Aine
― Entonces, ¿es como una segunda opción? — Suspiré mientras acariciaba la alfombra que me regaló mi tía hace unos días. Dado que había tomado un nuevo habito y ella no estaba muy de acuerdo con verme acostada en el suelo, esta fue la gran solución. Una alfombra entre beige y blanco, muy suave. — ¡Deja de suspirarme! — me lanzo una almohada desde la cama.
— Es que... — sin poder evitarlo suspiré nuevamente.
— ¡oye!
— Ese no, —le dije antes de que me lanzará aquel peluche de vaca de Dan. — ese no. —repetí con más calma.
— Perdón — lo dejo donde estaba. Bajo de la cama y se sentó apoyando la espalda en esta. La imité. — Es que entiendo eso de alma gemela y amor de tu vida, pero ¿cómo puedes sentir amor por dos personas?
— No lo sé, no fue algo que yo planeará. Simplemente sucedió... —baje la cabeza— Aclaro, que nunca paso nada mientras Yoongi fue mi novio. Pero la paz que sentía cada vez que estaba a su alrededor era algo que jamás sentí antes. Fue tan bonita... Sabes que nunca pensaría en lastimarlo...s.
— Yo sé como eres Aine. Y te pregunto no porque te juzgue o busque pruebas de algo que paso o no. —la mire— Te pregunto porque tiene sentido, pero no puedo evitar sentirme confundida por eso.
— Ninguno, jamás, fue un sustituto del otro. No somos objetos de tomar o dejar cada vez que nos apetezca o algo nos vaya mal; somos personas. Hasta ahora, no creo sea posible decidir con totalidad el no sentir o sentir algo por alguien. Sería muy diferente si en un momento tu amor fuese solo de una persona para siempre. Sin titubear, solo una.
— Hay personas que les pasa eso. Encuentran todo lo que buscaban en una persona y se quedan ahí para siempre.
— ¿Cómo saber que esa es la persona si no hemos conocido a nadie más? Y si, el amor de mi vida era alguien que llevaba botas azules y no la persona de bufanda verde a la que mire... Le he dado muchísimas vueltas a todo esto Irene. —estire las piernas— Y ninguna de mis respuestas son claras, pero mis teorías tienen sentido.
—¿Y la teoría es?
― Nunca hubo una segunda opción. Era el momento de mi vida donde debía conocerlo, pasar tiempo con él, sentir su calidez en mi vida; así como fue el momento en que terminase mi relación.
Entre todas las discusiones sobre este tema en mi mente. Intente plantearme situaciones diferentes para ver si, en todas ellas, elegia a la misma persona. Y si era así, ya tenía mi respuesta. Pero, al entrar a una habitación donde están todas las personas qué he amado, no sé ni a quien buscaría primero. Tal vez a mis abuelos o, puede que Irene. Y mi tía Lizy, ¿no sería ella? Y si cerraba mis respuestas a sus dos nombres, nunca di un paso. Incluso probé lanzando una moneda para ver de que lado deseaba más que cayera. Pero, todo se llena de silencio.
— Está bien, —acaricio mi rodilla— el resultado es ese. No segundas opciones. No tienes que comerte la cabeza en busca de una respuesta en todos los casos Aine.
— Viniendo de ti lo aceptaré como tal—sonrió.
—Que te digo... Somos de plena confianza para ambas.
— Es verdad — levanto su mano y la tomé.
— Aún tenemos un año más para vivir en nuestra burbuja. Y toda la vida para cometer errores chiquitos, porque los abogados son caros. — reí. — ¿qué? Hacer cosas ilegales no es amable con el bolsillo. Y pretendo poder defenderme sin la ayuda de mis padres.
— Apuesto a que no les gusto esa idea.
— Para nada... Pero entiendo, tiene algo de miedo por lo que pueda pasar. Ellos no quieren que vivamos lo mismo por lo que pasaron. Pero les agrada Sav... —apretó mi mano.
No podía fingir que no conocía el dilema en que se encontraban, los dos son mis amigos. Mis buenos amigos a los que aprecio muchísimo, con los que he pasado muchas cosas buenas y malas. Nos hemos unido tanto entre risas como en el llanto. Deseo lo mejor para ambos, y no quiero inclinarme a un lado. Es por es que, Sav me comentó; lo que era obvio que pasaría al momento de irse a la universidad, que tenía miedo de que su relación no funcionara por la distancia o por si no podían encontrar tiempo para hablar. Preocupación en que la distancia erosione su amor.
Sin embargo, tampoco podía decirle a Sav que se quedase esperando a que Irene terminase el colegio. No es algo justo, no cuando Sav tiene a la mano su sueño. Aun así, estaba segura que encontrarían tiempo para ellos. Son de esas personas que se entregan a un propósito y si el propósito de ambos es mantener su relación, apuesto que lo logran.
— ¿Ya te dijo que se va? — asiente— Me pidió consejo de camino a casa, que, por cierto, eso me recuerda a algo que no te he dicho. Pero, Irene, sabes que te adoro como una hermana — me mira.
— Lo sé, no tienes porque darme explicaciones de lo que le hayas dicho. Tampoco le pediría que detenga su sueño por nosotros. De verdad lo quiero, y anhelo que pueda conseguir ese sueño de estudiar lo que le gusta donde siempre soñó.
— Si, yo le dije algo similar. Además, y aunque me gustaría que se quede para que no estén separados. Pienso en él y no puedo decirle que se quede. — sonrió— Tampoco le dije vete de aquí sin mirar atrás. Pero, si conteste a sus preguntas con la misma sinceridad que he contestado a ti.
— Lo sé, no te preocupes. De verdad no esperaría menos de ti, Aine. —apoyo su cabeza en mi hombro— Pero, dime. ¿Qué es eso que no sé?
— Resulta que en la tumba de Dan ahora hay tréboles, y debo decir que no sé cómo no se nos ocurrió, pero bueno. Al irnos, Sav se encontró con el señor... ¿Recuerdas al señor Gustavo?
— umhum...
— Bien, pues él nos comento que vio a un muchacho alto, de cabello negro y, que, aunque solo vio sus manos, era algo pálido.
— ¿Yoongi le llevo flores a Dan? — se arrodillo con la emoción dibujada en su rostro— ¿Fue él?
— No lo sé, pero sospecho que sí.
— ¿Le vas a preguntar? — asentí— ¿hoy? — asentí nuevamente— Pero, entre nosotras, ya se que fue él. ¿Quién más sino?
— Por eso es que quiero decirle la verdad. Yoongi es una buena y bonita persona. Si tuvimos problemas fue porque no supimos comunicarnos, yo no vi a mis padres y él no me lo dijo hasta que ya fue tarde.
— Si, se deben la verdad. Ambos.
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Another love
FanfictionEn el caos de su mente, Aine, no podía dar respuestas a todas sus preguntas. Y junto a los secretos de su familia, poco o nada era lo que sabía. Pero, confiaba en estas tres cosas: 1. Siempre lo había necesitado a su lado. 2. Jamás podría olvida...