Con cuidado de no romper un plato, Nara se inclinó dejando suavemente la vajilla en el lavaplatos. Justo cuando había terminado de colocar el jabón pegó un salto al recibir una palmada en su trasero. De inmediato miró por sobre su hombro viendo al rubio vestido con traje tras de ella.
—¿Y si te quedas hoy? —Preguntó arreglando su postura mientras cerraba el lavaplatos.
—La tentación es grande, pero debo trabajar —sonrió tan pronto Nara enredó los brazos alrededor de su cuello. —Pero tal vez podríamos acostar a Ryōmen temprano...
Nara levantó las cejas y relamió sus labios sintiendo las manos de Kento acariciar su cintura.
—¿Y luego qué?
—Un baño con burbujas tal vez con vino.
—Me gusta la idea —sonrió para luego besar suavemente sus labios.
—Mamá, Gumi no quiere compartir.
Nara giró hacia la sala viendo cómo Megumi alejaba su tazón de frutas de Ryōmen.
—Ryō, también te di frutas.
—Sí, pero ya me las comí.
Kento rió viendo el puchero del menor.
—Esas son suyas, Ryō. Déjalo tranquilo.
—Pero papá, el bebé soy yo —se quejó.
—Yo fui primero que tú —bufó Megumi. —A ti te encontraron en el zafacón.
—¡Mamá!
—No le hagas caso —rió tomándolo en brazos tan pronto llegó a ella. —A él lo encontramos en el retrete.
—¡Ja! Eres caca.
—Nara no le digas eso y Ryō no le digas caca a tu hermano —dijo para luego dejar un beso en la cabeza del menor. —Nos vemos en la tarde —se despidió para después besar los labios de Nara.
—Hasta la tarde.
—Bye bye, papá.
—Bye bye, Ryō.
Camino a la puerta de entrada, Kento tomó su bento, las llaves de su auto y justo antes de abrir despeinó el cabello de Megumi quién solo continuó comiendo sus fresas. Una vez el rubio salió del hogar, Ryōmen le mostró el dedo del medio a Megumi y él se lo devolvió.
—Ve a jugar, cariño —dijo dejándolo en el suelo. —Mamá tiene que limpiar.
El castaño asintió para luego volver a la sala de estar tomando asiento junto a Megumi. Este último colocó su pierna izquierda sobre el regazo del menor logrando que se enojara y lo pellizcara. Con una sonrisa, mientras comía sus fresas Megumi ejerció más presión contra el sofá aprisionando a Ryōmen. El pequeño comenzó a gritarle que era un baboso y lo mordió sacándole risas al pelinegro. Ante la escena Nara rió suavemente, eran básicamente como Gojō y ella.
Recordando algunas ocasiones en las que Gojō y ella realmente se entraron a golpes a causa de una discusión boba, comenzó a recoger la cama de su habitación. Acomodando con tranquilidad y sin ajoro, Nara tarareaba canciones de las caricaturas que veía Ryōmen mientras pensaba en cómo haría que el menor se acostara temprano. Si bien lo adoraba y amaba, la realidad era que hace tres semanas no había tenido siquiera un momento de intimidad con Kento. Antes podían al menos darse un par de caricias y besos, pero últimamente ni siquiera encontraban tiempo para eso. Ryōmen los consumía y agotaba por completo y si no, se colaba en la cama en el momento menos esperado. Estarían mintiendo si decían que no se sentían ansiosos de estar con el otro. Verse a diario y provocarse con la esperanza de tener un momento a solas los había llevado a un espiral del deseo mutuo que los estaba llevando a la ruina.
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Nana de hechiceros |Nanami Kento|
FanfictionCuando Nara propuso que salieran a divertirse no esperaba terminar con cinco niños y una gran responsabilidad. Tras lo que se suponía sería una tarde divertida, se tornó una noche y madrugada ajetreada. Siendo asistente de Gojō la castaña podía espe...