XXXV

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—Ella se ve...

—Feliz —susurró Shoko junto a Mei Mei.

—¿Crees qué tome una mala decisión?

Maki apretó la mandíbula al escuchar esa pregunta.

—No lo sé, pero Nanami debe estar mal. Pensar que ella está ahí con...

—Basta —gruñó Maki girando hacia ellas. A causa del tono de su voz Yūta y Toge giraron. —Nana siempre se ve así de feliz cuando pasa tiempo con nosotros y con Nanami-sensei. Que ustedes no lo noten es otra cosa —bufó. —Además, la pobre mujer está con su esposo muerto-no-muerto al cual va a tener que ver morir nuevamente para salvar al estúpido mundo que no ha hecho más que destruirla. Así que si cierran la boca no le estarían haciendo un favor a ella, sino que a todos. Nanami-sensei lo menos que necesita es escuchar ese tipo de comentarios.

Sin más la joven devolvió su vista al frente viendo cómo Nara le sonreía a Suguru con un toque de dolor en sus ojos.

—Te queda bastante bien el cabello corto —dijo el pelinegro llevándose un par de papas fritas a la boca.

—Dime algo que no me quede bien —bufó con una sonrisa genuina.

—Mis camisetas.

—Sabes que me quedaban bastante bien, solo no querías que las usara.

Suguru sonrió desviando la vista y luego asintió.

—Te veías bastante adorable y te quedaban bien, lo admito.

—¿Perdón? ¿Yo adorable? ¿De quién crees que hablas?

—Guapa, encantadora, hermosa —dijo rodando los ojos con una sonrisa, seguido posó la vista en ella.

—Te adoro —dijo tomándolo desprevenido. —Y no dejo de pensar que debí habértelo dicho más veces.

—Querida, quedamos en que no nos pondríamos tristes.

—Lo sé —dijo conforme sus ojos se llenaban de lágrimas—. Pero es que me duele saber que pudimos tener algo bonito si yo no hubiese metido la pata.

—Vamos a dejar algo muy claro, tú no metiste la pata. Además, ¿me vas a decir que preferirías una vida conmigo antes que una vida con Gojō, Megumi y los demás?

—No me pongas a elegir así, Geto.

El mencionado se llevó la mano al pecho fingiendo estar sumamente ofendido.

—¿Geto? No me hables.

—Ya, Suguru —rió suavemente.

—Cuéntame... ¿Qué tal va todo con Nanami?

Nara arqueó una ceja y se llevó un montón de papas a la boca.

—Vamos, de verdad quiero saber. ¿Te trata bien?

—Por supuesto que sí. ¿Crees que estaría con él si no lo hiciera?

Suguru sonrió negando, mientras veía como Nanami aparecía en su campo de visión, pero no en el de Nara.

—Habla conmigo sobre él como solíamos hablar de lo chicos que te gustaban antes de que tú cayeras rendida por mí.

—¿Qué yo qué? —Preguntó reprimiendo una carcajada. —Fuiste tú el que cayó por mí.

—Si creer eso te deja dormir en las noches —murmuró y pronto recibió un kiwi en el pecho, el cuál rápidamente se llevó a la boca. —Cuéntame, quiero saber qué estarás en buenas manos una vez me vaya. No quiero irme preocupado.

Nana de hechiceros |Nanami Kento|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora