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Dante

Estaba seguro de que, al reconocer la voz de su padre, nadie quería meterse en su camino o en cualquier problema que este ocasionase. O, tal vez, por ser hora del almuerzo las personas aún no volvían a sus casas y por eso nadie parecía dispuesto a ayudarlos contra la ira de su padre.

― Aine ― la llamo, pero no obtuvo respuesta. Estaba usando toda su fuerza para sujetar a su padre contra la pared, pero la volvió a llamar. Obtuvo la misma respuesta, silencio.

Jamás el silencio entre ellos había presentado aquel matiz ansioso y lúgubre. La miro en el suelo junto al inicio de las escaleras, tenía sangre en su rostro parecía provenir de la boca. Busco alguna señal de que siguiese respirando y estaba muy agitado para verlo o... Sacudió esa idea de su mente, ella no. No, ella no.

Alguien apareció por las escaleras deteniéndose tan abruptamente que la persona que lo seguía boto la bolsa que sujetaba con frutas que sujetaba.

― Salvatore hijo, ten más... ― Sav y él hicieron contacto visual y antes de que el padre del primero pudiese terminar la oración estaban corriendo escaleras arriba para sujetar a Johns. Lo único que su mente repetía mientras se acercaba a Aine era lo mismo.

― No, ella no. Por favor, ella no. Ella no... ―susurraba intentando buscar el pulso de la pelinegra.

― ¿Tiene pulso Dante? ― pregunto Aiden.

― ¿Quién tiene... ― El grito ahogado de la tía de Aine no le impidió a esta acercarse a su sobrina con rapidez. ― Dante pide una ambulancia. ―no era capaz de reaccionar― ¡Dante por dios! ― me grito Jane.

Sin embargo, me temblaban tanto las manos que no era capaz de apresurarme a realizar la llamada. Fue Sav quien me quito el móvil de las manos para llamar a la ambulancia.

― Jane ― hablo con la voz temblorosa― ¿Aine...

― Tiene pulso, débil, pero lo tiene. ― Asentí pues no sabía que más podía hacer. Me siento tan inútil.

Mire a mi padre, ya no forcejeaba más. Estaba pálido, por fin había reaccionado y era tarde. Aiden aún tenía su brazo por delante de él evitando que se acercara. Me levante de golpe e ignorando el dolor de mi cabeza lo empuje contra la pared.

― Dante ― intento separarnos Aiden.

― De ahora en adelante, ―escupí las palabras― estas solo. No voy te hablaré... Ni siquiera te miraré. No te mereces estar en mi vida. ¡Ella no tiene la culpa de nada de lo que le paso a mamá! La empresa instalo mal el gas para la calefacción, eso fue lo que provoco la explosión. Cúlpalos a ellos, Aine no tiene nada que ver.

― No te dejaré que te acerques más a Dante ― intervino Aiden― No te mereces un hijo como él. Voy a proceder con los papeles de adopción te guste o no. Porque se merece un buen padre y tu no lo eres.

La ambulancia llego y enseguida comenzaron a inmovilizar el cuello de Aine para evitar mayores lecciones. No quería apartarme de ella, sentí que si la perdía de vista desaparecería como hizo mamá. Bajamos las escaleras siguiendo a los paramédicos, Jane iría con ellos en la ambulancia como familiar.

Escuche que Aiden le decía a Sav que dejase las frutas en el suelo que cuando regresáramos las recogeríamos si aún estaban. La subieron a la ambulancia y cerraron una puerta. Jane subió enseguida al otro lado seguida del paramédico. Fue cuando cerraron la puerta y ya no podía verla cuando sentí todo el dolor de mi cuerpo. El dolor del rostro, el ardor del pecho, el quemar de mis brazos... La falta de aire...

― ¡Dante! ― grito mi mejor amigo ― ¡Papá! Dante esta...


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― Oye, oye tranquilo ―al abrir los ojos la cantidad de luz me cegó― Estas en el hospital.

― ¿Dónde está? ― pregunte.

― ¿Recuerdas que te trajo aquí? ― negué.

― ¡dios mío Dante! ― entro Aiden junto con Sav. Me abrazo― Me tenías preocupado.

― ¿Dónde está? ― repetí mi pregunta. Ambos cruzaron miradas sin decir nada― No, no... No ella no...

― No, no ― se apresuro a decir Aiden― Aine esta bien.

― ¿Dónde está? Debo verla.

― No puedes verla. ―me detuvo Sav antes de ponerme de pie.

― ¿Por qué no?

― Se la llevaron sus padres hace un día a otro hospital. ―continuo Sav― Estuvo consciente por unas horas después de que llegamos al hospital, pero tiene una costilla rota lo cual, a mi parecer es algo increíble ―Aiden golpeo el hombro de Sav― Un esguince en el tobillo derecho... La rodilla solo sufrió un golpe fuerte más no tiene que realizarle cirugía. Su cabeza no sufrió golpes severos por lo que estará bien una vez se recupere de su costilla.

― ¿Te aprendiste todo eso? ― estaba al borde del llanto.

― Sabía que necesitarías saberlo. ― nos abrazamos― Estará bien, Dan. Tu Aine estará bien, ya lo verás.

― Sus padres no me dejaran verla nunca más. ― solloce. Sav no dijo nada, pues todos sabíamos que eso es la realidad. Ahora tenía que aprender a vivir sin ella.

― Aine, estaba consciente antes de irse con sus padres. O mas bien, cuando se la llevaron ― se acercó al sofá donde estaba una mochila. Lo vi sacar una carpeta― Me lo hizo llegar por medio de Jane.

Tomé la carpeta y la abrí. Dos carpetas más delgadas, una azul y la otra verde. Una de ellas decía Universidad College de Londres y la otra la Universidad de Oxford, mire a Sav sin entender. Reconocía ambas universidades, estaban en mi lista de favoritas, pero nunca envié la solicitud para ninguna.

Abrí la primera, esperaba que fuese alguna carta de rechazo. No lo era. Miré la otra hoja con rapidez, ambas me habían aceptado y esperaban mi respuesta. ¿Fue por esto por lo que Aine no fue directo al videoclub ese día?

Tanía en mis manos mi sueño. El sueño que Aine me había devuelto, pero ahora ya no la tenía a ella y eso parecía hacer que tenía menos que nada. 

― Veo que despertaste ― entro quien debe ser el doctor― Permíteme examinarte. ―asentí. 

Another loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora