Aine
Nunca había tenido mi mente tan callada, no recuerdo que algo así hubiese pasado en mis cortos años. Siempre tuve montañas de pensamientos corriendo, saltando, esquivando, titubeantes, con paso firme, destructores... Solo estaba ahí, observando todo mi alrededor.
Sav y yo somos los único dentro de la habitación. Bajo las miradas de la ventana tan trasparente y sin embargo no podía vernos.
Limpiaba mis lagrimas cada segundo. Mezclando sus sollozos con los míos. En ningún momento cruzamos miradas. Sav sentado al otro lado de la camilla se sentí mucho más lejano.
― Mi hermano, ―susurro Sav― cuando éramos más pequeños prometimos protegernos de lo cruel que podría ser el mundo. ―suspiro― Lo siento, no pude hacerlo ―lloro ― Lo siento, debí ser más fuerte. Debía luchar más por ti, no te merecías esto. ―lo miré por primera vez desde que nos dejaron solos en la habitación― Hicimos tantos planes con la idea de tener frente a nosotros toda una vida. Apenas cumpliremos dieciocho Dan. Te llevaron muy temprano... ¿Cómo sigo con los planes de dos como uno?
Mientras más escuchaba a Sav despedirse de Dan más podía sentir la culpa ahogándome. Antes de mí, Sav y Dan, se movían como una sola pieza. Eran la persona que necesitaba el otro para planear y reír. Y ello me dejaron entrar en su pequeño mundo y yo, lo tire abajo.
― Lo siento Aine, ―levante la cabeza para encontrarlo de pie― intento no culparte por esto, pero no puedo. ―asentí― Sé que tu no deseabas lastimarnos y que esto, estuvo fuera de tu control, pero... No puedo. Siento ira cada vez que soy consciente de tu presencia. Y deseo poder gritarte todas las palabras que siento, pero él no querría eso. Los tres nos acogimos como almas gemelas y por eso, por el amor que Dan sentía por ti, por las sonrisas que le diste... Por todas las cosas buenas que nos diste, me callaré. ― de espaldas a mi continuo― Pero no quiero verte por un tiempo. No me siento capaz de soportarte y lo siento, sé que no fuiste tú.
No pronuncie ni una palabra, ni cuando escuche la puerta cerrarse nuevamente. No importa como lo viese, yo no sería capaz de tener esa fuerza que tiene Sav en no gritarme. Si yo fuese él, ni siquiera me permitiría estar frente a Dan ahora.
Las sombras de la noche comenzaban a entrar por las ventanas como manos acechando la camilla, listas para llevarse lo que esta poseía. Durante estas horas no fui capaz de hablar, varias veces entro Yoongi a darme agua e intentar que comiera algo. Accedí al agua, pero no era capaz de comer nada.
― Te hubiese gustado mucho esta puesta de sol. ―pronuncie por fin― Tiene un poco del azul y marrón de tus ojos... Nunca pensé en soltarte y mucho menos en dejarte ir, pero mira como jugo el destino con nosotros. Vino, nos presente este extraño amor y luego te llevo. Y nos quedamos aquí, solos. Espero que, en algún momento, Sav pueda perdonarme porque el tiene mucho más de ti que el resto de las personas. Llamame egoísta si deseas, pero tenías que enseñarme más de ti para que pudiera soltarte con un poquito más de facilidad. ―me detuve para poder tomar aire, pues entre las lágrimas y el dolor poco es el aire que parecía atrapar― Solo vivimos un beso Dan... No vimos tu película favorita... No armamos juntos el rompecabezas que nos compraste... No fuimos a la exposición que deseabas realizar...
Ya no tenía sentido lo que habla, todo eran oraciones sueltas desenvolviendo planes, ideas o sueños compartidos entre ambos. Algunas confesiones sobre sentimientos ocultos que ahora deseaban ser gritados al mundo porque se sentían enormes para el cuerpo pequeño que habitan. Me puse de pie y el murmullo del pasillo callo. Me acerqué a Dan y como si pudiera memorizar cada ubicación de sus detalles lo miré entre lagunas borrosas. Suspire e intente sonreírle por ultima vez.
― Siempre serán dos pasos, mi trébol de la suerte. ― le susurre y me agache depositando un beso sobre su frente.
