Aine
Acostados sobre las hojas pasamos la tarde los tres. De verdad parecía un lugar completamente alejado de todo y de todos. Un lugar secreto, casi como una casa en el árbol en el jardín trasero de una casa. Donde solo los miembros el club podían entrar, porque crearon una contraseña que ponía un límite a los extraños.
Esta tarde aprendí muchas cosas de ambos y, aunque seguí guardándome las cosas de mi vida ninguno pareció querer empujarme a hablar más sobre mí. No más de lo que yo quería hacerlo. Y estaba agradecida por esa extraña comprensión de su parte. No había experimentado hasta ahora este tipo de, podría decirse, falta de interés de indagar dentro de mi vida. No desde Irene.
La gente a mi alrededor parecía estar muy interesada en lo que mi padre hacía o dejaba de hacer, donde iba a comer, con quien se veía, quienes eran sus amigos más cercanos, si ellos podrían entrar al club donde siempre pasaba sus ratos libres... Supongo que ser procurador no es algo fácil y se merece su reconocimiento, así como el reconocimiento que tiene en este punto de su carrera.
Todos hablan tan bien de mi padre, y parece caerles bien a la mayoría de las personas con la que trabaja. Y en las noticias escuchamos que lo nombrar de buena forma, porque siempre ha hecho su trabajo de forma correcta. Me gustaría poder gritarle al mundo lo difícil que fue cuando crecí y él ya no estaba ahí como antes. Que su trabajo se llevó al padre que conocía y me dejo a un, casi desconocido junto a mí. Alguien que ahora, no quiere que mi nombre se mencione en lugares públicos tanto como mi madre porque podría dañar su imagen como padre. Aun así, agradezco tener buenas memorias de los dos juntos cuando era pequeña.
― ¿Aine? ― Sav se elevó del suelo apoyándose en su brazo para mirarme. Al mismo tiempo que Dante se giraba para mirarme.
― ¿Si? ― pregunté.
― Te pierdes mucho en tus pensamientos ―comentó Sav sonriendo.― Te había preguntado en que trabajan tus padres, porque tu tía nos contó la navidad anterior un poco sobre su hermana y...
Desvíe mi mirada de ambos sentándome en el proceso. No había nada de malo en decirles en que trabajaban mis padres, ellos no son como las otras personas.
― Mi padre trabaja en la justicia y mi madre dentro de la moda. ― Y aunque no lo dije todo, tampoco mentí. No estaba lista para que ellos supieran esa parte de mi vida, tampoco para que se preguntasen que estaba haciendo con mi tía si mis padres estaban en casa al otro lado de la ciudad. En un barrio mucho mejor con menos problemas en sus calles.
― Eso es genial. Suenan a personas ocupadas. ―comentó Sav. Asentí y esperaba no tener que continuar con esta conversación sobre los padres.
― Entonces, ― habló por fin Dante ― como decíamos antes de que Sav se desviara de la historia y comenzará a preguntar sobre tus padres. ― suspiré― Nuestra cuarta visita a este lugar también fue provocada por huir de unos tipos a los que Sav hizo enojar con su gran elocuencia.
― ¡Eso no fue mi culpa! ― exclamo cruzándose de brazos― De hecho, fuiste tú. Yo solo intente defenderte de ellos, pues quien te manda a ligar con la novia de otro.
― ¡Yo no hice eso! ― dijo Dante mientras se sentaba― Ella me hablo primero y yo solo conteste. ¿Sabes cuantos años tenía esa señora? Su novio lo mal interpreto todo.
― Si, si, si... El punto es que luego Dante, como siempre, no pudo quedarse callado y le respondió al tipo lleno de tatuajes y de casi dos metros
― No eran dos metros ― dice Dante, interrumpiendo la narración de Sav. Este último solo hace un gesto con la mano para que lo deje seguir.
― El tipo era altísimo y con músculos, no como nosotros. ― sonreí― Haber, no tenemos músculos como él pero tampoco somos palos, sin embargo, una persona inteligente no se enfrente a alguien así. El instinto de supervivencia.
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Another love
FanfictionEn el caos de su mente, Aine, no podía dar respuestas a todas sus preguntas. Y junto a los secretos de su familia, poco o nada era lo que sabía. Pero, confiaba en estas tres cosas: 1. Siempre lo había necesitado a su lado. 2. Jamás podría olvida...