XXIX

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Sus manos sudaban y su pulso incrementaba a medida que los minutos pasaban. Sabía que sería una mala idea ir hasta allí, pero sus impulsos la arrastraron a esa puerta sin poder evitarlo. No tenía ni la menor idea de lo que diría, pero si de algo estaba segura era de su ingenio para sacarse las cosas del pecho... En algunas ocasiones. Golpeó nuevamente la puerta con sus nudillos esperando obtener respuesta esa vez. Si no lo hacía, volvería a casa y le pegaría a Shoko por haberla puesto en esa situación.

Su superior, Shoko, llegó a su casa muy temprano en la mañana. Entre gritos y reclamos, la hizo entrar en razón sobre lo de Nanami y la realidad a la que debía enfrentarse. Encima de eso, cumplió con su juramento de pegarle tan fuerte que la dejaría dos minutos en el suelo y le pegó tremendo golpe que le dejó la mejilla inflamada y rojiza. Fue gracias a Shoko que Nara se vistió y salió de la casa a toda prisa hacia el apartamento del rubio. Tenía solo un par de horas para hablar con él, luego iría con Yaga y con el director Gakuganji para explicarles toda la situación y el plan que estaba por llevar a cabo al día siguiente. Quería dejar las cosas claras y también sacar a los estudiantes, a Mei Mei y a Nanami del panorama. Estaba consiente de que sus acciones conllevarían un castigo y no quería que ellos sufrieran también las consecuencias. Así que iba a asumir toda la culpa y decir que ella los forzó a participar de su idea de cuidar a los niños y a mantenerlo en secreto. Probablemente, ella terminaría siendo expulsada de la escuela, pero a esas alturas poco le importaba. Solo saber que Yuji estaría a salvo era suficiente para ella.

—Nanami —llamó y al no recibir respuesta, dejó caer los hombros.

Dispuesta a marcharse giró sobre sus talones acomodando el bolso en su hombro, mientras sacaba su celular. Estaba por llamar a Baji para preguntarle si sabía algo de Kento cuando levantó la vista y se encontró con este último bajando del ascensor. Al verla se detuvo de golpe, ella también lo hizo observando las fachas que cargaba el rubio. Jamás lo había visto con la sombra de una barba y mucho menos con su cabello desalineado y ropa deportiva. Llevaba sus lentes puestos y en sus manos cargaba bolsas del mercado llenas de comida ya preparada. La castaña tragó duro al ver como él se acercaba lentamente evitando el contacto visual con ella. Apretó sus puños armándose de valor pues ella era Nara, no una cobarde.

—¿Podemos hablar?

El rubio pasó por su lado sin siquiera voltear a verla y esa simple acción hizo que el corazón de Nara se estrujara. En silencio Kento abrió la puerta del apartamento para luego ingresar a este dejando la puerta abierta. Nara tomó eso como un sí y sonrió levemente tomando aire. Tras entrar, cerró la puerta a sus espaldas viendo como Nanami dejaba las compras sobre la barra de la cocina, seguido comenzó a guardarlas sin ver a la castaña. El silencio era tan molesto que Nara pensó que lo mejor era acabarlo lo antes posible o sino terminaría explotando.

—En la boda catalogamos la salida al centro comercial como nuestra primera cita, pero no lo fue —comenzó pensando que captaría la atención de Kento, pero este siguió en lo suyo. —Nuestra primera cita fue en casa. Decoraste la sala con velas de batería y con una manta en el suelo. Pasamos la noche tomando vino y hablando sobre nuestras vidas, mientras los niños dormían. Esa noche...

—¿De qué querías hablar? —La interrumpió abruptamente, mientras le daba la espalda. —¿Le pasó algo a los niños? —Preguntó guardando la leche en la nevera.

—No. Solo quiero aclarar todo lo que ocurrió entre nosotros.

—Eso ya está claro.

—Nanami —suspiró. —Quiero que hablemos.

—¿Sobre qué, Nara? —Preguntó girando hacia ella. —¿Sobre cómo me desnudo ante tí y tú solo buscas la manera de pasar a cualquier persona sobre mí? ¿Sobre eso quieres hablar? ¿O tal vez del cómo me das solo la mitad de ti, mientras yo te entrego todo? —Preguntó apoyando las manos en la barra. —¿Quieres hablar sobre cómo no parezco ser lo suficientemente bueno como Gojō? ¿O acaso del cómo yo me hice ilusiones contigo y tú ni siquiera pensaste si estarías conmigo al día siguiente?

Nana de hechiceros |Nanami Kento|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora