La ley de Piltover.

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Ha sido un día tranquilo.

Me desperté temprano en la mañana y me di una ducha, terminé gritándole enojada a Vi por tirar el acondicionador al piso y nisiquiera hacer el intento de limpiar, pero no contestó.

Finalmente me vestí con mi uniforme de siempre, tomé mi sombrero del armario y me preparé un café.

Vi aún seguía dormida, por lo que fuí a su habitación y la desperté pateandola de la cama, ella inmediatamente se quejó pero no le di importancia y le dije que no llegara tarde a la comisaría.

Regresé a mi cuarto para tomar mis llaves y antes de salir miré mi tocador.

Ahí, entre papeles y otras cosas, había una foto dentro de un marco de madera, una foto donde aparecía yo y Vi junto a un hombre peliblanco.

Me acerqué y la miré, un sentimiento de nostalgia invadió mi ser por unos instantes, recordando a aquel hombre que no creí que extrañaría tanto.

Al final dejé la foto cuidadosamente de regreso en el escritorio, di un suspiro y me encaminé a la puerta, no sin antes tomar mi fiel rifle francotirador para llevármelo conmigo.

Salí y Vi ya estaba comiendo un cereal, aún estaba más dormida que despierta, por eso mismo al llevarse una cucharada de su cereal a la boca terminó por tirarlo sobre ella, y nisiquiera reaccionó, simplemente volvió a tomar una cucharada y empezó a intentar comer.

Yo solo me reí en silencio y caminé junto a ella.

Caitlyn:Apúrate y no llegues tarde otra vez.

Vi:Si si, te veo luego. Dijo cansada.

Yo solo negué con la cabeza y caminé en dirección a la salida, no sin antes pasar por enfrente de una puerta cerrada.

El apartamento era bastante grande y bueno, lo suficientemente bueno para que una familia promedio viviera en el, y la razón detrás de eso es que aquí vivíamos tres personas.

Cuando Damian llegó con nosotros, muchas cosas cambiaron, al final le tuvimos tanta confianza y cariño que decidimos mudarnos los tres a este lugar, antes vivía en un departamento más pequeño con Vi, y realmente no había tanta necesidad de cambiarnos, pero al final lo hicimos.

Ese era su cuarto, y me aseguré de mantenerlo cuidado y limpio desde que se fue.

Solo di un suspiro nostálgico y reanudé mi camino a la puerta.

Salí del apartamento y pase unos cuantos minutos avanzando a paso tranquilo por los pasillos.

Llegué al elevador y entré para poder bajar, durante el trayecto pensé en mi plan para hoy.

Tendría que estar en la comisaría hasta las 8, después de eso podría patrullar un poco para finalmente regresar a casa y perder el tiempo en alguna otra cosa, probablemente pensando en algunos casos o rellenando papeles.

Todo eso me hizo recordar cómo eran las cosas hace años, cuando en lugar de regresar a casa a sentarme y llenar reportes para la siguiente semana, un energético peliblanco me recibiría en la puerta proponiéndole salir a tomar café a algún lado o simplemente hacerme compañía mientras hablábamos de cualquier cosa.

Eso dibujó una pequeña sonrisa en mi rostro, recordar esos tiempos me hacían sentir un poco mejor.

Finalmente el elevador se detuvo y salí, caminé hasta llegar a la recepción del edificio donde saludé normalmente al portero, después de eso salí completamente del lugar, era un edificio grande y de buena pinta, caro es verdad, pero el dinero no era mucho problema para mí, además, en su tiempo Damian logró convencer a Vi de no dejarme la renta a mi sola y ayudar con su parte, el también pagaba una parte, pero ahora que no estaba aquí lo dividimos a la mitad solamente.

El Eclipse [A League Of Legends History]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora