Aine
― Me dijeron que esto no era ilegal ― alce mi voz por el sonido del viento― Y ahora mismo, no me parece muy legal.
― ¡No es ilegal! ―grito Sav― Mientras no te atrapen...
― ¿Qué? ― alce mi voz.
―Solo sigue caminado ― hablo Dante atrás mío― Son siete pasos por el borde y ya estas al otro lado.
― ¿Cómo encontraron este lugar? ― No es como que por casualidad encuentres una brecha que no se percibe a simple vista. Cruces por el lado de una estatua, así como si nada.
― No fue tan difícil― comento Sav― De hecho, encontrarlo fue mi culpa... Necesitábamos escondernos de... bueno, muchas cosas y así terminamos aquí.
― ¿Por qué parece que siempre huyen de algo? ― tome la mano de Sav y pase al otro lado.
Si Sav o Dante me respondieron, no los escuche. Desde el otro lado todos estos arboles se perdían bajo la sombra de la estatua. Era imposible observar un espacio así por casualidad. Todo se veía incluso más bonito de lo que era con los arboles comenzando a teñirse de naranja por el otoño. Incluso algunas hojas ya reposaban en el suelo, comenzando a cubrirlo. Habían más de diez arboles en este lugar, pequeños arbustos verdes junto a estos provocaban un efecto de degradado con las hojas naranjas de arriba y volvía a fundirse con aquellas que yacían abajo.
Caminé un poco más al centro de este jardín y pude diferenciar que algunos de los arbustos presentaban pequeñas flores azules y capullos del mismo color. Parecían pecas en el manto naranja-verde predominante en el lugar.
― El metro pasa justo bajo de nosotros ― comento Sav ― Hay un respirador justo en la mitad, si tenemos suerte podemos ver a las hojas volar una vez más.
― Debe verse muy bonito ― hable sin mirarlos. Y es que no podía dejar de pasar mi mirada por cada punto azul, naranja y verde del lugar. Parecía casi imposible que existiera este lugar en medio del asfalto. Una barandilla de madera se alzaba en el filo del lugar. Parecía que cerraron esta parte de la pequeña plaza por el respirador del metro y por eso la naturaleza reclamo lo que ya era suyo desde el principio.
―No ― Dante tomo mi mano y me aparto de la barandilla ― No es segura, si te fijas en los extremos esta se cayó. ―Miré los extremos rotos de lo que fue la barandilla― Es mejor quedarnos a unos pasos del abismo que caernos en el cuando no sabemos nadar.
― Empiezo a creer que te gusta decir todo con doble sentido, como si quisieras que descubra lo que realmente quieres decirme. ―baje mi mirada a su mano, la cual aún sujetaba la mía ― o tal vez, solo lo estos sobre pensando. ― Volví mi mirada a su rostro para encontrarme con su sonrisa.
― Tal vez. ― soltó mi mano ― El punto es que entendiste lo que quise decirte.
―Mantenerme alejada de la barandilla ― asintió. ― comprendido.
― Oigan, ― nos llamo Sav desde atrás ― Creo que alguien estuvo aquí. ―dijo moviendo unas hojas con su pie para mostrarnos restos de colillas.
― Uhm ― fue lo único que dijo Dante antes de darse la vuelta y sentarse en el suelo.
―Creí que este era vuestro lugar especial o algo así. ―me acerque a Sav.
― Para nada, no creo que hayamos sido los primeros en encontrar este lugar. ― me contesto Sav ― Se supone que en este lugar hubo una casa, pero fue mal construida y la familia vendió este terreno... ―callo ― Al final lo compro el municipio e hizo esta pequeña plaza, pero como verás, tampoco funcionó bien este lado.
― ¿Por qué no funcionó? ― Levante una hoja naranja del suelo― Se ve mucho más bonito que el otro lado.
― Creo que un niño casi se cae por la barandilla al océano ― lo miré asombrada. No esperaba para nada eso, veía más común que fuese por el respirador del metro ― ¡Oh! ―añadió― también es por el metro.
― Tiene sentido. ― tomé otra hoja del suelo y la comparé con la que ya tenía en la mano. La segunda era unos centímetros más grandes
― Aún así, ― hablo nuevamente Sav ― no es común que la gente venga. A todos les da miedo caerse al pasar por el borde. Siempre es húmedo por lo que es fácil caerse y el agua, no es muy tranquila en este lado.
― ¿Se ha caído alguien antes? ― le pregunté.
― Ash... ― susurro Dante― ¿Por qué hablan de esas cosas? Venimos aquí para disfrutar un poco de paz en la ciudad.
― No eres tú el que siempre me dice que hay que zacear la curiosidad. Aine tiene curiosidad por el lugar, yo solo la ayudo con eso. ― se sentó junto a su amigo.
Imite su acción en lado contrario dejando a Dante en el medio. Cruce mis piernas, apoye mis manos atrás y me incline subiendo la cabeza para mirar el cielo. Irene jamás me creería si le digo lo cómoda que me siento alrededor de ellos. Dos personas que hace una semana desconocían de su existencia, pero que, por alguna razón, lograban calmar mi tormenta.
Un escalofrió me recorrió cuando comprendí con la facilidad en la que les había dejado entrar a mi vida, sobre todo a Dante. Y comencé a sentir vergüenza, como si Dante me hubiese visto desnuda, y no, no hablo de quitarse la ropa. Siento que Dante es capaz de verme más allá de lo que aún comprendo y por terrorífico que esto suena, verme vulnerable ante él me da tranquilidad.
Sentí calor sobre mi mano derecha, Dante volvía a mirarme como lo hizo en el bus, como en mi habitación. Sabía lo que quería decirme.
― Lo siento, no puedo evitarlo ― respondí.
― ¿Por qué te disculpas? ― me dijo sonriendo― No has hecho nada para decirme eso.
― Yo solo... bueno... Es una costumbre. ― termine por levantar los hombros y evadir su mirada.
― Me preguntó si fue tu madre quien te hizo sentir que debías disculparte por todo. ― volví a verlo. ― ¿Acerté?
― No ― mentí.
―Estas a salvo con nosotros Aine. ― dejo de mirarme― No pisamos nuestra sombra.
― Es nuestro lema de amistad ― añadió Sav, quitándose los audífonos. ― Los amigos no se lastiman.
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Another love
FanfictionEn el caos de su mente, Aine, no podía dar respuestas a todas sus preguntas. Y junto a los secretos de su familia, poco o nada era lo que sabía. Pero, confiaba en estas tres cosas: 1. Siempre lo había necesitado a su lado. 2. Jamás podría olvida...