Me alejé despacio, sin fuerzas y les abrí la puerta. Aiden fue el primero en entrar para poder despedirse de la persona que se convierto en su otro hijo. Me quede junto a la pared, entre la ventana y la puerta. Pegada a esta vi como Aiden le dio paso a mi tía y esta las enfermeras.
Yo estaba ahí viendo como se llevaban su cuerpo sin poder hacer nada. Me deje caer en el suelo, no tenía fuerzas para todo esto. Yo sabía que pasaría, todos lo sabíamos, pero esto fue cruel. ¿Cómo pasó esto?
― Aine ― se arrodillo frente a mi la persona con mis segundos ojos favoritos― Estoy aquí.
― No quiero acostumbrarme a su ausencia. ― le dije.
― Lo sé, pero debemos salir de esta habitación.
― Yoongi tiene razón corazón ―se acerco a nosotros mi tía. Asentí y Yoongi me levanto con él.
Me sentía como un zombie, no sentía mi corazón y mi mente estaba tan callada que era aterrador. Camine por el pasillo con Yoongi y mi tía a cada lado. Entramos al ascensor y deje caer mi cabeza sobre su hombro. Mientras más me movía menos consciente era de mi cuerpo, sentía el cansancio en el tambalear de mis piernas.
― ¡PERRA! ¡LOCA! ¡DESQUICIADA! ―resonaron una gran cantidad de insultos apenas se abrió el ascensor― ¡maldita vieja obsesionada!
Me solté de Yoongi y seguí el ruido de insultos, sé perfectamente a la persona a la que Sav le estaba gritando todo eso. Doble a la derecha en el pasillo, al final de este los vi. Los guardias de quien sería mi madre intervenían en el camino de Sav. Sin embargo, este no forcejeaba con ellos ni los tocaba. La única persona que lo estaba tocando es su padre.
Me acerque seguida de la mirada de Sav, los guardias se apartaron y antes de que esa persona cruel fuese capaz de soltar palabra la golpee. Jamás había golpeado a una persona y la sola acción me erizo la piel. Ella toco su rostro y me miró, parecía en shock.
― Jamás había sentido tanta furia al ver a una persona. Y tal vez soy muy pequeña para contener algo así dentro mío, pero tú te lo mereces. ―la empuje cuando se me acerco― ¿Cómo puedes ser tan cruel? ¿Acaso no tienes un poco de humanidad dentro de ti, eh? Nunca pensaste que la persona que se fue, por tu culpa ―añadí― tiene... tenía una vida fuera de conocerme. ¿No lo pensaste? Acaso no te percataste de que tambien tiene una familia... ¡Como puedes ser tan cruel! ―grite― ¿Por qué... ¿Por qué eres así conmigo? ―se comenzó a entrecortar mi voz― Sí, Dan no se iba a recuperar, pero no tenía el derecho a quitárnoslo de esta forma tan atroz... Te odio tanto que me causa dolor, porque siempre esperé que nuestra relación mejorase, que pudiésemos decirnos que nos queremos, tomarnos de la mano o darnos un abrazo. A pesar de todo, yo siempre te esperé. ―solloce― Ya no más, dejame en paz. Ya no volveré a esperarte, es más, no quiero saber nada de ti por el resto de mi vida. Y ojalá, que Eliott pueda irse con papá cuando se separen. Él, al menos, es mejor que tú.
― ¿Cómo te atreves a tratarme así? ― hablo bajando la mano de su rostro.
― Ojalá la culpa de lo que hiciste hoy no te deje en paz.
― ¡Aine! ―grito― ¿Dónde crees que vas? ¡Detente ahí mismo! ― seguido gritándome, pero yo necesitaba alejarme de ella o perdería el poco control que parecía tener. ― Quítense del medio, estorbos.
― No, Yoongi lleva a casa ― deposito las llaves de casa en su mano― Yo hablaré con mi hermana e iré.
― Entendido.
― No la dejes sola ― fue Sav quien se dirigió a Yoongi― Por favor.
― No te preocupes, la cuidaré.
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Another love
FanfictionEn el caos de su mente, Aine, no podía dar respuestas a todas sus preguntas. Y junto a los secretos de su familia, poco o nada era lo que sabía. Pero, confiaba en estas tres cosas: 1. Siempre lo había necesitado a su lado. 2. Jamás podría olvida...