19.
¿Por qué carajos no me había dicho que lo iban a operar? No debía ser nada bueno, seguramente lo sabía desde antes y no me había dicho nada para no preocuparme. Aunque no debía preocuparme porque no había nada entre nosotros y no me correspondía ir y ver qué tal estaba.
Yo quería follarlo y manosearlo, pero también quería saber si había comido, si dormía bien y como estaba. Y eso me estaba volviendo loca.
Quizás me gané unas cuantas multas por manejar tan rápido hasta su edificio, pero no me importó, yo solo me bajé y fui hasta la recepción, dije lo que Olimpea me indicó y subí al ascensor hasta llegar a un pasillo en el que solo había cuatro puertas. Busqué la del fondo y toqué, esperando a que ese mentiroso me abriera, pero no, me abrió alguien más.
—Usted debe ser Carolein Davis— dijo la chica frente a mí. Tenía un uniforme blanco de enfermera y esos feos zapatos que siempre usaban para su comodidad.
— ¿Cómo lo sabe? — me atreví a preguntar, aferrándome al bolso entre mis manos.
—Es la única que he visto que entra en la descripción de "bella canelita con cuerpo de súper modelo"— hizo las comillas con sus dedos y abrió la puerta por completo para que pudiese entrar.
—Bien— musité, pasando al interior del lugar, llevándome la más hermosa de las vistas.
El piso parecía un tono gris muy bien cuidado y elegante, el olor me recordaba al de los edificios elegantes de trabajo y el amueblado estaba en tonos negros y unos cuantos detalles en blanco y plata. Era un solo piso, pero era enorme. El techo estaba muchos metros por encima de mi cabeza y parecía que solo la sala tenía el tamaño entero de mi apartamento.
La cocina se veía desde ahí; era industrial y casi tan grande como la sala.
Bueno, sí que era algo excéntrico y ostentoso todo lo que tenía que ver con Axel.
Tenía un televisor enorme, muebles gigantes y una decoración que podía hacer competencia con cualquier mansión, pero lo que más llamaba la atención eran dos enormes repisas que ocupaban una pared entera, una estaba llena de libros y la otra de esos barcos a escala que se encontraban dentro de botellas.
—Está en su habitación, puede pasar— me indicó la enfermera, a lo que yo respondí con un asentimiento, yéndome por la puerta que me había indicado.
Me acerqué lentamente, tratando de que mis zapatos no hiciesen ruido y pudiese abrir la puerta de forma sigilosa.
¿Por qué me movía como si estuviese en una misión?
Abrí la puerta y entré a la habitación. La enorme puerta no hizo ruido alguno al ser rodada y se desplazó de forma algo extraña, dejando un hueco entre el marco y ella.
—Canelita— exclamó Axel, tomando agua desde la pajilla que había en el vaso que le extendía otra enfermera.
No era enserio.
Estaba como si nada sentado en una silla de ruedas, mientras una enfermera sostenía un vaso de agua en sus manos, otra estaba recortando las uñas de sus manos y una tercera estaba dándole un masaje en los pies, pero también tenía un recipiente lleno de agua y pétalos de rosas en donde descansaba el pie que no estaba siendo masajeado.
— ¿En serio? — me crucé de brazos y me sentí la persona más estúpida del mundo.
Mientras a mí casi me daba un colapso nervioso; a él incluso le estaban dando agua en la boca, no tenía que mover un solo dedo aun cuando tenía una mano libre.
—Por supuesto, dijiste que soy un niño, y a los niños deben tratarnos bien— miró las uñas que había arreglado la muchacha y arrugó la frente como siempre lo hacía—. Catalina, está uña está más larga que está— señaló sus dedos e hizo que las emparejara—. ¿Qué te trae por aquí? — volvió a sonreír y puso toda su atención en mí.
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Entre Rosas Y Balas.
Ficção AdolescenteDesde el punto de vista de Carolein, las rosas significaban varias cosas en concreto, incluso, si le preguntaban, era capaz de enumerar cada uno de los puntos. Primero: Amor. Segundo: Pasión. Tercero: Sangre. Cuarto: Guerra. Quinto: Fuerza. Porque e...