Aine
Casi una semana después de que me diesen el alta y verme obligada a seguir los horarios de visitas del hospital. Los doctores nos citaran de forma urgente y le exigieron a mi tía que yo debía estar presente. El que quieran hablar conmigo fuera del horario normal e ignorando la presencia de Aiden, el tutor de Dan, fue la clara señal de que algo no estaba bien.
El doctor que trata el caso de Dan estaban frente a mi explicándome y mostrándome unos exámenes que se le hicieron algunas horas atrás. Comenzaba a sentirme confundida en porque me decía todo eso a mí.
― Estuve con él hace una hora. ¿Cómo es que él...? Me dijeron que todo seguía igual. – no sabía ni como preguntarles porque no entendía lo que estaba pasando.
― Le explicamos desde el principio lo que podría ocurrir ― dijo― El señor Damone ― hice una mueca al escuchar su apellido nadie lo llama así― llego con serías heridas en su cuerpo y sobre todo la de su cabeza. La hipotermia que presentaba cuando llego era grave, además de las varias reanimaciones que se le realizaron... Y los recientes exámenes indican un serio deterioro de sus órganos...
El doctor continúo hablando sobre como la salud de Dan estaba empeorando de forma drástica, como en los resultados de los exámenes se podía ver que empeoraba constantemente. Acostado en esa cama, con más tubos y cables que al principio. Esa persona no era él por más que tuviese su físico. Sus labios tomaban una tonalidad más anaranjada que rosada. Sus pecas tambien parecían estar perdiendo su color. Era muy consciente, que en la primera semana me dijeron que las posibilidades de que despertara en su condición eran tan bajas que era mejor no hacernos ilusiones.
Y yo seguía anhelando que abriese sus ojos husky, para poder ver la mezcla de marrón y azul. O poder escucharlo susurras "corazón" como aquellas tardes en las que dormíamos en mi habitación. Pero era tanta la repetición de los médicos que comenzaba a creerles. Desechaba la idea de que un milagro pasará.
― Espere, ¿qué acaba de decir? ― le pregunte. No pudo haber dicho lo que creo que escuche, no.
― Que si considerase donar sus órganos ― respire― podría ayudar a varias personas.
― ¿Darle sus órganos? ― dije atónita― Me están pidiendo que... ¿Quieren que decida si vive o mue..?
― Eres la única que puede hacerlo ― intervino mi tía por primera vez en la conversación. La mire expectante― Hay un papel legal que dice que en caso de que Dan no pueda tomar decisiones, tú serás la encargada de hacerlo por él.
― ¿Qué mierda dicen? ― intervino Sav.
El mundo debía estar bromeando conmigo o era su saco de boxeo o de verdad se piensa que soy tan fuerte como para soportar tomar una decisión así. Nunca me vi llevando una espada o un escudo, ni me he considerado una guerrera en la vida. De hecho, siempre he querido huir de esta. Y ahora me estas diciendo que yo debo decidir algo así. No, imposible.
― ¿No lo sabias? ― pregunto mi tía.
― Pesaba que estaba bromeando cuando lo dijo. ― termine susurrando lo último. La única vez que topamos el tema fue días antes de que la reunión con mi padre― Recuerdo que me pidió firmar unos papeles, pero yo... No sabía que...
― Podemos contactar a alguien de su familia si la carga es mucho para ti o delega la decisión a su tutor, solo eres una jovencita. ― Miré al doctor, a mi tía, a Aiden y a Sav tantas veces mientras ellos discutían. Escuche a Sav gritar, pero no entendía. Comencé a sentirme mareada.
― Su familia está aquí― Hablo Sav con severidad. Miré a Dan a través de la ventana. Era obvio que ninguno esperaba que algo así sucediera y que yo tuviese que tomar tal decisión. No es que creyese que yo era capaz de hacerlo, sin embargo, parecía que él lo preferiría así.
― Yo no sé qué hacer ― les dije con sinceridad― Y no me muestre nuevamente esos exámenes ― el doctor bajo la mano con los papeles― No importa cuánto me explique lo que pasa o que tan rápido pasa o si con eso se salvará una persona o cualquier otra posibilidad que se le ocurra... ― respire― No tomaré esa decisión ahora. ¿Por qué nadie me lo dijo antes?
― Tenemos unos días más, podemos espera...
Camine en silencio a la silla junto a la camilla. La cual comenzaba a tener mi forma o parecer una extensión de mi cuerpo. Pasaba más horas sentada junto a Dan que ya no recordaba que hacía antes. Tal vez pasaba tiempo con mis amigos o con mi novio. Puede que leyese algún libro o que me sumiera en las tinieblas de mi mente. Un lugar tan grande que es fácil perder el camino y no volver.
― Ya sé que... ― susurre― siempre puede ir peor, pero no entiendo. ― tome la mano de Dan. La cual se sentía cada vez más ligera. Siempre creí que lo mejor para las personas que amas y están sufriendo es dejarlos ir. Evitarles más agonía en este mundo, pero no creía que me encontraría en esa situación. ― Lo siento Dan.
Apoye mi cabeza, como siempre lo hacía, sobre la camilla junto a su mano. Seguía escuchando a Sav hablar molesto con su padre y mi tía. Les reclamaba por su silencio. No tenía sentido que callasen algo así, no a ellos.
― Él es mi hermano papá ― sollozo ― y ella también. Nos pusieron en esta situación sin aviso, pudimos ir disminuyendo el dolor o ir aceptando que terminase así, pero no. Nos lo soltaron de golpe.
― Intentábamos protegerles hijo.
― ¿Les parece que eso funcionó? ―su voz se cortó. Cuando lo miré estaba sujetándose de la puerta. ― ¡Tenían que decirnos!
― Sav, hijo ― toco su hombro ― intenta respirar.
Se enderezo y cerró la puerta dejándoles afuera. Se apoyo en la puerta intentando controlar su llanto. Mientras su padre lo llamaba desde el otro lado.
― S-s... ― no sabía que estaba llorando hasta que intenté hablar y mi voz no salía― Sav ― pude decir su nombre. Se alejo de la puerta sin decir nada se acercó y me abrazo. ― No quiero que muera Sav.
― Yo tampoco.
Ambos llorando en los brazos del otro buscando alguna forma de consuelo para la bofetada que acabábamos de recibir. Somos muy jóvenes para todo este dolor. Para todas estas decisiones. ¿Qué pasaría si mis padres se enteran de esto? ¿Qué pasa si tomo la decisión y no esperamos lo suficiente? ¿Y si despierta? Tantos "y si".
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Another love
FanfictionEn el caos de su mente, Aine, no podía dar respuestas a todas sus preguntas. Y junto a los secretos de su familia, poco o nada era lo que sabía. Pero, confiaba en estas tres cosas: 1. Siempre lo había necesitado a su lado. 2. Jamás podría olvida...