XXXVI

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—Yağa logró hablar con el director Gakuganji y con los superiores. La orden de ejecución contra Nara está revocada, pero está expulsada de la escuela.

Nanami asintió con los brazos cruzados sobre su pecho.

—¿Y los niños?

—Están con Shoko e Ijichi. Preguntaron por ti y por Nara. Deberías ir con ellos a descansar.

—No. No puedo dejarla sola —dijo desviando la vista hacia la habitación de Nara y se espantó al no verla en la camilla. Ingresó con rapidez buscándola con la vista en todas partes y al no encontrarla salió con Mei Mei tras él.

—¿Hace cuánto la viste en la habitación?

—Cinco minutos como mucho. Cerré los ojos para descansar un momento y luego llegaste —dijo agitado buscándola por los pasillos.

El sonido de una arcada captó la atención de ambos. Giraron a la izquierda encontrándose con Nara apoyada de la pared viendo el interior de la habitación que Shoko usaba para hacer autopsias.

—Nara —la llamó acercándose a ella, pero se detuvo en cuanto la mencionada levantó la mano para que se mantuviera lejos.

—Ve a casa con los niños —dijo ingresando a paso lento a la morgue.

Mei Mei observó como Nanami soltaba un pesado suspiro y ella tragó duro. A los pocos minutos Nara salió del cuarto tomando una fuerte bocanada de aire y cerró la puerta a su espalda. Sin siquiera observarlos, la castaña caminó hacia la puerta de salida sin mirar atrás.

—¿No vas a ir tras ella? ¡No sabes a dónde podría ir!

—Irá a casa —dijo viendo cómo se alejaba.

—Entonces vamos, debemos preparar a los niños y...

—No a esa casa, Mei Mei.

( • • • )

—¿Y mami? La tía Shoko dijo que estaba enfermita, pero que vendría hoy —dijo Nobara viendo cómo Nanami la cubría con la manta.

—Tuvo que hacer unas cosas, pero te aseguro que cuando despiertes mañana, ella estará aquí —sonrió dejando un beso en su frente.

—¿Y Sukuna? Ayer dijiste que se iría de viaje, pero... ¿A dónde? —Preguntó Yūji, mientras Nanami acomodaba su almohada.

—Fue a un hospital especial para ayudarle con las cicatrices negras que tiene —mintió sintiendo un nudo en su garganta. —Es muy muy secreto y ni siquiera los papás pueden estar allí.

—¿Cuándo vuelva se verá cómo Yūji? —Preguntó Satoru subiendo a la cama y él asintió.

—Exactamente igual a Yūji.

—¿Cuándo vuelve? —Preguntó Megumi acurrucándose contra Satoru.

—En unas semanas, les prometo que pasaran rápido ya verán —sonrió de forma forzada y apagó la luz de la mesa de noche. —Ahora a dormir.

—¿No te acostarás?

—Aún no —suspiró. —Tengo que sacar a un GI Joe del retrete.

Yūji rió ocultándose bajo la manta y Kento rodó los ojos con una sonrisa.

—Buenas noches.

Nana de hechiceros |Nanami Kento|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora