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Aine

― Entonces, ― apoyándome en los codos lo miré― ¿eres capricornio? ― asintió.

― Mi cumpleaños es el 27 de diciembre ― sonrió tomando de su soda.

― En menos de un mes― afirme con felicidad― Mi cumple es el 20 de febrero.

― ¿Eso es piscis? ― asentí tomando mi lata de cola. ― ¿Te va lo de los signos?

― No realmente. Aun que es interesante.

Cuando nos fuimos de la plaza, pasamos por un pequeño supermercado abierto y compramos algunas cosas para picar. Y terminamos en este pedazo de tranquilidad creado tras la estatua. Agradecía que nadie más se girase o nos viese entre las sombras de los autos y los árboles de la calle. Bueno, menos Jimin.

Había cada vez más hojas en el suelo indicando que el invierno llegaría pronto y haciendo más difícil mirar lo que estamos pisando. Nos acercamos a la esquina opuesta del lugar por donde siempre entramos, resguardándonos del viento nos sentamos apoyando la espalda contra una de las viejas paredes que quedaban en pie de la casa.

― Entonces, ―tome una papa― tú actividad favorita es pintar, aunque no me has mostrado nada aún. Tú color favorito es el marrón, tienes tres tatuajes ― asintió ― Y trabajas en las mañanas en una galería.

― Exacto. Ya sabes mucho de mí. ―negué― ¿Cómo qué no?

― No sé nada de tu familia. ― Acomodo su posición junto a la pared ante mi pregunta― Perdón.

― No, está bien. ― suspiro― Mi madre falleció hace cinco años en un accidente, bueno... Hubo un incendio y ella no pudo salir a tiempo. Inhalo demasiado humo y presentaba heridas graves en la mitad de su cuerpo... ― se detuvo aclarando su garganta―Murió en el hospital una semana después por un fallo en sus pulmones.

―Lo siento mucho Dan. ― toque su hombro.

― Yo también. ― murmuro― Deje el colegio en el último año porque no podíamos pagar eso y, al mismo tiempo, las cuentas del hospital. Además, del funeral... Quería sentirme útil y resulto que al final me expulsaron del colegio por algo que no hice... Iba tan mal mi vida que no quería enfrentarme a nadie y acepté la culpa.

― ¿Y tu padre? ―me atreví a preguntarle.

― No es de mucha ayuda. ―nos quedamos en silencio― Es adicto. La mayor parte del tiempo no es consciente de su vida, muchas veces no vuelve en semanas y termino por buscarlo. Pero no sirve de nada, todo vuelve a como estaba antes. Así que deje de intentarlo. No puedes ayudar a alguien que no quiere la ayuda. ―asentí―Créeme que intenté de todo, pero nada funciono. Rendirme con mi padre fue muy difícil Aine... Podría decirte que hasta más difícil de despedirme de mi madre. ―sin saber que decir. Apoye mi cabeza en su hombro. ― Ella no tuvo la culpa de nada de lo que le pasó, no tuvo otra opción... ― suspiro― Mi padre siempre tuvo más opciones. Y así fue como Aiden y Sav llegaron a mi vida.

― ¿Tutor legal? ― asintió― ¿Por qué no vives con ellos?

― Porque aún tengo mi casa Aine. Una casa con las cosas de mi madre en ella. ― Deje en el suelo mi lata de cola para posar mi mano libre en su antebrazo. ― ¿Qué? Te he enamorado con mi triste vida.

― No, pero tu valentía de seguir sí. ― me dedico una media sonrisa.

― El primer año, donde toda mi vida se fue a la mierda... No creo haber sido tan valiente en toda mi vida como lo fui en ese momento. ― paso la mano por su cabello― Fui una persona muy mala con todos... Si no fuese porque Aiden me convenció en obtener ayuda, no sería quien soy ahora.

Another loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora