Aine
Abril
― No, no podemos seguir así. ― susurro Yoongi. ― La vamos a perder, Y sé que te preocupas por ella tanto o más que mí, pero has algo.
― ¿Qué puedo hacer Yongi? ― contesto mi tía. ― Ambos sabemos que si ella no quiere dar un paso para convivir con la muerte de Dan, nosotros no podemos obligarle a ello.
― Lo sé. Pero ¿y si vuelve a desaparecer como aquel día?
― No lo hará, lo prometió. Y ella cree en las promesas, no la romperá.
― Cuando me llamaste ese día, no supe que hacer. No sabía donde buscarla, ni a quien llamar... Si no fuese porque me crucé con Sav en la entrada y le pedí ayuda...
― Yoongi, no te pongas culpas que no son tuyas. Yo soy el adulto a cargo, a mi fue a quien le ocurrió eso. Yo la deje sola, no tú.
― Solo debemos darle un poco más de tiempo, un poco más para que el dolor no consuma tanta fuerza y energía. Yo sé que Aine mejorara...
Parada tras la protección de la puerta de mi habitación, mediante la abertura que esta dejaba al no ser cerrada por completo, pude observarlos mientras hablaban sobre mí. El sofá se mostraba curioso a mi presencia mientras las dos personas no eran conscientes. Sentado en la esquina del sofá, con la cabeza sobre sus manos, Yoongi susurraba palabras que no lograba entender. Mi tía, con una mueca levanto la cabeza mirando al techo unos segundos antes de sentarse junto a él y pasarle una mano por la espalda.
¿Cómo podía hacerles esto a ellos? Cerré la puerta, me senté en mi cama, tape mis oídos con mis manos para callar el susurro constante del pequeño reloj en mi habitación.
―Cállate ― apreté un botón y el tiempo se congelo ― Por un momento, cállate.
Los números estuvieron visibles un poco más hasta que la pantalla se volvió negra. Deje caer el reloj sobre la alfombra, sentándome junto a este mientras abrazaba mis piernas.
― ¿Por cuánto más? ―mire el reloj apagado junto a mí. ― ¿Por qué no puedes llevarte mi dolor?
[🧩]
― Vine a ver si... ―se detuvo al verme. Y antes de hablar se percató del reloj ― ¿También peleas con el tiempo? ― asentí.
No dijo nada, solo se sentó junto a mi en el suelo. Tomo mi mano entrelazando sus dedos con los míos y dejo caer su cabeza sobre el colchón.
― Perdón. ― me miro― De verdad, lo siento tanto. No te mereces que alguien que dice quererte este sufriendo de esta forma por otra persona. Yoongi, si quieres irte... Si quieres irte, está bien. Lo entenderé, no tendrías la culpa de nada si te elijes a ti ahora.
― Aquel día en el hospital, cuando escuché tu llanto me di cuenta de todo. Me costo unos días asumir que aquello era verdad, que tú amabas a alguien más de una forma que jamás podría ser conmigo. Y me dije a mi mismo que eso no era justo. Que no podía existir en la vida de alguien dos personas, no al mismo tiempo... Te culpe, me culpe, lo culpe... Pero mientras más sé de Dante, más sentido tiene la forma en la que te enamoraste de él. Y sé, que, si él aún estuviese con nosotros, ― suspiro― tú y yo no existiríamos más. Y ojalá pudiera odiarlo o despreciarlo por ese amor que existió, pero no puedo. No hay un espacio donde pueda justificar algún sentimiento negativo a él.
― Yo tambien me pregunte si algo así era posible, si podían existir dos personas de esa forma en la mente de una. ―mire al escritorio― Tal vez y si es posible que estas cosas ocurran. O, solo soy una persona que no sabe decidirse y termina lastimando a otros por eso.
― No. Yo creo que es algo posible. ―bajo la cabeza― Algo así como almas gemelas y amor, no creo que siempre sean la misma persona. Sería algo ideal que tu alma gemela y el amor de tu vida fuesen la misma persona y que pudieran compartir esa conexión. Pero tambien creo, ― apretó mi mano― que esta bien si no es la misma persona.
― Fue una persona tan buena conmigo. Y sabiendo todo lo que perdió en su vida en el pasado, por el caos al que sobrevivió que fuese una persona así es admirable. ―asiente― Sé que el tomo la decisión de ir a terapia y mejorar... La calidez y paz que me transmitió todos esos meses donde compartimos lugar y tiempo...
― Lo sé. Y sé, por palabras de Sav, lo mucho que respeto el caos de nuestra relación.
― ¿Has hablado con Sav? ― asiente ― Yo solo por mensajes se de él. ―Hice una mueca al recordar como mi tía se había asustado al entrar y ver el móvil roto en el suelo, con almohadas a su alrededor con varias cosas del escritorio junto a este y a su sobrina oculta bajo las mantas.
― El te aprecia muchísimo, y no te culpa por lo que paso. Es solo que... También es difícil para él verte así, recuerdo que me dijo que no quería sentir que te lastimaba si te hacía recordar el pasado.
― Entiendo.
― Ojalá no estuvieran pasando por esto.
― Ojalá.
Mayo
A finales de abril había conseguido obtener la energía suficiente como para comenzar a realizar cosas sola. Seguía teniendo presente el rompecabezas que me regalo Dan, pero aún estaba en el mismo lugar. Tampoco había encendido el reloj. Y la pulsera con ambos dijes reposaba bajo la luz de la lampara del escritorio. Ojalá tuviese una foto de los tres juntos o de los dos, pero nunca se me ocurrió hacerla. Esperaba que Sav tuviese alguna, él va por la vida tomándole fotos a todo.
Aun así, no podía ponerme a correr cuando dar unos pasos aún era difícil. Pero parecía que poco a poco podía enfrentarme a la tormenta de mi interior. Claro que no lo estaba haciendo sola, tenía el apoyo de todos más el de mi psicólogo.
― No pasa nada si tenemos que tomar medicinas Aine. Las medicinas no significan que seas débil o que no puedas sola. Las medicinas solo están para ayudarte, para que corrobores lo valiente y lo fuerte que eres por seguir.
― ¿Cree que quienes se rinden valen menos? ―le pregunte con la voz entrecortada. ― Porque durante los últimos seis meses, la cantidad de veces en las que desee poder rendirme fueron varias...
― No, nadie vale menos por rendirse. ―arrugue el clínex con mis manos, rompiéndolo― Yo sé que eso no es lo que buscaban, que lo único que querían era que aquel dolor tan intenso y cruel se detenga. Que los pensamientos les dejen respirar, y, sobre todo, dejar de sobrevivir. Algo parecido a lo que me dijiste hace una semana.
― Que deseaba que el azul volviese a ser brillante. ― asintió.
― Todos deseamos que los ojos de una persona que amamos no se paguen. Nadie quiere verlos por ultima vez o, como te paso a ti, no poder verlos antes del adiós. Con esto no quiero que pienses que porque a otros le paso lo mismo o peor lo tuyo vale menos. No. Para nada, con esto solo quiero decirte que no estás sola.
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Another love
FanfictionEn el caos de su mente, Aine, no podía dar respuestas a todas sus preguntas. Y junto a los secretos de su familia, poco o nada era lo que sabía. Pero, confiaba en estas tres cosas: 1. Siempre lo había necesitado a su lado. 2. Jamás podría olvida...