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Aine

El lunes por la mañana comencé a buscar a Jimin desde que llegué al colegio. Casi no prestaba atención a lo que me decía Irene o cualquier otra persona; y aunque, me moría de curiosidad de saber sobre su cita con Sav y de como lo conoció. Si preguntaba algo al respecto, tendría que explicar como es que yo lo conozco.

― Ya basta ― dejo su bolígrafo en la mesa― ¿A quién estas buscando?

― A Jimin ― la miré― Necesito preguntarle algo importante y que solo el puede saber.

― ¿Es un secreto? ― asentí― Vaya, ahora me guardas secretos.

― Necesito saber toda la información para poder contarte lo que pasa. ―volví mi mirada a la puerta por si veía entrar al castaño― No tengo ni la mitad.

― Pues te tiene muy inquieta, sea lo que sea. ― Me gire para ver el reloj sobre la pizarra― Aún faltan diez minutos para que empiece la clase, Jimin llega faltando cinco o menos. Ya lo sabes.

Si, claro que lo sabía; sin embargo, eso no significaba que pudiese esperar con más paciencia a que apareciera. La urgencia de saber que estaba pasando, de si le había dicho a alguien que me había visto; aun que por la reacción de Irene en la mañana sospecho que no lo hizo. Lo que me hace preguntarme la razón de que no les haya dicho.

― maldición Jimin ― me queje por lo bajo al no verlo entrar. Irene rio. Deje de mirar la puerta y fui a las ventanas, me fije en el estacionamiento tal vez pasaba caminando o, podía ver si su coche ya estaba ahí.

― eh? ― me puse de pie para ver mejor.

― ¿Qué? ― pregunto curiosa Irene.

― El auto de mi padre esta aquí nuevamente. ― le respondí. La semana pasada me dijo que vino por una reunión con el director sobre los posibles planes de vinculación con la sociedad que se podían implantar en el colegio.

― ¿Nuevamente? ― asentí― ¿Por qué esta aquí?

― Dijo que discutían algo sobre vinculación con la sociedad. ―seguí observando el estacionamiento.

― Que raro ― murmuro Irene. Deje de mirar el estacionamiento para ver a mi mejor amiga en silencio― No es que mi madre está trabajando también en eso y me dijo que las reuniones empezaban en dos semanas.

― Entonces, ¿por qué esta aquí mi padre? ― levanto los hombros. ― Si llego tarde, dile al profesor que mi padre está aquí y quiso hablar conmigo.

― Si, tranquila yo le digo. Pero me cuentas lo que averigües. Saque mi móvil de la mochila para salir con rapidez antes de que el profesor llegue.

― ¡Oye! ― se quejo Jimin. ― ¿Por qué me estas quitando mi mochila? No tengo nada tuyo.

― Irene ― mi mejor amiga solo asintió y yo me lleve a Jimin del brazo por le pasillo.

― ¿Qué estamos buscando en la oficina del director? ― me acerque a la secretaria sin responderle.

― Buenos días, Mery ¿mi papá está en reunión con el director? ― Atrás mío Jimin repitió el saludo.

― Aine, Jimine buenos días también. ―reviso un cuaderno― No querida, el director no está aquí.

― Oh, bueno gracias. ― Mery asintió y volví a jalar a Jimin al pasillo.

― ¿Por qué buscamos a tu padre? ―me detuve.

― ¿Por qué conoces a Dan? ― solté al instante. Jimin miro a ambos lados del pasillo, parecía alarmado. ― Jimin. ― ahora era él quien me jalaba por el pasillo.

Llegamos a la entrada de la biblioteca, entramos en silencio. Eran las ocho de la mañana y la biblioteca se abría a las nueve oficialmente. Jane no estaba por ningún lado lo que nos facilito subir al segundo piso y escondernos en una esquina.

― ¿Por qué lo conoces tú, Aine? ― Excelente pregunta en la que no había pensado.

― Mi tía vive en la zona. Ella lo conoce y en fin, así paso ―obvio se me da mejor mentirle a otras personas― ¿Y tú?

― No me vas a creer cuando te diga esto ― susurro― ni siquiera creo que debería decírtelo.

― ¿Es algo malo o qué?

― No, malo como tal, pero... ―rasco su cabeza― Es que no es mi vida, no creo tener derecho de contarte. ― con cada palabra avivaba mi curiosidad― Dante... Bueno, él...

― ¡jimin por dios! ― levante un poco mi voz.

― Mira, te diré lo que yo sé. ― desvió su mirada al piso de abajo―Eso no significa que sea la verd...― Dejo de hablar de golpe.

― ¿Jimin? ― No obtuve reacción alguna, pero su rostro en completo shock me hizo ver en la misma dirección.

Sentada en la última mesa del segundo piso me sentía completamente helada. Congelada en cuatro paredes. No podía moverme ni dejar de verlos. ¿Qué estaba pasando aquí? Esto no tiene sentido, ¿desde cuándo? No, no mi papá... el padre que yo conozco, no él no...

― Aine, mírame ― Tomo mi rostro en sus manos obligándome a verlo a él ― Saldremos de aquí en silencio.

― Mi papá... ― susurre― mi papá...él...― ¿por qué no era capaz de decirlo? ― Jane... Ellos ― Jimin asintió― se estaban besando.

Jimin me tomo de los hombros sacándome de la biblioteca sin ser notados. Me llevo fuera de los pasillos, hasta los jardines junto a las canchas. Seguía sujetando mis hombros, parado delante de mí. Sabía que estaba hablándome, pero mi mente no podía dejar ir la imagen de mi padre besando a Jane en la puerta de su oficina y luego entrando en esta entre risas.

― Aine, yo... ― levante mi mano. Nada de lo que dijese cambiaría o borraría lo que ya había visto. Por esto era por lo que venía tan seguido al colegio, para verla. ― oye, oye... cuidado.

― Jimin ― hable con la voz entrecortada― prométeme que no le dirás a nadie lo que viste. No podemos dejar que nadie lo sepa... mi mamá, ella...

―Si, no diré nada Aine.Tranquila. ― suspire intentando contener el llanto. ― Te traeré agua, no temuevas. 

Pase varios minutos sentada esperando borrar de mi mente lo que acababa de ver. Deseaba que fuese mentira, no podía ser que estuviese pasando esto. Solo necesitaba que mi vida se mantuviese con algo firme. Juraba que esa base firme era mi padre. A pesar de que no lo veía tanto como quería o que no hablásemos como antes, quería que su recuerdo siempre fuese el mismo.

Me levante y camine directo a la biblioteca. Ignorando cualquier pensamiento de advertencia que podía tener. Aun sabiendo que no ganaría nada si los enfrentaba, pero tenía la certeza de que aún estaban ahí. Me pare frente a la puerta, pude ver a Jimin pararse con la botella de agua frente a la máquina expendedora. Limpié las lágrimas amenazantes, mantuve su mirada unos segundos y entre. 

Another loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora