35

286 32 29
                                    

Aine

Si alguien me hubiese dicho meses atrás que estaría en el hospital, transportada por mi tía en una silla de ruedas para ver a la persona que salva mi vida... Jamás lo habría creído, en mi mente yo sería la causa de mi estadía en un hospital. Pero no, aquí estaba viviendo este presente que de regalo no tenía ni el envoltorio.

Mi mirada fija en el suelo pues tengo temor de lo que puedo llegar a ver entre estos pasillos. Cerrando los ojos y apretando la bata porque no quería huir. No quería correr de esta situación por mucho miedo que me generaba. Le debía quedarme junto a él, por todo, por él, por mi... por nosotros. Nos debía ser valiente para ambos.

― Es aquí ―levante la cabeza y miré por la ventana. Contuve la respiraron por la impresión de verlo ahí, rodeado de cables y de máquinas― Si no te sientes lista para entrar, puedes elegir no hacerlo.

― No, lo haré. ― conteniendo mis lagrimas y bajo la observación de mi tía termino por abrirme la puerta para dejarme entrar. No se permite más de una persona en la habitación al mismo tiempo, por lo que una vez que me coloque a su lado me dejo sola.

En mi vida había sentido tanto miedo de tocar a una persona. Parecía que si lo tocaba desaparecería como una ilusión. Su piel no tenía color, casi como una hoja en blanco. Con mucho cuidado pose mi mano sobre la suya. Jadeé, estaba tan frio. ¿Cómo pudo pasarle algo así a una persona tan brillante?

― D-dan ―no fui capaz de pronunciar otra palabra pues rompí en llanto. Quería gritar que esto no era justo, que no entendía porque nos estaba pasando todo esto. ¿Por qué me lo estaban quitando cuando apenas nos teníamos? ― Lo siento. Creo que si tenías razón cuando dijiste que era mejor no vernos más. Al menos sería capaz de ver los colores de tus ojos brillando por más tiempo. Y en lugar de eso, estas aquí...

Deje caer mi cabeza sobre la camilla, aun sujetando su mano. No me veía capaz de soltarlo y mientras más lo observaba más me convencía de que me vería obligada a dejarlo ir. La culpa por lo que le había pasado no me dejaba respirar y me repetía constantemente que si solo le hubiese escuchado cuando me pidió que me alejara del borde, si no hubiese estado cegada con mis emociones tal vez no estaríamos en esta situación.

Y es que al final su padre tuvo razón. Todo el miedo y la ira de saberme cerca de su hijo no parecían irracionales o fuera de limites como antes. Le estaba quitando a su único hijo, lo ultimo que le quedaba de su amor con su esposa. Y toda la culpa es mía. Con que cara le diría que su hijo estaba en estas condiciones porque quiso salvarme de la caída.

― Lo siento por destruir tu familia Dan. Si pudiera regresar el tiempo, tomaría el taxi que se suponía debí tomar aquel día. Evitaría conocerte y... ―levante la cabeza.

Por varios minutos la habitación se lleno de mis sollozos y del sonido de la maquina que afirmaba que tu corazón latía. No podía evitar romperme cada vez que posaba mi mirada sobre su rostro. Acaricie su rostro frio como la nieve y parecía seguir siendo él. Con su cabello algo revuelto, los pequeños rayos azules escondidos entre el negro, las pecas sobre su nariz y mejillas rellenas, sus labios... El trébol en su cuello casi intacto pues ahora tomada un ligero color verde. La pequeña cicatriz en su brazo derecho sobre el codo de cuando aprendió a montar en bici con su madre. El lunar sobre la clavícula que siempre coqueteaba con el cuello de las camisetas que usaba.

Todas sus piezas parecían estar ahí, pero la imagen que mostraban no era la misma. Lo reconocía en sus partes, pero no en su conjunto. Respire profundo intentando verlo uniendo todas las piezas que formaban la imagen de él para mí.

Y me di cuenta de que estaba completamente enamorada de él. Tal vez en un rincón de mi mente ya sabía lo que sentía por Dan, pero me negaba a aceptarlo pues en mi mente habitan dos personas. Aquella que se pasea sin cuidado, de paso firme y ruidosa para que todos sepan que está ahí como presumiéndoles a todos su lugar. Y la otra que camina con serenidad y gozo, feliz de poder ser parte de mis pensamientos. Sin buscar ocupar mucho espacio, solo está ahí para ser.

Another loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora