15.
¿Se podía empezar a odiar a alguien en menos de un segundo?
La respuesta era un rotundo sí, porque yo había empezado a odiar a Karsten después de haber interrumpido el beso entre Axel y yo.
— ¿Necesitas algo? ¿O nos quieres traer una botella de vino tinto? — le preguntó Axel con arrogancia.
Podía sonar fea la forma en la que decía eso, y también el propósito con el que lo hacía, pero justo en ese momento no le estaba dando mucha importancia en como llegaba a tratar a alguien más.
—No soy camarero— contestó, llevando sus manos hacia atrás, mirándolo con toda la frialdad que podía, pero no le ganaba a Axel en eso; él podía llegar a parecer la persona más intimidante del mundo en un solo instante.
—Vaya, tu traje de pingüino me dice lo contrario— rodó los ojos y pasó las manos por mi cintura, volviendo al juego que habíamos dejado de lado.
—El casino no es motel, no se aceptan espectáculos— masculló, ladeando un poco la cabeza.
—Bueno, ahora termino mi juego y subimos al segundo piso, espero y las sabanas estén limpias y haya condones ultra sensibles— bajó una de mis manos a mis muslos y otra a mi espalda—. ¿No tienes que ir a hacerte un examen del herpes o algo así? — preguntó con fastidio, notando que Karsten seguía parado junto a nosotros.
—Yo me encargo de él, vuelvo después— me levanté del regazo de Axel, notando que cierto amigo suyo no tenía el mismo tamaño que antes de besarlo.
Al percatarse de eso, sonrió con orgullo y se acomodó mejor en la silla para que nadie más lo notase. Me incliné hasta él y le dejé un beso en la mejilla, para luego volverme a erguir, dedicándole una mirada algo venenosa a mi ex.
Caminé por el casino hasta llegar a un pasillo que parecía dar al segundo piso, deteniéndome para cruzarme de brazos y empezar a soltar lo que estaba conteniendo.
— ¿Qué te pasa? ¿Por qué te portas como idiota?
— ¿Yo me porto como idiota? ¿Acaso no ves al niñito de papá que va por ahí humillando y tratando mal a las personas? — contratacó exasperado, abriendo sus brazos como solían hacer las personas al discutir—. Por supuesto que no lo ves, si andas besándote con él como si nada.
—Porque puedo hacerlo, mientras en trate bien a mí y lo haga con personas que me importen no voy a andar por ahí mirando con quién es amable y con quién no, las personas no tenemos la obligación de ser buenos con todos— di un paso al frente y mantuve la cara en alto.
— ¿Es decir que yo no te importo y por eso dejas que me trate de esa forma?
Bueno, ese era terreno distinto.
No podía ser mala con él, era parte de mi misión, debía acercarme y no alejarlo, pero al parecer mi cercanía con Axel estaba haciendo lo contrario, y eso era un problema.
—Sí me importas, fuiste muy importante en mi vida, pero debes entender que estamos en puntos distintos de nuestra vida ahora— dije en un tono más calmado, tratando de mostrarle que no tenía problemas con él.
— ¿Por qué me evitas tanto?
Porque me gusta pasar más tiempo con el Adonis demoniaco de ojos azules.
—Tengo un estilo de vida muy ocupado, no puedo dedicarme todo el tiempo a una persona, y menos si esa persona tiene pareja— le recordé, haciendo que la expresión de su rostro cambiara.
—Ely es un problema entonces.
—No lo es, solo que no es apropiado estar alrededor de alguien que tiene una novia que me quiere cortar el cuello.
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Entre Rosas Y Balas.
Roman pour AdolescentsDesde el punto de vista de Carolein, las rosas significaban varias cosas en concreto, incluso, si le preguntaban, era capaz de enumerar cada uno de los puntos. Primero: Amor. Segundo: Pasión. Tercero: Sangre. Cuarto: Guerra. Quinto: Fuerza. Porque e...