazo— señaló el brazo que mantenía sujeto en el cabestrillo.

Con cuidado, le quité la cacheta, debajo llevaba un suéter polo del mismo azul, la manga corta me dejaba ver la venda que tenía. La aparte un poco y vi la enorme cicatriz que surcaba su bíceps. Ya estaba perfectamente suturada, seguramente solo le quedaría una delgada línea si llegaba a dejar alguna marca.

Entre Rosas Y Balas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora