Los Tanaka y los Nanami.
—Esto es una idiotez.
Las dos parejas estaban detenidas en el cuartel de la policía con sus trajes de baño cubiertos de alcohol y algodón de azúcar.
—Señorita, fueron protagonistas de un acto violento contra dos benditos payasos.
—Tal vez los payasos fueron unos idiotas.
Horas antes...
—¿Cómo rayos? —Preguntó Tanaka Tobio viendo, a través de sus lentes de sol, cómo su esposa Hikari se unía a un juego de voleibol playero con Nara.
—Nara es así —dijo dándole un trago a su cerveza para luego relajarse en la silla. —Solo espera a que salga a flote su lado competitivo.
—Ay no, Hikari es una pesadilla competitiva.
—En ese caso tenemos unos diez minutos para relajarnos antes de —suspiró Kento bajando los lentes de sol de su cabeza a sus ojos.
Con la luz del sol quemando sus pieles y la brisa del mar acariciándolas, Kento y Tobio cerraron sus ojos bajo la sombrilla de playa. Con sus cuerpos relajados en las sillas y sus piernas estiradas se dedicaron a gozar del sonido de las olas rompiendo en la orilla. Ambos habían pasado por situaciones sumamente estresantes en las últimas semanas y estar allí gozando de una buena cerveza fría con los pies enterrados en la arena era la cura para ese mal.
Por otro lado estaban Nara y Hikari. Ellas, en lugar de relajarse, decidieron jugar bajo el sol contra unas desconocidas. Ambas reían contando chistes y haciendo comentarios tontos junto con las otras damas, pero poco a poco el espíritu competitivo entró en ellas. Como si fuera poco el corre y corre que llevaban tras el balón y los saltos que daban, Nara notó algo que no le gustaba para nada. Justo acababa de llegar un grupo de jóvenes dejando sus cosas junto a Kento y Tobio. Tan pronto como observó a las chicas comenzar a murmurar viendo a su hombre, giró hacia Hikari quién tensó la mandíbula al ver cómo una de ellas se acercaba a su esposo.
Sin cuidado alguno y sin dudarlo, Nara sacó el balón con fuerza logrando que llegara hasta ellos. Para fortuna de los caballeros, la puntería de Nara no era como la de Nobara. Ella atinó a los pies logrando que la arena se levantara tan pronto el balón cayó. Ambos se sobresaltaron al escuchar el golpe seco y levantaron sus gafas. Al ver el balón giraron al mismo tiempo hacia sus parejas y ellas se acercaban con una sonrisa.
—Perdón, mala puntería —dijo Nara riendo falsamente llegando hasta ellos.
—Tienes una puntería excelente —dijo Kento entrecerrando los ojos, mientras observaba como tomaba el balón. —¿Qué hiciste?
—Nada.
—Aún —dijo Hikari viendo de brazos cruzados a las chicas murmurar. —¿Se les perdió algo o qué?
—Hikari —murmuró Tobio con una sonrisa, mientras tiraba suavemente de su brazo. —Son jóvenes.
—¿Y eso a mí qué? No se mira a un hombre casado.
Fue en ese momento que Kento vio sobre su hombro notando a las jóvenes. Sin evitarlo sonrió colocándose las gafas.
—¿Y tú por qué demonios les sonríes? —Preguntó Nara arqueando una ceja y con su mano derecha en la cintura.
—No les sonrió a ellas —rió viendo cómo los celos eran más que notorios en su rostro y lenguaje corporal. —Me causa gracia que unas mujeres tan inteligentes, divertidas y guapas sientan celos de unas mocosas de la escuela.
—Exactamente, no es como si nos fuéramos a ir con el kinder teniendo unas buenas profesoras —sonrió Tobio subiendo y bajando las cejas a Hikari quién bufó con una sonrisa.
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Nana de hechiceros |Nanami Kento|
FanfictionCuando Nara propuso que salieran a divertirse no esperaba terminar con cinco niños y una gran responsabilidad. Tras lo que se suponía sería una tarde divertida, se tornó una noche y madrugada ajetreada. Siendo asistente de Gojō la castaña podía espe...