—¡Nana mira!
La mencionada giró para encontrarse con Itadori haciendo, lo que él creía que era, una voltereta lateral.
—Te quedó muy bien, Yūji —sonrió la castaña dándole ánimos.
—Mejor sigue practicando —dijo Nanami pasando detrás de Nara con una caja.
El brillo en los ojos de Yūji despareció para después ir con Satoru, quién le dio unas palmadas en la cabeza y luego le sacó la lengua a Nanami.
—Tienes encanto con los niños —bufó Nara. —¿Te costaba tanto decir que le había quedado bien?
—Si les dices que, hasta lo más tonto, les ha quedado bien no habrá ninguna mejoría. Deben saber lo que hacen mal para que sigan practicando y mejorando.
Nara dejó la caja sobre la mesa con enojo.
—No vuelvas a desanimar a los niños.
Nanami levantó las cejas, seguido dejó la caja que cargaba en el suelo.
—¿Tú me estás dando órdenes a mí? —Preguntó arqueando una ceja.
—Considéralo un aviso. Puede que no conozcas bien a los chicos, pero yo sí. Estuve ahí cuánto Yūji relató su misión contigo. Él solo quería tu aprobación o al menos un comentario. ¿Sabes lo difícil que era todo para él? Necesita saber que los demás piensan que está haciendo las cosas bien. ¡Tenía una maldición dentro! Que seas un poco considerado con el pequeño Yūji no va a matarte —bufó cruzándose de brazos. —Además, deja de ver a Sukuna con miedo u horror. Es un bebé.
—Una maldición —corrigió.
—Encantada con Megumi.
—Obsesionada con asesinar a todos.
Nara rió por la nariz.
—Por lo que yo veo... —Giró hacia los niños, —creo que más bien intenta abrazarlos.
Nanami vio en su misma dirección notando como Sukuna abrazaba a Nobara y a Yūji con una sonrisa y Satoru se unía de un salto. El único afuera era Megumi, pero luego fue añadido por Satoru.
—Estás muy metida en esto, Nara. Sabes que ellos no van a quedarse para siempre.
—Dime algo que no sepa.
—Te va a doler cuando ya no sean niños. Es mejor que te mantengas alejada.
Nara suspiró para después asentir.
—Sí debo alejarme, pero de tí. Eres bastante negativo. ¿Sabías eso?
Sin permitir que Nanami respondiera, la castaña salió de la casa con una sonrisa. De inmediato, los niños corrieron hacia ella tumbándola al suelo entre abrazos.
El rubio observó la escena cruzado de brazos. En cuanto consiguiera qué causó todo eso y lograra resolverlo, Nara iba a afectarse por ello. Se había encariñado con la versión miniatura de sus compañeros en muy poco tiempo. Apenas habían pasado algunos días y ya parecía más su madre que su “nana”. Los niños, probablemente, no recordarían nada y bueno... Serían adultos nuevamente, pero ella iba a recordar cada momento vivido con los niños.
Debía encontrar la causa y su cura cuánto antes para evitar más apego de ambas partes. Aunque siempre Gojō y los demás fueron bastante apegados a ella. Más Gojō que cualquier otro. Desconocía la razón de ello y nunca tuvo la curiosidad suficiente para preguntarle al peliblanco. Era bastante notorio como él la sobreprotegía y estaba constantemente con ella. Además, Nara, aunque no lo admitiera, se preocupaba por él al igual que por todos los demás. Tal vez, algún día, le preguntaría el porqué de sus comportamientos o tal vez no. Todo dependía de la confianza.
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Nana de hechiceros |Nanami Kento|
FanfictionCuando Nara propuso que salieran a divertirse no esperaba terminar con cinco niños y una gran responsabilidad. Tras lo que se suponía sería una tarde divertida, se tornó una noche y madrugada ajetreada. Siendo asistente de Gojō la castaña podía espe...